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antonia;

no saben cuanto esperé para que el me dijera esto, cuantas veces lo soñé todos estos años teniéndolo lejos por mi propio bien.

pero lo cierto es que en todo este tiempo no he podido olvidarlo, sigo sintiendo lo mismo que cuando tenía 16 años, lo amo con cada pedazo de mi ser, sé que nunca podré perdonarle lo que me hizo, pero no puedo seguir negando algo que es más fuerte que yo.

—bájate—le ordené.

el me siguió dudoso, entramos a la gran casa, y lo llevé a mi pieza, verifiqué que el mateo no este porque no quiero traumas, cierra la puerta atrás de el y me mira confuso, me acerque a el cuidadosamente como si temiera romperlo, agarro sus mejillas, su mirada de estar ansioso, asustado, se ve como un pequeño cachorro vulnerable, y supe que aquí es donde debo quedarme.

—aquí, en la casa de mis abuelos, las personas más importantes en mi vida, en mi pieza donde tengo mis mejores recuerdos de la infancia—le acaricio mirándolo con el mayor amor posible.—te hago saber que eres el amor de mi vida, te necesito más que el aire—el me mira con los ojos cristalizados.—y quiero que seas el último—ríe mientras me da un beso y me toma en brazos.

—te prometo que seré el mejor pololo y papá que existe—asentí sonriendo.

siento una paz que no sentía hace mucho tiempo.

sonreí para mis adentros, conseguí al chico, al mino que miraba en secreto, el que siempre juré que no me pescaría, lo tengo entre mis brazos, previamente a que me dijera que me amaba y que quería que fuera la última.

los amores no son perfectos, no son de esos que siempre son color de rosa, a veces tenemos que equivocarnos en el camino, para poder ver si el amor vale realmente la pena.

está mal lo que hizo, pero todo se lo dejo al tiempo, no quiero seguir comiéndome la cabeza pensando en lo mal que es estar cerca de el.

ya no más voces negativas, solo quiero amarlo, y que el lo haga.


luego de nuestras declaraciones, nos acostamos en la cama a taparnos desesperadamente porque hacía mucho frío, y nos quedamos dormidos.

—mami ¿por qué está el auto de papá afue...—el diego y yo nos paramos al mismo tiempo abriendo apenas los ojos.—¡papii¡—se lanza a la cama y lo abraza.

—hola hijo—se tira a la cama como saco de papas.

—¿qué hora es?—miro el reloj de madera que tengo colgado en la pared al frente de mi cama.

las 9:37 a. m.

es sábado dios mío ¿por qué mi hijo se despierta tan temprano?.

—bebé, acuéstate, es super temprano—asintió y se acostó al medio de la cama.

cuando estaba apunto de dormirme, al diego lo llaman por teléfono.

—contesta po—me removí en la cama.

sentí que se paro, y luego el sonido desapareció igual que el diego.

con el mateo permanecimos en silencio, hasta que llega de nuevo con una cara pálida.

—¿qué pasó?—se puso sus zapatillas y camino rápidamente a la puerta.

—te cuento después, duerman—sonrió y luego desapareció.

diego;

me subí rápidamente al auto y aceleré, no podía creer lo que estaba pasando.

habían puesto una bomba en uno de los centros de luz de la empresa, por suerte no hay heridos.

visualicé al fernando hablar con los bomberos y me acerqué a el de inmediato.

—diego, al fin llegas, no ha pasado nada tan grave, se puede arreglar en menos de dos días, pero...—suspiró.— lo que te tienes que preocupar es del porqué lo hicieron—lo mire confundido.—ve a tu oficina, te dejaron algo—asentí y me esparcí entre la gente.

cuando por fin llegué, vi una caja roja en mi escritorio, me acerqué a ella y la abrí, retrocedí inmediatamente al ver lo que había dentro.

un corazón, quizás de quien, y una nota.

"¿su amor será tan fuerte? ¿se aman con todo el corazón? aun no me voy"

mierda.

¡aweoná, yo aun te amo!. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora