El dolor era un fantasma, una presencia persistente que se clavaba en su mente como una espina. La luz, un tormento para sus ojos avellana, se filtró a través de la rendija de la ventana del camarote, pintando un mundo desconocido en tonos grises. Hayun se agitó en la cama, sus manos atadas, un recordatorio cruel de su cautiverio. El olor a humedad y a sal se mezclaba con un aroma nauseabundo a ratas, creando una atmósfera opresiva que la acorralaba en el pequeño espacio.
Dos semanas. Dos semanas desde que fue secuestrada, desde que el barco del príncipe Daniel fue atacado por los piratas. Un mundo de pesadillas se había abierto ante sus ojos.
— ¡Responde quién diablos eres! — exigió Hayun al joven que había entrado al camarote, con toallas y una bandeja de agua.
El joven permaneció en silencio, sus ojos se posaron en ella con una mirada vacía. Su cuerpo se movía con un tono silencioso, sus manos obedeciendo órdenes sin palabras.
— ¿No hablas o qué? — Hayun frunció el ceño, confundida por el comportamiento del joven. — ¡Oh vaya! — exclamó al notar que el joven era mudo. — Estoy secuestrada en este lugar sin saber qué van a hacer conmigo, o al menos de qué forma moriré.
Una sombra oscura se dibujó en la puerta del camarote, y un hombre de estatura alta y cabello rojizo se presentó en el umbral. Su mirada era penetrante, su voz, un rugido de furia.
— ¡No le hables así! Eres una princesa, pero los modales te hacen falta más a ti que a un caballero de agua sucia — escupió, dirigiéndose a Hayun. — Y tú — se giró hacia el joven mudo. — Te dije que no le dieras de comer al perro.
— Perdón, me dijo perro — Hayun se indignó, su voz temblaba de rabia.
Hoseok, el hombre de cabello rojizo, sin prestar atención a las palabras de Hayun, tomó al joven por los hombros y lo sacó del camarote con un empujón.
— ¿Así que perro? — Hayun lo retó, su mirada se enfrentó a la de Hoseok. — Y usted no se ha visto en el espejo. Apuesto que su altura disminuye a su amigo de abajo cada centímetro que crece.
— Groserita, groserita — Hoseok sonrió de mala gana. — Debería mandarla a la plancha y dejar que sus padres paguen, aunque bueno, después de tanto tiempo dudo que eso pase.
— ¿Tiempo, pagar? ¿A qué se refiere barba roja? — reclamó Hayun, su voz era firme, a pesar del miedo que la recorría.
— Eres bonita, pero idiota con una pizca de inmadurez — escupió Hoseok, acercándose a ella, su mirada se volvió más amenazante. — Al parecer no te has dado cuenta que esto es un secuestro; que estás atada hasta que el rey de Inglaterra y tu padre paguen una buena cantidad.
Hoseok se acercó a ella con paso firme, su presencia era imponente, como una roca que se cerraba sobre ella.
— Eres nuestra hoy y mañana, o al menos hasta que te lancemos al mar y mueras comida por tiburones — sin metáfora, Hoseok escupió sobre la cara de Hayun, cayendo cerca de su ojo la baba del hombre.
— Puerco — dijo Hayun entre dientes, su mirada se llenó de odio. — Para tu información, mis padres están en bancarrota y a menos que esté casada con el príncipe Kang Daniel, la herencia será mía y todo de él.
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PIRATAS ►BTS
Hayran KurguSiete piratas, los más irresistibles de los siete mares, se embarcan en una búsqueda del tesoro. Pero lo que encuentran es una princesa tan encantadora como diminuta... y más preciosa que cualquier joya. Ella es su única pista para encontrar el tes...