🥀ꦿ ۫։ຼ ❝Hanahaki Disease❞ Rickorty

⨟༘🌻𖡄 ❝Here, there and everywhere❞

Algunos títulos están inspirados en canciones de Los Beatles ♡

Beth y Jerry estaban intentando rescatar algo de su mísera relación. Esa noche acordaron sentarse en la mesa y tener una cena romántica para reavivar la chispa. Pero aún era temprano, así que el hombre de casa se hallaba en la cocina, vigilando el pollo en el horno. Rick pasó por ahí y no evitó saludarlo.

—Oooye, ¿vas con prisa? —preguntó el de delantal.

—¿Has visto a Morty? —Iba a ignorar esa pinta ridícula.

—Estaba en su habitación, creo que fue al patio. ¿Y-y puedes decirme por qué no asistió hoy a clases? Creo que ya hablamos de esto, Rick. ¡Debe quedarse en el colegio, no ir a tus aventuras de ciencia ficción!

—Sí, pero tengo prisa —dijo con indiferencia. Antes de desaparecer, tomó una manzana que ahí estaba.

Se fue en dirección al patio trasero.

—¡E-espera! —Pero el científico no esperó.

Dejó a Morty por un rato, ver florecillas crecerle de la piel no lo había dejado muy bien, se dejó unas marcas con las uñas por haberse arañado. Rick tuvo que ser sincero y confesar que se trataba de su culpa. ¿En serio? Sí, le contó acerca del Hanahaki. Quería decirle que confiaba en él plenamente, como familia, amigo, o amante. Incluso tomó su mano para decirle que lo volvía tan estúpido como un Morty. Bueno, intentó no sonar como personaje de Disney confesando su amor eterno.

El castaño no se la volvió a creer, rió de nuevo pero esa vez soltó lágrimas mientras carcajeaba en la cara de su abuelo. La seriedad del mayor le contaba que no era una broma. Su amor era tan verdadero como le había estado diciendo. Tragó saliva en ese momento y miró los ojos de quien tenía enfrente.

Para no seguir mintiendo, también habló de su sentencia de muerte, y del dolor que lo carcomía internamente. Física y sentimentalmente.

Fue natural que el joven se haya separado a propósito de esa cercanía porque necesitaba pensar las cosas. Sánchez no lo evitó, lo dejó escapar ese rato. Tenía ilusiones de haber hecho una buena elección. Como hombre de ciencia, la lógica siempre lo llevaba de la mano. Cambió las cosas y confió en su corazón, sentía que iba como pollo sin cabeza.

No lo vio por un rato, así que decidió pegarse una siesta. El cansancio clamaba en todo su cuerpo.

Al despertar no pudo evitar los impulsos de querer verlo para escuchar su parecer. Morty era alguien listo que lamentablemente se dejaba llevar por los nervios de la ignorancia. Pero con todos los datos que Rick le dio, ya tendría que haber sido capaz de decidir algo.

Caminó hasta el jardín, viéndolo de espaldas y sentado en el pasto con las rodillas pegadas al pecho. Habían muchas flores rodeándole. Se quedó a unos pasos detrás de él. 

—¿Cómo estás?

—Ya despertaste...

—¿Sabías que estaba durmiendo?

—Fui a verte a tu cuarto. Te veías tranquilo.

Rick tosió porque justo tragó saliva. Eso hizo que se sonrojara como langosta.

—Te traje una manzana —entonó cuando se recuperó. Extendió su brazo y le ofreció la fruta.

El menor volteó y la agarró, sus dedos chocaron.

—Gracias. —Miró la manzana y se preguntó algo—: ¿En serio te gusto?

—C-creí que ya estaba claro... —Se rascó la cabeza por el nerviosismo.

—Es que no me lo termino de creer. ¡Somos--...! —Rick lo interrumpió.

—En alguna realidad alterna, nosostros somos pareja. En ESE modo. Unos estamos empezando a caer como putas moscas por ustedes. No soy el único. También hay otros Mortys que se han enamorado de sus Ricks. Esto no es taaan anormal como piensas ahora mismo. Está empezando a brotar. ¿Sabes? Nuestra relación debe ser especial como para existir en cada realidad.

Quiso sonreír pero el castaño no quería mirarlo. Todavía no le daba un mordisco a la manzana.

—¿Por qué tienes esa enfermedad? ¿Crees que le está pasando a otros Ricks?

—¡Eso no me importa, Morty! ¡Dime si me amas! ¡Haré que me ames! ¡Mi-mierda! —

—¿Ves estas flores? —señaló con la mirada al círculo de ellas que lo rodeaba—: Salieron de mí antes de que vinieras. No estoy seguro de si ahora te amo...

—Entonces haré que caigas, mosquita. —Despeinó su cabello.

Morty soltó una risita incrédula—: Quisiera verlo.

—Abre los ojos —indicó con una sonrisa—, que ya estoy empezando.

Se sentó a su lado, sin importarle aplastar unas de las flores.

El chico sonrió al verlo, no sabía qué esperar de ese hombre. Tal vez era hora de dejar de pensar tanto en Jessica y dedicarse a pensar en él, en el sujeto a su lado. Tampoco quería dejarlo morir aunque su amor no sea de esa misma manera.
Para ganar, primero hay pensar en la derrota.

Finalmente le dio un mordisco a la manzana roja. Era dulce.

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