CAPÍTULO 16

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Se dieron las 12 del mediodía, el coludo negro con franjas verdes aterrizaba en el rancho shikkon, dos tipos iban a bordo; uno de ellos era el piloto, el otro era un extraño muchacho con vestimentas militares, tal y como vestían los hombres de Kimon. Inuyasha conocía a todos los hombres de Kimon pero este parecía ser nuevo pues no lo recordaba.
Los hombres de la Miko tenían listo a "Sesshomaru" la orden directa era entregar al sujeto a los colombianos, más nada, pero como buen sabueso; Inuyasha se las olió.
-Aqui está Taisho- dijo con desconfianza mientras empujaba al ojidorado que tenía múltiples golpes y escoreaciones en diferentes partes del cuerpo, producto de la golpiza y tortura de la que había sido víctima a mano de los hombres del cártel.
-¿Cómo sabes que es Sesshomaru Taisho?- inquirió el paramilitar con el ceño fruncido.
-Tiene documentos, los demás le llamaban jefe y ya investigamos su placa, es Taisho- aseguró el ojidorado con una sonrisa ladina.
-Perfecto, súbelo- respondió el colombiano, volteó y asintió al piloto. Inuyasha jaloneó al agente Taisho y lo obligó a subir al helicóptero, luego subió él.
-¿Y a este carechimba quien lo invitó?- demandó el sureño evidentemente molesto.
-Este cabrón significa mucho para la patrona, no voy a entregartelo así por asi- espetó Inuyasha con el ceño fruncido.
-Ese no era el trato- Gruñó el colombiano.
-Las cosas han cambiado colombianito, aceptas que vaya y le entregue el paquete personalmente a la patrona o aquí mismo lo mato- escupió el ojidorado encañonando al agente Taisho.
-Esta bien- siseó el paramilitar no muy convencido , pero le convenía.
-¿No vas a preguntarle a tu jefe?- preguntó el platinado con cierto recelo.
-Ya suponíamos que no nos iban a entregar a este gonorrea sin tanto revolú, guarda ese fierro que se te puede escapar un tiro y ya muerto no nos lo reciben pues- recomendó el colombiano subiendo al helicóptero.
El helicóptero despegó con 4 hombres a bordo; los dos "colombianos", Inuyasha y el agente Taisho. Después de unos minutos, el joven "Colombiano" q iba junto a Inuyasha, sacó una 9 milímetros y lo encañonó sin darle tiempo de nada.
-Quie.. quieto Inuyasha- el ojidorado se tensó y trató de sacar su arma pero el "Colombiano" afincó más el arma.
-Ya me lo imaginaba- siseó frunciendo el entrecejo. -Ustedes no son hombres de Kimon- completó. El uniformado lo desarmó y sonrió para luego avisar por radio que todo estaba en orden; esa fue la señal para que los hombres en tierra continuaran con la fase dos del plan.
-Gracias Jakotsu- dijo Touga repentinamente.
-Son de la DEA!!!- exclamó Inuyasha. -Son de la DEA, Salgan de ahi!!!- repitió. Jakotsu apretó los dientes y golpeó al ojidorado, lo revisó y entonces se dió cuenta que este traía un radio comunicador.
-Mierda!- espetó el agente Jakotsu sin dejar de apuntar con su arma.

////////////////// (Rancho shikkon) ///////////////////

-Mierda! Es la DEA! Larguemonos de aquí!!!- ordenó Kikyo. Los hombres en el rancho subieron a las camionetas blindadas y fuertemente armados se dispusieron a abandonar el lugar.
Un helicóptero que sobrevolaba el área, al ver el movimiento en el rancho avisó a los hombres en tierra que el objetivo estaba en movimiento y con ayuda de un dragunov mataron a varios hombres de la Miko. Kohaku se negaba a irse, les pedía a sus compañeros que no se fueran y que les hicieran frente al ejército pero nadie estaba dispuesto a quedarse, sabían de que si habían armado un operativo de tal magnitud era por que venían con todo.
-Vayanse a la verga! Yo me quedaré hasta el final como lo hizo el pájaro negro!- espetó el joven preparando su bazuca.
-Estas loco! Vámonos, la Miko nos va necesitar cuando vuelva!- gritó Kikyo desde dentro de la troca.
Kohaku frunció el entrecejo, apuntó al helicóptero y con una sonrisa ladina disparó... El helicóptero voló en mil pedazos tras la explosión. Las sirenas se escucharon relativamente cerca y Barritos bajó del vehículo, jaló al joven necio y lo obligó a subir a la camioneta para luego pisar a fondo el acelerador.
Llegaron hasta el tercer anillo de seguridad y ahí estaba el convoy enfrentándose contra los hombres de seguridad y los muchachos que habían salido primero del rancho.
Kikyo y Kohaku bajaron del vehículo con sus AR15 y empezaron a disparar a los agentes.
-Son demasiados!- reconoció la pelinegra cubriéndose en la troca.
-Nos la van a pelar- escupió el muchacho saliendo brevemente para disparar.
-¿Qué vamos a hacer Kohaku? Tienen a Inuyasha!- dijo la chica saliendo a disparar.
-Ya valió madres Barritos, ese compa está en el aire y no podemos hacer nada- respondió mientras disparaba el AR15. -Cubreme- solicitó saliendo y desplazándose hacia donde se encontraba resguardado Shippo a unos 20 metros.
-Bienvenido a la fiesta!- exclamó el pelirrojo con una RPK en las manos y cubriéndose en la camioneta.
-Dame una de esas- pidió Kohaku; ya no traía municiones. Shippo abrió la puerta del conductor y sacó la ametralladora livina, se la entregó a su compañero, cambió el magacín tipo caracol y ambos avanzaron hacia el frente.
El sonido de las ráfagas era ensordecedor, Barritos no pudo escuchar cuando le gritaban que se moviera de ahí... Le habían lanzado una granada, en ningún momento la vió y la hermosa joven de cabellos finos voló.
-Kikyo! Kikyo!! Kikyo!!!- gritó Shippo sumamente consternado, la novia de su mejor amigo acababa de morir. El joven pelirrojo gritó furioso, apretó su arma y con admirable valor, corrió hacia el enemigo, llegó hasta la patrulla más cercana y rafagueó a todos los agentes de la DEA. Dió la vuelta, rodeó el vehículo y les cayó por detrás al grupo de militares, ni tiempo les dió de voltear, el pelirrojo los envió al otro mundo bajo el lema de la Miko; rápido y sin errores.
Kohaku le alcanzó y juntos le dieron muerte a varios policías, tomaron las armas de estos y se dieron a la fuga en una Chevrolet blindada, varias camionetas ocupadas por sus compañeros le siguieron y lograron escapar de los oficiales.

////////////// (Selva Colombiana) /////////////////

La tormenta eléctrica finalmente había cesado, una llamada le confirmó a Sesshomaru el éxito del operativo, ya no habían más excusas para permanecer en Colombia ni para mantener con vida a la Miko.
-Hasta nunca maldita perra- siseó con odio, apuntó directo a la cabeza de la joven mientras ella permanecía serena.
-Jálale- susurró resignada; ya no tenía nada que perder y debía pagar por su fatal error.
El ojidorado frunció el entrecejo y apretó los dientes, había algo en su corazón que no le permitía jalar del gatillo. Repentinamente se empezaron a escuchar voces que llamaban a la joven; seguramente eran los hombres de Kimon.
-Mikooooo, ¿estás por aquí? Mikoooo, Gringooo- el ojidorado maldijo por lo bajo y metió la escuadra en su cintura para luego tomar el AK y salir del cobertizo como alma que lleva el diablo.

EL CÁRTEL DE LA MIKODonde viven las historias. Descúbrelo ahora