Maneras de ir al cielo o caer de él.

Cachetitos colorados. ~

Día siete.
Libre; playa.
Zoro x Sanji.

ADVERTENCIA:
Contiene narraciones explícitas de sexo entre dos hombres. Ooc.

Cachetitos colorados.

Bajo un fuerte calor, las mejillas de Sanji toman un color rosado que a Zoro le parece de lo más precioso.

~
Zoro no se explicaba cómo con tanto calor, Sanji seguía vistiéndose tan formal todos los días. Le era más fácil entender cuando se encontraban cerca de islas de otoño o invierno. Pero ahí, cuando iban saliendo de una isla con una poco fresca y colorida primavera, Zoro se preguntaba si con tantas cosas encima no le daría calor.

—Oye, cocinero —Sanji dormía a su lado cuando los pensamientos volátiles del espadachín no le permitían pegar ojo. Eran altas horas de la madrugada pero Sanji, milagrosamente, estaba apenas rozando los brazos de Morfeo. Así que después de escuchar un quejido corto y débil con una pizca de "¿ahora qué quieres?", Zoro procedió al cuestionamiento—: Cuando traes el traje, ¿no te da calor con tanta cosa encima?

Sanji no respondió de inmediato, pero Zoro pudo escuchar su suspiro antes de que lo encarara dándose vuelta.

—Si quieres verme desnudo durante el día también, marimo, tú puedes desvestirme cuando te plazca.

Fue demasiado tarde cuando Zoro se dio cuenta de que lo que había dicho sonó exactamente como Sanji lo había entendido. Pero se guardó la explicación porque Sanji le encimó una pierna y se acurrucó cerca de él para por fin quedarse dormido. Y aunque por ahí no iba la cosa, la suerte le sonrió a Zoro y se durmió abrazando al rubio después de darle un beso en la frente.

~

Despertó más temprano de lo que le gustaría por culpa de Sanji. Todos los días el rubio se levantaba horas antes que el resto para ducharse, vestirse tan perfectamente como siempre y dirigirse directo a la cocina para hacer el desayuno. Ese día, a diferencia de otros, Sanji estaba armando un escándalo en la cubierta que despertó a todo aquel que no lo estaba ya. La razón: alguien (más probablemente el capitán) había robado toda la comida la noche anterior.

Cuando Zoro salió a ver el escándalo se encontró con que Sanji ya tenía a Luffy casi como un prisionero, cuestionándole a gritos acerca de toda la comida que misteriosamente desapareció cuando él estaba convenientemente ocupado con Zoro. Luffy le mentía descaradamente diciéndole que no sabía nada acerca de dicha desaparición, pero al ser que el capitán no poseía el don para engañar sin titubeos como Usopp, Sanji y todos los presentes estuvieron de acuerdo en culparlo. Gracias a Luffy y sus expresiones que no ocultan nada aunque quisiera.

Derrotado, Sanji soltó a Luffy, suspiró recuperando su paciencia y finalizó—: Tendremos que anclar en la siguiente isla para conseguir provisiones, maldita sea, Luffy.

~

Antes del medio día y ya con uno que otro estómago rugiendo, llegaron a una pequeñísima isla de verano donde no había siquiera un pueblo. La tripulación supo en seguida que no habría un mercado o tienda dónde comprar, así que tendrían que conformarse con frutas y, con suerte, algún animal cazado. Usopp, Chopper y Luffy se quedaron en el barco intentando pescar. Nami, Robin y Brook se fueron por un lado de la isla a buscar fruta. Franky insistió en usar uno de sus nuevos inventos para cacería y se aventuró solo hacia la desconocida selva. Sanji creyó que con lo que cada quien consiguiera sería suficiente, así que su plan habría sido quedarse tranquilo en el barco si Zoro no habría salido a la isla con su incapacidad para quedarse quieto y ese extraordinario don para perderse.