Tu angel

Pesadillas

-Sabes hijo, eres muy especial-dijo Azteca acariciando la mejilla de su hijo.

-Te amo mami Azteca-el chiquillo abrazo a su madre pero pronto todo empezó a tornarse color rojo y todas esas imagenes de aquella mujer en el suelo, muerta.

-¡Mamá!-el mexicano se despertó de sopetón con lagrímas en sus ojos, todo había sido un sueño, estaba temblando y no dejaba de sudar aunque hiciera mucho frío y el viento helado se colara por la ventana.

En seguida tirito de gracias al clima, se volvío a tapar hasta la cabeza y trató de calmar sus nervios. Habían pasado 10 años o más desde la muerte de Azteca, debio de haberlo superado desde hace rato pero, le molesto que como nadie reclamo el cuerpo nadie la enterro. Hizo una tumba simbolica a unos cuantos metros del prostilubio que por cierto había sido quemado hace unos años y cada 28 de diciembre iba a estar con su madre, a platicar con ella y a acompañarla, pero siempre, 5 días antes tenía constantes pesadillas de recuerdos con Azteca, recuerdos hermosos que se manchaban con la sangre de la muerte de su madre, siempre eran esas mismas imagenes al final pero siempre se asustaba de la misma forma, nunca se acostumbro.

Se limpio las lagrímas con las mangas de la sudadera y suspiro temblando, estaba triste y eso no le gustaba.

-Solo 6 días más-murmuro con un hilo de voz.

Las pesadillas siempre cesaban al día siguiente despues del aniverario de muerte de su madre, cosa que se le hacía extraño. Algunas personas diran que lo impacto ver todo eso pero no debería tener sueños distintos, con lo único que soñaba frecuentemente eran escenas bizarras de una vida pasada o quizas un futuro.

No pudo reconciliar el sueño, y estuvo rodando por toda la cama hasta que Rusia abrío la puerta para despertarlo. Cosa que le gustaba y a la vez odiaba.

-México, despierta-dijo el eslavo sacudiendo el pequeño cuerpo del latino.

-Ya voy-se destapo dejando ver sus ojeras algo grandes y una cara de; a quien diga una pendejada lo puteo.

Estaban desayunando pan tostado y mermelada con café, quiza podía se sencillo pero tenían la compañía del otro y aunque México no estuviera seguro de sus sentimientos hacia el ruso, disfrutaba estar con él.

-Ayer dijiste que tu madre no ponía atención a los momentos importantes-dijo el mexicano llamando la atención de Rusia-¿Qué clase de momentos importantes?-pregunto dudoso.

El eslavo entrecerro los ojos tratando de recordar.

-Como...ahora-dijo el ruso.

-¿Ahora?-el latino ladeo su cabeza confundido.

-Si, ahora-respondio.

-¿Por qué?-pregunto México.

-Porque estoy contigo México, por eso es especial y nadie esta poniendo atención-le acaricio la mejilla haciendo que se sonrojara notoriamente-O almenos nadie pone atención a lo que yo pienso-lo miro de forma cariñosa.

El amante del tequila estaba por responder pero el timbre sono insistentemente, haciendo que ese momento tan bello se rompiera, chingada madre.
México fue a abrir la puerta, encontrandose con Brasil y Bolivia, el brasileño tenía un ramo de flores mientras que Bolivia solo veía a su alrededor mientras sostenía un peluche viejo.

-¿Brasil?-el recien nombrado se lanzo a abrazar al tricolor, el mayor lo cargo y le dio algunas vueltas mientras que Rusia observaba todo eso con un aura oscura.

-Te había dicho que sin abrazos-dijo el mexicano molesto tratando de separarse de el de bandera verde quien solo le dio un beso en la mejilla haciendo que se sonrojara-Llevo 3 años diciendote que no me des besos-lo separo molesto y el brasileño solo le revolvio el pelo, enserio que Brasil era un idiota entusiasta.

Le entrego el ramo y entraron a la casa ya que Bolivia quería ver a Rusia y bueno, Brasil, Brasil quería ver a México. Los dos se quedaron en la sala mientras que el eslavo y Bolivia fueron a la cocina.

-Señor Rusia-la pequeña tomo un poco del pan que estaba en el plato de México recibiendo un uhum del ruso-Acompañara a México al aniversario de muerte de su madre ¿no?-eh! ¿aniversario de ....muerte? bueno, el latino había mencionado algo sobre que su mamá ya no estaba pero...nunca dijo que tenía un aniversario de muerte y menos cerca de Navidad o Año nuevo. 

-B-bueno, yo no sabía sobre el asunto-dijo algo triste, eso significaba que México no le tenía tanta confianza y...pero que estaba pensando, obvio que no, ni han cumplido el mes de vivir juntos y ya quería que México le contara sobre su vida personal.

-No te preocupes, estoy segura de que México te dira-la niña le sonrío, y bueno, ese mensaje venía de una niña inocente de 6 años, era díficil tomarlo en cuenta.

Cunado Brasil se fue junto con Bolivia, al mexicano se le había ocurrido salir. Rusia accedio gustoso, por supuesto. Salieron del edificio encontrandose a Don Pancraseo en la puerta fumando su pipa como de costumbre, los saludo y pensó lo mismo al verlos, amor joven.

-México mira una pista de hielo-jalo al recien nombrado al ver el sudodicho lugar donde varias parejas, amigos y hasta gente sola estaban patinando o aprendiendo ah.

-Y-yo no se como patinar-dijo el latino nervioso por el toque del ruso.

-Te ensañere-lo arrastro hasta donde rentaban los patines, rento un par y ayudo al mexicano a colocarse el dicho calzado.

Cosa que no le gusto mucho al tricolor, solía hacer las cosas a su manera pero Rusia parecía que estaba haciendo que cambiara esa ideología cosa que le asustaba porque fue lo mismo que paso con Canadá y no termino con una linda noche a la luz de las velas.
El ruso lo guío hasta la pista, y entro el primero, avanzando un poco para luego extender la mano en señal de que el latino la tomara, dudoso la tomo y el eslavo lo jalo haciendo que entrara a la pista. Las piernas le temblaban demasiado y sentía como en cualquier momento caería de senton, torpemente trato de avanzar, pero al no tener la poscision correcta se resbalo haciendo que se aferrara más a su "amigo", asustado trato de volver para atrás pero no podía ya que tampoco sabía como hacerlo.

-Esto fue una mala idea-dijo nervioso sosteniendo la mano de Rusia.

-Solo dejame ayudarte-el mexicano le dedico una mirada llena de temor y nerviosismo-Sin miedo al exito-nervioso asintio y dejo que el ruso se encargara.

Rusia enderzo sus pies, paso sus manos por su espalda haciendo que el menor se sonrojara y sacara pequeñas risas ya que le daba cosquillas. El sovietico enderezo su espalda y le sobo los hombros para que se relajara; empezaron a avanzar con lentitud pero el mexicano se tropezo y se volvío a aferrar a Rusia.
Lo volvieron a intentar esta vez teniendo exito y el ruso agarrando la pequeña cintura de México quien era como un niño pequeño, finalmente lo solto sin que el latino se diera cuenta y siguiera por su cuenta. En el camino el amante del picante choco con alguien, que lo agarro de la cintura para evitar una caída pero se resbalo y quedo con la cabeza rosando en el hielo y una pierna al aire.

-Lo siento yo...no te vi-enderezo al mexicano y admiro su rostro como si fuera lo más hermoso en ese mundo y es que para Corea del Sur, ese rostro era muy bonito.

-No te preocupes-dijo el tricolor acomodando su pelo, en eso llego Rusia que no se veía muy felíz por el reciente evento.

-México, ¿estás bien?-el mexicano asintio con una sonrisa, provocando un sonrojo en los mayores.