Capítulo 20

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Un año y nueve meses habían pasado desde que Sesshomaru vió por última vez a Kagome, estaba a punto de volverse loco, presionó a Kimon hasta el cansancio y no logró sacarle el paradero de la azabache. Kimon fue extraditado y encerrado en una cárcel de máxima seguridad, Sesshomaru pagaba a algunos reos para que se ganaran la confianza de este y trataran de sacarle información pero fue imposible; Kimon era muy astuto y nunca soltó prenda.
Tres meses después cayó otro narcotraficante pesado; Koga Wolf. Sesshomaru lo conocía perfectamente bien, había hecho tratos con él un sinnúmero de veces pero al ser enamorado de la Miko, estaba seguro de que tampoco le daría su paradero.
El agente Yöhei se las ingenió para que Sesshomaru pudiera interrogarlo sin que nadie se enterara y estaba solo tras el cristal, viendo y escuchando el interrogatorio hasta que recibió una llamada de Touga y tuvo que salir.
Sesshomaru vió el mensaje de su padre y cambió las preguntas.
-¿En dónde está la Miko?- demandó a saber.
-Oye, oye, oye... Estábamos hablando de...- decía el moreno pero fue interrumpido por el platinado.
-¿En dónde carajos está la Miko?!- gritó impacientemente.
-¿Quieres atrapar a esa perra? ¿No que era tu querida?- escupió con el ceño fruncido. -Idiota, trataste de atraparla de esa manera pero no te funcionó- se burló. -Pues ahora es la mujer del sarnoso, ¿Cómo ves?- su expresión facial denotaba un profundo dolor que a pesar de querer disimular, no pudo.
-¿La... La mujer de Inu..Yasha?- preguntó totalmente shockeado.
-Asi es- aseguró el ojiazul clavando su mirada en el piso. -Ellos se van a casar el próximo fin de semana- soltó.
-No, no, no, ¡maldita sea! Dime que es mentira!- demandó poniéndose de pie muy alterado.
-No lo es, Gringo... Ellos van a casarse- confirmó tensando la mandíbula. -Y tú, ¿Por qué te alteras? No me vas a salir con que te salió mal la misión y que aparte de no poder capturarla, también te enamoraste de ella- dijo el moreno.
-Dimelo Wolf, dime en donde está la Miko y te prometo que te sacaré de aquí- su corazón latía muy de prisa, un sentimiento terrible se apoderó de él y sus ojos se aguaron mientras miraba al moreno a los ojos, tragó saliva al no percibir respuesta y apretó los puños y dientes.
-Entonces sí estás enamorado de ella- soltó finalmente el joven de ojos azules, su problema no sólo era Inuyasha, presentía que su mayor competencia era el Gringo.
-Eso no es de tu incumbencia, solo dime lo que quiero saber- espetó el platinado poniéndose de espaldas al moreno, le dolía pensar en que la azabache se fuese a casar con ese don nadie.
-Sácame de aquí ahorita mismo y te diré en donde están, yo también deseo impedir esa boda- siseó con odio.
-No dejaré que te vayas, le avises a la Miko y me cagues la vuelta...- decía el agente al voltear nuevamente pero el moreno tomó la palabra.
-No seas idiota Gringo, yo no tengo nada que decirle a esa perra, ella decidió quedarse con ese sarnoso y él me debe una, estoy dispuesto a cobrarsela con sangre- espetó con el ceño fruncido, él había ayudado en el rescate de Inuyasha y pensó que este era importante para la Miko por que se estaba quedando sin hombres debido a los allanamientos y enfrentamientos en sus ranchos pero nunca se imaginó que ella fuese a aceptar una propuesta de matrimonio de ese bastardo.
-¿Piensas que te dejaré en libertad para que vayas y mates al sarnoso? Jumph!- Sesshomaru se sentó, el moreno negó con la cabeza y sonrió.
-Quiero ir contigo y mis hombres para ver como le rompes la cara al pendejo ese, lo único que te pido es que me dejes matarlo, si tu quieres y ella te acepta, puedes quedarte con ella, no me interesan las sobras de esa bestia- bufó el ojiazul con el ceño fruncido. El ojidorado frunció el entrecejo ante la última frase y tensó la mandíbula; odiaba pensar que ella se haya entregado a Inuyasha.
-Piensas matarme a mi también, ¿No es así? ¿Qué te hace pensar que iré solo y no con la DEA? Esto es un operativo oficial.- siseó el platinado, el moreno negó con la cabeza.
-Mi problema no es contigo, no quiero verla con ese imbécil, se que no irás con la DEA porque esto es algo personal, no oficial... Además, quiero ir con mis hombres porque ella está siendo resguardada por un chingo de cabrones, ¿En verdad piensas que tu y yo podremos contra su ejército?- demandó alzando una ceja.
-No sabes de lo que soy capaz- bufó con soberbia.
-Khe! Apenas eres un agente especial- se burló el ojiazul mirando la placa que pendía de su cuello.
-Eso es lo que tú crees- respondió con una sonrisa.
-Me importa un pito, yo solo quiero darle de baja al sarnoso ese- masculló con el ceño fruncido.
-Bien, dejaré que lo mates pero habla de una vez... ¿En dónde están?- inquirió nuevamente.
-Te lo diré cuando me hayas sacado- respondió despreocupado subiendo los pies a la mesa. -Por cierto, tráeme algo de comer, ya tengo hambre- el platinado puso los ojos en blanco y bufó fastidiado, su celular vibró y al ver la pantalla, leyó el mensaje de su padre.
-Me tengo que ir, prepárate Wolf- dijo sin verlo, el moreno asintió y sonrió antes de que el ojidorado saliera de la sala de interrogatorios. En el pasillo vió a Yöhei que volvía a la oficina de monitoreo.
-¿Ya?- preguntó al ver a Sesshomaru.
-¿Que no estabas escuchándonos?- preguntó con el ceño fruncido.
-No, tu padre me llamó para cuadrar lo de la extradición, ¿Wolf soltó la sopa?- cuestionó.
-No, ese bastardo no quiere hablar, talvez lo haga ante una corte norteamericana... ¿Vamos por un café?- propuso, Bankotsu asintió y ambos salieron del edificio.
Días después, el ojidorado cuadró todo; desactivó la cámara de la celda de Koga, y pagó al agente encargado de repartir libros para que le ayudara con el plan.
El agente entró a la celda y empezó a desvestirse, le entregó el uniforme al moreno y asintió. El moreno se vistió rápidamente y luego le dió un fuerte golpe en la cara que le rompió el tabique nasal. Tomó el arma y las llaves del oficial y caminó con el carrito lleno de libros hacia la biblioteca, lo dejó afuera y subió al ascensor, ahí se encontró con un par de agentes que platicaban amenamente y afortunadamente no le prestaron atención. Al salir del reclusorio, el platinado lo esperaba en una motocicleta Suzuki GSR , le entregó el casco y se fueron velozmente.
-Vas a llevarme a mi rancho ahora mismo- ordenó el joven de ojos azules encañonando al ojidorado.
-¿Si sabes que son balas de salva, No?- dijo el platinado sin bajar la velocidad.
-¿Que? ¿Me escapé de ahí con una pistola llena de mierda?- miró el arma y frunció el entrecejo.
-No iba a exponerme y tampoco iba exponer al agente que te envié- soltó despreocupado.
-Vete a la verga!- espetó el moreno, tiró el arma a un lado de la carretera y el ojidorado aceleró aún más.

EL CÁRTEL DE LA MIKODonde viven las historias. Descúbrelo ahora