🥀ꦿ ۫։ຼ ❝Hanahaki Disease❞ Rickorty

⨟༘🌻𖡄 ❝Breakfast❞

Se levantó del suelo con un dolor de cabeza muy fuerte, quizás por haberse quedado bebiendo la noche entera. Era una posiblidad.

Tosió mientras se acomodaba la bata sobre los hombros. Creyó entonces que escupiría un pétalo pero no le pasó, se alivió. Sus únicas ganas de vomitar venían de su borrachera. Lo hacía sentir contento de que no sea su amigo "Hanahaki" molestando tan temprano.

Todavía estaba en un estudio para predecir en qué momentos le pasaba. Estaba lleno de notas mentales.

—Rick. —Era Morty, asomándose por la puerta. ¡Ni siquiera tocó!—. Mamá hizo panqueques con formas otra vez, no te tardes en bajar.

Dijo eso y se fue tan pronto como llegó. Ni siquiera saludó con modales.

Por suerte, Sánchez estaba de espaldas. Porque sino lo habría visto atragantándose con algo que quería salir de su garganta. Era lo que más odiaba esos días.
Cerró los ojos con fuerza y se obligó a volver a tragarlo.

Se tocó la frente y muñeca para comprobar su temperatura y pulso: Ambos estaban elevados.

Soltando un suspiro y echándole la culpa a un mugroso resfriado, se peinó y se dispuso ir a desayunar. ¡Quería esos panqueques con formas!

Tal vez debía relajarse un poco y dejar de preocuparse. El jardín de flores creciendo y escapando de él no iban a ser su causa de muerte, siendo quién es, sería ridículo dejarse matar así. Los demás se reirían sobre su tumba, si es que sobreviven para encontrarla.

¿Conquistar el corazón de su enamorado? ¡Pan comido! Sólo había que encantar y persuadir lo necesario a Morty para que ni se entere de sus emociones. Sería una declaración indirecta que no expondria a su trasero como un puto raro. Una manipulación de sentimientos que no dejarí a nadie en una situación incómoda, excepto a él. Ya podía sentir el sonrojo en su cara. Quizás la resaca dándole fiebre.

Y si eso no lo salvaba de la agonía, tendría que recurrir a un plan más parecido al desenlace de una película de Disney. Pero eso no le gustaba... Son demasiado empalagosas.

Bajó las escaleras estirando sus brazos y dejando que el ruido de sus huesos llene sus oídos. Durmió en una pésima posición que ahora le castigaba.

Vio a la familia, y a Jerry, en la mesa. Beth estaba sirviendo el jugo.

Apuró el paso como niño emocionado y corrió a su asiento, adueñándose de la miel al instante.

—¡Excelentes como siempre! —exclamó sonriente y con la boca llena de la masa. Su hija se alegró.

—Pareces de buen humor, papá —comentó Beth, aprovechando su distracción para tomar la miel.

—¿Algo que decir? —dijo Summer, atenta.

—Sí, Rick, dinos las buenas. —Jerry intentó sumarse.

Morty sólo siguió comiendo, tranquilo al lado de su abuelo.

Pero él dejó de masticar y su tenedor se detuvo. Notó que estaba siendo observado por los demás. ¿Se veía tan feliz? Mierda, se dejó llevar.

—No es nada —respondió, seco.

Estaba tan tachado de viejo amargado que una sólida sonrisa de apariencia sincera lo condenaba a la atención de su familia. "¡Algo bueno debe haber pasado!" Pensaban, como si las alegrías de Rick fueran limitadas.

Se fijó en la reacción del castaño; ni se había movido. Quiso sonreír, ya que pensó que él no veía como alguien tan monótono. Se sintió orgulloso, pero--

—¡Papá! ¿Estás bien? —La rubia se levantó de golpe al verlo toser y empezó a golpear su espalda en un punto fijo.

Parecía estar ahogándose por los panqueques. Todos en la mesa abrieron los ojos, hasta Morty.

Y cuando el golpe clave dio contra el mayor, se quedaron mudos al ver tres pétalos rosas salir de la boca del abuelo. Eran fáciles de identificar, parecían recién arrancados.

Summer, Jerry, Beth y Morty, vieron con preocupación a Rick, esperando una respuesta que involucre haber comido flores. No se imaginaban otra cosa.

Él tuvo que fingir que eso era normal, intentando calmarlos y retirando los pétalos de la mesa con nerviosismo.

Empezaba a ser normal, y no debía.

666 palabras 👺