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Diego.

Han pasado dos semanas en las que la he pasado muy bien con ambos, pude notar los grandes cambios en su persona, sin embargo su esencia sigue siendo la misma.

Hoy, estamos haciendo las maletas, y cerrando cada puerta de la casa, la miro, en sus ojos veo nostalgia, mira cada rincón de este hogar y sonríe. Tal vez se ve que soy egoísta, que la estoy obligando a ir a donde yo soy feliz, pero por como la conozco, si realmente no quisiera venir, me lo haría saber, nunca hace cosas que no le gustan.

Hace dos noches, estábamos sentados en su patio, le dije que no era necesario que nos fueramos si eso a ella no le hacía feliz, yo podía quedarme, porque aun que tuviera la empresa de mi papá a mi cargo, y todo lo que se supone que mueve mi vida en Chile, mi vida y mi hogar siempre serán a su lado, sea donde estuviera, ese era mi lugar, pero ella me dijo que quería irse, que este no era su hogar, su hogar era allá, y conmigo, tampoco estaba muy feliz aquí, se sentía sola, y quería que ese anónimo dejara de enviarle cosas.

Aun no me da la pasada por completo, aun me tiene en la mira, y sonará desubicado de mi parte, pero no tiramos desde que la encontré, y estoy desesperado, la deseo mucho, 4 años sin hacer nada más que masturbarme, así que tenerla aquí, a la única mujer que deseo no poder tocarla, es una tortura culia impresionante.

Pero fuera de eso, aun no puedo creer todo lo que me hace sentir, como con su sencillez me volvió loco, chocar con ella ese día lunes antes de que me tocará con el profesor Víctor fue suficiente para que todo comenzará, me parecía una mina super interesante, amo que sea impredecible, que me desafíe todo el tiempo, ella es ese sentimiento que nunca quise sentir, pero que me hace feliz.

Hablé una vez con mi papá de esto, me dijo que cuando vio a mi mamá por primera vez, se enamoró completamente, pero que no fue una conquista fácil, le dije que jamás me pasaría eso, y me contó que también decía lo mismo, pero ¿Qué pasó? Todo lo que tiene ahora.

Me contó todo eso cuando conocí a la Anto, cuando volví del campamento, yo ya sabía lo que sentía, pero me negaba a aceptarlo.

Me acuerdo que en uno de mis arranques de rabia que me daban cuando la Anto hacía cosas que me daban celos o yo la cagaba, mi mamá se me acerco, le dije que estaba destinado a estar solo, que nadie me querría, me dijo que aparecerá esa persona que me dará calma al mirarla a los ojos, me querrá y aceptará cada parte de mi, y si no aceptaba algo malo, no se iba, me incentiva a mejorar, llegará esa persona que me amará aun sabiendo que estaba más que jodido, pero se quedará.

—¿Por qué me miras tanto?—sonríe luego de preguntar y yo le sonrió de vuelta.

Y ahí lo supe.. ella era esa persona.

—Porque te amo mucho, y eres tan buena que me sorprende que seas real—le dije honesto.

Se sonroja, amo esa parte tan inocente.

—Ya es hora de irnos—asentí y recogí sus maletas, las lleve al auto que arrendé para estar aquí eso de los taxi's no son lo mío.

La Anto cerró la puerta con llave con el Mateo en brazos, ambos miran la casa, sus caras son de duda, podía sentir su inseguridad al dejar la casa, me asuste demasiado, no se mueven, no paran de mirar la casa, creo que no me va a elegir, podía sentir punzadas en mi corazón, ella no se acercaba nunca.

Antonia.

Eran dos etapas de mi vida muy importantes, y tenía dos caminos que podría tomar; seguir mi felicidad, tal vez no estar siempre con calma, tal vez no sea fácil al principio, pero ir con la persona que amo, o, quedarme en donde pude hacerme fuerte por mi misma luego de la gran herida que el causo.

Solo eran dos caminos, pero debo elegir uno, y sin dudas, el Mateo y yo escogimos al Diego, el es mi camino, el es mi futuro y mi presente, el lo es todo.

Miré a mi hijo para preguntarle una vez más.

—¿Listo?—lo mire fijamente.

—Listo—sonreímos.

Caminamos hacía el, y su mirada de calma y alivio es muy notoria, el Mateo lo abrazó, y yo, lo besé, eso lo sorprendió demasiado, pero no se negó, luego juntamos nuestras frentes cerrando los ojos.

—Eres mi vida, Diego—dije.

—Y tú la mía, Anto.

¡aweoná, yo aun te amo!. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora