caminaba sin rumbo, la verdad ni cachaba donde estaba, y llamé –por un teléfono publico– a la persona que más confió.
fui a un café que me dijo, me senté y lo espere, luego de unos 10 minutos, llegó.
—hola pequeña, ¿cómo estas? tanto tiempo sin verte, te he extrañado muchísimo—sonreí al verlo.
—hola lucas, horrible, ¿y tu? y también te he extrañado muchísimo—el se sentó al frente mío.
—estoy bien, y muy feliz también de volver a verte, pero ¿qué pasó?—agaché mi cabeza.
—yo también estoy feliz de verte—hice una media sonrisa, suspiré y lo solté todo.
me escucha atentamente, en sus ojos no hay emociones, es neutro, siempre ha sido así, es un misterio saber que lo que pasa por su mente.
no pude evitar que se me salieran un par de lagrimas, a lo que el me las limpio.
al terminar me abrazó, y me acaricio la cabeza como siempre lo hacía cuando tenía pena.
—haremos lo posible para saber la verdad pequeña, desde hoy, te prometo que no dejaré que nadie más te lastime, nadie más te haga llorar o te destruya tanto como para querer huir, desde hoy te protegere como no lo hice antes—lo abrace fuerte y solloce.
es mi hijo, el es mi bebé, no se lo pueden llevar, no ahora que por fin encontró a su papá.
y de repente se me alumbró la campanita.
—cuando estuve en New York había una persona que me acosaba, realmente siempre lo ha hecho desde que llegue ahí, pero cuando llego el Diego se manifestó totalmente y me tiraba ladrillos con notas, y montón de cosas, hasta me llegan mensajes de amenazas..—le conté.
—pero a ver, ¿cómo que lo ha hecho desde que llegaste a New York? y ¿como que cuando llego el Diego? ¿estas con el?—ou esa parte se me olvidó.
—ehh si, estoy con el, o sea le estoy dando una oportunidad para ver si ha cambiado y ... ya pero eso no importa, y antes lo hacía porque me perseguía una camioneta negra, o un tipo totalmente de negro, no se quien era, ni se que es lo que quiere, tampoco se porque mierda me odia tanto—le conté y el asintió tratando de asimilar.
—ok, mira vamos a mi casa y vemos que puedo hacer para poder averiguar quien es—asentí y nos paramos.
al momento de pararnos me llega un mensaje, prendo mi celular y se me congela la piel.
si tu hermano intenta rastrarme, te juro que haré cosas que ni tu te imaginas, no me subestimes, maldita perra de mierda.
no quiero que mi hermano le pase algo, no si es por mi culpa.
—lucas, mejor no, tengo que ir al departamento a ver que onda, otro día ¿ya? te quiero—lo abrace y me fui rápidamente.
mientras caminaba pensaba en la oportunidad que le di al diego, y me decepcione yo misma de mi, no puedo volver con el después de haber estado 4 años reconstruyendome, intentando arreglarme por dentro, para tirar todo a la basura, todo mi esfuerzo.
además necesito pasar por esto sola, necesito mi soledad, necesito recuperarme sola, y el es el causante de todo mi sufrimiento, no puede ayudarme, es la persona menos indicada para hacerlo.
entre en el departamento y estaba oscuro, solo alumbraba las luces de afuera que entraban por el ventanal, cerré la puerta, y vi al diego sentado en el sofá, con la cabeza agachada y sus manos al rededor de su cabeza.
—diego, no puedo, no podemos..—se me quebró la voz, el inmediatamente levanta la cabeza y me mira.
—¿no puedes qué?..—me miro asustado.
suspiro, tomando una larga bocanada de aire y lo mire.—no puedo estar contigo, no puedo estar con la persona que me hizo sentir horrible, usada, y me hizo sentir insignificante, me costo mucho recuperarme, y no hablo de meses, sino de años, necesito estar sola, con mi hijo, lo siento, pero no puedo darte esa oportunidad—sus ojos se cristalizaron, lo podía ver aun en la oscuridad.
—antonia, no..—di media vuelta y fui a la pieza de mi hijo.
el estaba dormido, tome su mochila y guarde algunas cosas de el, luego fui a la mía, y guarde cosas en un bolso.
le mandé un mensaje al matías, avisandole que ya estaba lista y que solo debía bajar.
me puse la mochila, y tome el bolso, al darme vuelta veo al diego mirandome, caían lagrimas de sus ojos, empapando sus mejillas.
—anto.. no te vayas, no quiero perderte, no de nuevo, te prometo que he cambiado que no hay día en el que me arrepienta de la estupidez que hice, pero por favor no me dejes..—hablo acercandose a mi.
—diego, no puedo..—el negó interrumpiendome.
—si, si puedes, si quieres me voy, me voy del departamento y te doy tu espacio, pero no me dejes, dame una oportunidad, te necesito..—sollosa y me mira suplicante.
—entiendeme por favor, no es sano para ninguno de los dos, una gran parte de mi nunca podrá perdonarte, me hiciste algo horrible—el se me acerco y tomo mis manos.
—antonia, te amo, te amo como nunca he amado a alguien, me iluminas, mis demonios.. por favor—el lloraba mientras hablaba, y yo lo abrace.
su llanto se intensificó, hundió su cara en mi cuello, y yo acariciaba su espalda.
—lo siento mucho, pero debo irme, y tu podrás estar bien, también te amo, y estoy segura que no amaré a nadie más como te amo a ti, y también un parte de mi siempre te amará, pero cometiste un error terrible, y no puedo perdonarte..—.
—no.. no.. antonia, escúchame, por favor..—yo negué.
—cuídate, diego—le sonreí, o eso intente.
me separe de el, y salí de la pieza, entre a la del mateo, lo arrope y lo tome, escuchaba los sollosos del diego, pero me contuve, me parte el alma verlo así.
mire por última vez el departamento, y salí.
supongo que estoy haciendo lo mejor.
se q dije que tendría esta historia en pausa indefinida, pero creo hoy me sentí inspirada y actualice, lxs qiero muchis, espero lo disfruten uwu.
–besito en la mejilla;**
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¡aweoná, yo aun te amo!.
Fiksi RemajaLa Antonia, después de enterarse de la apuesta del Diego, y quedar totalmente destrozada, además de quedar embarazada, se va a otro país, a intentar reconstruir su vida, luego del caos que causo el Diego. Luego de 4 años buscando a la Antonia, por f...