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antonia;

entramos a la clínica y fuimos a la zona de resultados de exámenes, mis manos sudan de una manera demasiado cuatica, y mi corazón latía a mil, mi abuelo me miro y yo solo le dije que no se sentara, que volvía al tiro.

—señorita, ¿qué necesita?.

—eh.. los resultados de maternidad de mateo muñoz—ella asintió y se paro a buscarlos.

mientras esperaba en el mesón hacía sonar mis largas uñas impaciente, siento que el tiempo pasa demasiado lento, y la enfermera no llegaba nunca.

diego;

tomé mi celular y salí rápido de la oficina, corrí al ascensor y apreté el número del estacionamiento.

al abrir las puertas del ascensor, corrí a mi auto, yo tengo que decirle a la anto esto, no puedo dejar que se entere sola.

mientras arranco llamo insistentemente a la anto pero no contesta, por la mierda.

por suerte la clínica esta cerca del trabajo, por lo que no me demoré mucho en llegar, lo estacione donde se debe y salí corriendo.

entré como un loco a la clínica, no necesita preguntar donde debo ir porque lo sabia exactamente, al llegar la veo recibiendo un sobre, y supe que había llegado a tiempo.

me acerqué lentamente a ella, y cuando levantó su mirada del sobre me vio, sus ojos se abrieron más de lo normal y me miro preocupada.

—¿qué paso?—preguntó ella, y yo solo atiné a tomarle las manos.

—abramos el sobre juntos—ella asintió con el ceño fruncido, nos sentamos en las sillas de la sala de espera en silencio.

—espera, vamos a otro lado, deja le aviso a mi abuelo que me voy contigo.

—no sabía que tenias abuelo..

ella me miro a los ojos e intentó hacer una sonrisa.—aun hay muchas cosas que no sabes de mi—y en el fondo, eso me llegó.

vi que se acercó a un señor muy parecido a su papá, cache que hablaban pero no se de que, el me miro, y le dijo algo, ella asintió se dieron un fuerte abrazo y se acercó a mi.

—vamos.

asentí y la lleve a mi auto.

—¿donde te gustaría ir?.

—vamos a esa plaza que íbamos cuando éramos pololos—le abrí la puerta del auto y luego entre yo.

salí de la clínica y maneje hasta aquella plaza, vamos en silencio, de vez en cuando la miraba, pero ella tenía su vista puesta en la calle, me dolía ver la angustia que se que esta sintiendo.

de repente hace algo que me toma por sorpresa, tomo mi mano y la apretó fuerte, sus pequeños toques siempre me dejan con el corazón en la mano.

tomé su pequeña manito y la bese, estaba helada, como siempre.

estacione el auto, y antes de salir, ella suspira, caminamos por el parque en silencio, esperaba que ella dijera donde se quería sentar.

apunto una banca, y nos sentamos.

mira el sobre en sus manos y luego me mira a mi.

—ok, necesito saber la verdad—abre el sobre rápidamente y saca el papel.

en ese preciso momento, tomo su mano, y ella lee, sus ojitos y su cara se van apagando, al igual que yo cuando leí los resultados.

miro el suelo durante unos minutos, yo no dije nada, no quiero a.hogarla, solo permanezco a su lado, dándole la mano, e intentado transmitirle todo mi amor y apoyo.

—yo.. en verdad creí que era mi hijo, en verdad creí que era nuestro hijo.. diego, yo amo al mateo, no puedo.. —y empieza a llorar, rompe en un llanto que me partió el alma.

me acerque lentamente a ella, pero fue más rápida y me abrazó, le acaricio su pelo tratando de no llorar, para poder estar 100% a ella.

se levanta bruscamente, y se limpia los ojos.

—vamos a tu departamento, ahora—la mire con el ceño fruncido, pero asentí.

nos devolvemos al auto y arranco nuevamente, ella mira la calle con la mirada perdida, sus ojos y cara no transmiten ninguna emoción.

entramos al departamento luego de estacionar el auto y ella me toma de la mano y me lleva a nuestra.. mi pieza, se saca sus zapatillas y poleron, yo la miro sin entender nada.

—haz lo mismo—dice muy bajito, pero dado al silencio que hay, pude escucharla.

me saque la chaqueta, y los zapatos horribles que debo de usar, me acuesto a su lado, y ella se acurruca en mi, siento como llora, la tapo con el cubre cama y le hago cariño.

me siento muy impotente ya que no puedo hacer nada para apaciguar su dolor, luego de un par de minutos, deja de llorar, y siento su respiración calmada, la miro y cacho que se durmió, me levanto lentamente para no despertarla.

me saco la camisa y los pantalones de tela para ponerme un buzo y una polera normal, me acuesto a su lado abrazandola cuidadosamente, e intento descansar, ya que no lo hago desde que se fue.

¡aweoná, yo aun te amo!. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora