El Fénix [W]

➳El Fénix [Wigetta] 13 (2/2)

Los pensamientos de Guillermo viajaban rápido por su mente mientras veía a Samuel en la cocina preparando el desayuno.

—Samuel… —dijo Guillermo levantándose del sofá.

—¡Mande! —exclamó Samuel desde la cocina donde yacía haciendo unos huevos revueltos para Guillermo.

—¿No quieres ir a cenar? —preguntó Guillermo con una mirada atractiva.

Samuel la pensó en voz alta mientras los huevos se quemaban.

—¡Samuel! ¡Los huevos! —exclamó Guillermo alterado.

Samuel despertó de su sueño en vida y se asustó al ver la llamarada del fuego.

—¡Agua! —exclamó Guillermo.

Samuel agarro un vaso con agua y se lo echo al sartén, el fuego se apagó dejando que Samuel sacara una gran carcajada.

—Bueno… ahora responde mi pregunta

—Bueno, acepto cenar contigo —dijo Samuel mientras tiraba los huevos quemados.

El desayuno no les importo, una buena pizza y todo está resuelto… Era navidad y sí, Samuel y Guillermo habían hecho planes entre ellos dos saldrían cernas… Como pareja.

—¡Samuel apúrate! —exclamó Guillermo desde el sofá.

Su traje estaba listo, era un atuendo elegante y radiaba clase.

Guillermo y Samuel habían decidido para no ir igual, cambiar el color del traje. Samuel se aproximó  Guillermo con un traje blanco.

Los ojos de Guillermo brillaron y el coloco el dije del fénix en su traje… No era una flor pero si era algo que él amaba.

Ambos se subieron al carro de Guillermo y se dirigieron al restaurante.

Al fin habían llegado, toda una hora de música pop ya aburría a Samuel.

—Aquí es —dijo Guillermo apagando el carro.

Un restaurante justo en la horilla de una playa, era de lujo y según las personas se clasifica con cinco estrellas.

—Bájate —dijo Guillermo desde la puerta de Samuel.

Había sido tan caballeroso que le había abierto la puerta.

Ya estaban adentro del restaurante, era hermoso, tenía clase.

—Disculpe señor, mesa para dos, en la terraza —dijo un empleado.

—¡Claro! —exclamó Guillermo.

El mar era hermoso y las olas chocaban con el muelle. Una hermosa música romántica con una pequeña frisa de aire fresco. Era algo mágico y romántico.

La comida haba estado deliciosa, bueno eso daba a entender Samuel. Las copas de vino habían llegado a su mesa, estaban a minutos de que fueran las 12.

Guillermo se levantó y le dio la copa del vino, lo saco a bailar y… Se puso de rodillas, de la copa del vino saco un aniño… preguntando…

—¿Te quieres casar conmigo?