4. Vecino.

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Me levanté sobresaltada, todavía seguía vestida, pero no estaba en mi departamento,agarré mis zapatos y salí de la extraña habitación, cuando me encontré a Bruno con ropa deportiva.

-Buenos días dormilona.- me ofreció una taza de café.

-Acaso tú y yo tuvimos algo.- no agarré la taza.

-OH no tú te quedaste dormida, bebiste demasiado.- se encongió de hombros.

-Bien, bueno gracias por todo, debo irme.- caminé hacia la puerta cuand Bruno me agarró por la muñeca.

-Acaso ni el número me vas a dar, vamos nena me debes un acostón.- me gruñó, me sacudí de su agarré.

-No soy tu nena y no te debo nada cerdo.- reventé una palmada en su mejilla y salí de ahí.

No hay ningún hombre bueno o caballeroso por qué sólo piensan en sexo, al menos ya vi que La B no sirvió. Llegué al complejo de departamentos y estaba realmente cansada, iba abrir la puerta cuando vi que no estaban las llaves en la bolsa que llevaba, las había olvido, le di un puñetazo a la puerta que dolió en gana y solté una chorro de maldiciones, cuando escuché una puerta abrirse.

-Disculpa, te encuentras bien.- era una voz varonil, me volví para maldecir al entrometido, pero me quedé perdida.

Un escultural cuerpo se asomaba por la puerta, con dos serpientes cascabel rojas tatuadas en su pecho y rodeaban su clavícula y en medio tenía un diamante turquesa,  y las colas de las  cascabel salía por el ojo de unas calaveras que tenía tatuadas en cada hombro de sus brazos, sus ojos eran verdes y su cabello castaño estaba desordenado. Era un vecino guapo.

-Puedes volver a la tierra.- me sonrió el vecino, sacudí la cabeza.

-Lo siento, si estoy bien, es sólo que se me olvidaron las llaves y mi hermano no está en casa.- me revolví el cabello.

-Ya veo,si quieres puedes pasar y llamar al cerrajero para que te abra la puerta.- señaló con su pulgar su departamento.

-Eres amable, gracias pero.- gracias a Dios James apareció.

-Eres una idiota como no vas a traer llaves.- me gritó y ni siquiera le dio importancia que tuvieramos compañía.

-Lo siento, podrías dejar de gritarme y abrir la maldita puerta.- le grité de vuelta, James abrió la puerta y se metió. -Lo siento, él es mi hermano, lamento que hayas visto esto.- dije apenada.

-Tranquila, por cierto Soy Dusty.- se apoyó en la puerta.

-Soy Zôe.- le sonreí y me metí al departamento.

James estaba preparando el desayuno, eran las nueve de la mañana.

-Puedo saber donde Putas estuviste toda la noche.- se sentó en el sofá.

-Fui a un bar y bueno me fui con mi cita a su casa, James tego 28 años no soy una niña.- le alcé la voz.

-Pues deja actuar como tal y sé responsable.- me regañó.

-No me vengas jugando de maduro.- lo regañé de vuelta.

-Lo siento, es sólo que no he dormido toda la noche por el trabajo.- se disculpó.

-Pues maneja tú caracter.- le espeté y me fui a dormir.

Mi telefonó me despertó, era June.

-Que quieres June.- suspiré.

-Quiero un tatuaje, alistate pasaré por tí.- colgó.

June era impredecible, cuando quería algo lo conseguía y era loca, Cam siempre dijo que eso era lo que mantenía la relación de ellos tan estable, las ocurrencias imprevistas de June, ellos se amaban y él le daba lo que ella quisiera, me alisté me puse unos vaqueros y unas zapatillas y escogí una blusa de rayas. Tocaron la puerta, así que sali

-Hola Idiota.- June saludó a James.

-Hola estúpida.- la abrazó.

Ellos se querían a su manera. Teníamos años de conocer a June.

-Wow te ves como mierda Zôe, mala noche supongo.- me sacó la lengua 

-Sí mala noche, bien vamos a donde quieras ir.- me encogí de hombros, June asintió y se despidió de James y salimos. En el auto le pregunté.

-¿Por qué un tatuaje?

-Por que quiero hacerme otro.- me dio mirada tierna.

-Tienes tres, ya estás muy marcada.

-Lo sé, pero es una sorpresa para Cam.- dijo con un suspiro.

-Entiendo.- le dije aburrida 

Llegamos a la tienda, era pequeña pero famosa, tenía estilo rockero.

-Jake.- gritó June y salió corriendo donde se encontraba su tatuador.

-Hola pequeña, vienes por otro.- Jake la abrazó.

-Sí voy a ver que me hago.- June se fue a ver el catálogo de tatuajes.

-Y tú pequeña, al fin piensas hacerte uno.- Jake me dio un guiño.

Negué con la cabeza. - No Grandote, no todavía.- me senté en las sillas de la sala de espera.

-Bien Jake, ya sé que hacerme.- aseguró June. -No te muevas Zôe ya vengo.- agregó.

Asentí, June se metió y empecé a ojear las revistas de tatuajes  que tenían en la tienda, escuchaba las maquinas zumbar y las adolescentes que entraban para hacerse sus primeras marcas permanentes.

-Es lindo.- escuché chillar a mi amiga y rodee los ojos. Después de casi media hora esperando June salió.

-Gracias por acompañarme.- me dijo y pagó por su nueva obra de arte.

-Bien quiero verlo.

-Bien mira.- se volteó, tenía un pequeño hermoso árbol de cerezo detrás de su hombro.

-Es hermoso.- logré decir perpleja.

-Lo sé, lo amo.- dio saltidos y enganchó su brazo con el mío, nos despedimos de Jake y salimos.

Por primera vez en mi vida quería un tatuaje 

El Abecedario de ZöeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora