CAPÍTULO 3

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<<DEA>>

-Maldita sea! Cómo está eso de que no pudieron capturar ni siquiera a uno! Ni un solo hombre! Ni un solo kilo! ¿Qué demonios pasó Taisho?- el peliplata estaba sentado y en absoluto silencio en la oficina de su superior. -No vas a decirme nada Taisho?- demandó a saber sumamente furioso.
-Todo está en el informe, señor- escupió sin mirarlo.
-No, no todo está en el informe, ¿por qué no pediste refuerzos?  sabes de que no habríamos tenido tantas bajas si hubieses solicitado apoyo aéreo ¿no es así?- el ojidorado ni se inmutó. -Con un carajo Taisho! ¿En qué demonios estabas pensando?- finalmente sus miradas se encontraron.
-Tienes razón, Totosai, todo es mi culpa, pensé que podríamos incautar la droga y acorralarlos pero no fue así, estaban fuertemente armados y nos estaban esperando. No quise pedir apoyo aéreo y no fue un error prescindir de ello- admitió.
-¿por qué?- demandó a saber el viejo mientras se dejaba caer con frustración en su silla.
-De haberlos enviado a inspeccionar antes de meternos al mar, los habríamos puesto en sobre aviso señor- respondió frunciendo el entrecejo.
-¿Y eso qué? Al menos habríamos logrado detenciones!- alegó el anciano golpeando la mesa con sus manos.
-No es así!- discrepó. -Cuando te digo que estaban fuertemente armados es por que lo estaban; traían una maldita basuca, fácilmente habrían podido derribar el helicóptero- negó con la cabeza y pasó sus manos por su rostro.
-vete a descansar Sesshomaru- ordenó tomando el informe que este le había llevado. El peliplata se puso de pie y se dispuso a salir pero antes de que saliera, Totosai le habló. -Espera, ¿Quién es "Miko"?- inquirió.
-No lo sé, al parecer había una mujer en una de las lanchas, solo la escuché gritar... Supongo que la herimos y pues... Los hombres le llamaban Miko- respondió. El jefe le indicó que podía irse y así lo hizo; necesitaba un buen baño y descansar.

/////////////// (Rancho Shikkon) ////////////

-Kyaaaaa!- el grito se escuchó por toda la casa.
-Señora por favor, deje de moverse- ordenó el joven de cabellos plateados mientras pasaba el algodón empapado en alcohol por el pequeño orificio de bala.
-Maldita sea! No me digas que hacer y no me sigas llamando señora si no quieres que te meta un tiro entre ceja y ceja!- gruñó la joven patrona.
-Discúlpame Kagome, es que aún no me acostumbro a tutearte- se excusó el joven antes de soplarle.
-Pues más vale que te acostumbres, no soy una vieja para que me trates de esa manera... Kyaaaaaaaa!!!- Inuyasha frunció el entrecejo.
-Te llamo señora por respeto, no por que seas vieja- dijo en un susurro mientras limpiaba la herida con mucho más cuidado y soplaba. Kagome suavizó su expresión y se sonrojó al notar las consideraciones del peliplata.
-Llámame Kagome y... Cre.. creo que así está bien- dijo mirando su brazo.
-Menos mal fue en el brazo y no tocó el hueso, de haber sido aquí...- tocó el abdomen de la joven, abrió los ojos como plato al darse cuenta de su atrevimiento y apartó la mano. -Perdón, yo no...- titubeaba nervioso.
-Ponme la venda- ordenó la Miko, apartando la cara, estaba un tanto sonrojada.
El celular sonó e inmediatamente ella tomó la llamada.
-Onigumo!- exclamó.
--*¿Cómo estás Miko? Supe que te hirieron en el brazo*-- la joven sonrió y agradeció a Inuyasha en un susurro.
-Estoy bien, aún me cuidan desde arriba- bromeó.
--*Me alegra mucho... Bueno, estoy enviándote el dinero acordado*-- informó.
-Excelente, seguimos en contacto- colgó la llamada y vió la expresión interrogante de su hombre de confianza. -¿Qué?- demandó a saber arqueando una ceja.
-¿Cómo que qué? ¿Qué te dijo?- inquirió muy serio.
-¿Que me dijo de qué?- cuestionó sin entender. -¿Me estás pidiendo cuentas?- preguntó desafiante.
-Como crees! Me refiero a que nosotros nos íbamos a encargar de la entrega y él de encontrar al sapo ¿Te dijo algo sobre eso?- ella negó con la cabeza haciendo bufar al peliplata con fastidio. -Miko, tienes que tener muy claro de que cosas como estas no las puedes dejar pasar por alto, mis hombres y yo te servimos con la misma lealtad con la que le servimos al pájaro negro pero,  no puedo decir lo mismo de tus "socios"- advirtió, dió media vuelta dirigiéndose a la puerta.
-Lo sé Inuyasha, agradezco mucho tu lealtad- respondió antes de que el joven saliera. Suspiró y se sumergió en sus recuerdos.

EL CÁRTEL DE LA MIKODonde viven las historias. Descúbrelo ahora