La cosa de que te llegue el fin de año en un psiquiátrico es una pasada. El hospital psiquiátrico de Occidente estaba prácticamente en medio de la nada, no había casas alrededor, no había colegios, no había nada, solo kilómetros y kilómetros de pura zona verde.
Era el 31 de diciembre del 2016, cuando Adam, Val y yo estábamos en mi habitación compartida con Val y observábamos como a lo lejos se veían los fuegos artificiales estallar en el cielo cuando dieron las doce de la media noche. No escuchábamos a nadie gritar de emoción, todos estaban dormidos, excepto por nosotros, quienes estábamos pegados a la ventana abarrotada observando las luces en el cielo.
—Joder —exclamó Adam mientras encendía un cigarrillo.
—Feliz año nuevo, chicos —les dije a ambos con una sonrisa, ellos me la devolvieron.
—Estoy segura de que este va a ser un año de mierda —dijo Val.
—Como siempre tan positiva ¿eh? —le dijo Adam mientras exhalaba el humo con una sonrisa.
Me reí.
—Seamos positivos, este año, puede ser nuestro año.
—Ah, por cierto, ya son las doce así que... Feliz cumpleaños, tonto —Val felicitó a Adam con unas palmaditas en la espalda.
—¡Ay! —exclamé al recordarlo— ¡es cierto, feliz cumpleaños, Adam! —lo abracé.
—Oficialmente ya tienes dieciocho.
—Que emoción —contestó sarcástico.
—¿No te emociona tu cumpleaños?
Él suspira.
—No desde la muerte de Matt.
Joder, se me había olvidado, hace dos años, el hermano mayor de Adam, Matt, falleció en el cumpleaños de Adam y desde entonces, no lo celebra.
—Joder... Eso sí que es deprimente.
—Lo siento, Adam, se me había olvidado —lo tomo de la mano y él me sonríe.
—No importa, Mary, además ¿Quién quiere celebrar su cumpleaños dentro de un maldito psiquiátrico?
—Eso es cierto —Val le dio la razón.
—Seguro va a ser un cumpleaños de mierda, igual que este fin de año —masculló mientras se ponía el cigarro entre los labios y observaba el cielo.
Adam no lo sabía, pero Gus, Val y yo, le habíamos preparado una pequeña sorpresa, más bien, un pastel sorpresa. Sabíamos que él no celebraba su cumpleaños porque se lo recordaba a Matt, pero no queríamos que se lo pasara deprimido todo el día.
•••
Gus no solo había llevado el pastel, sino que, también le había llevado a Adam uno de esos gorros de cumpleaños, Val le decía en modo broma: "Te ves tan dulce", mientras él le hacía mala cara y Gus y yo repartíamos el pastel de chocolate que le había traído.
—¿Por qué te lo quieres quitar? —decía Val— si te ves jodidamente tierno, tío —se burló.
—Ja-Ja-Ja —masculló Adam mientras le mostraba el dedo de en medio y ella se reía aún más.
No los malinterpreten, Val le tenía aprecio a Adam y él a ella, y si había algo que esos dos tenían muy en común; era su humor pesado, aunque a Gus y a mí nos divertía verlos pelear.
—Creo que esto es lo mejor que he comido desde que llegué —decía Val con un trozo de pastel en la boca.
—Y esto es lo mejor que he comido en toda mi jodida vida —respondió Adam— gracias, tío —se dirigió a Gus— en serio.
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Ver volar la cometa (Rosas Negras #1)
Teen FictionAdam creció en una familia problemática, con tres hermanos menores y un hermano mayor, él y su hermano Matt tuvieron que hacerse cargo de su familia desde niños. Comiendo de la basura y viviendo con dificultad. Luego de pensar que estaban por tener...