4. Gustav

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Freya no estaba segura de cuánto tiempo permaneció en la esquina de la cabaña de la muerte abrazándose a ella misma y viendo a extraños entrar a observarla con curiosidad. De alguna extraña manera se sentía como la novedad en un zoológico, como una criatura rescatada de la intemperie.

Solo que, contrario a un animal, no se sentía a salvo pues las miradas de los aldeanos eran todo menos cálidas, con mucho optimismo eran curiosas, con pesimismo eran violentas y odiosas, casi encarnizadas.

Mujeres, hombres y algunos niños se reunía alrededor de una gran mesada, discutiendo a los gritos. Por supuesto, Tyr se encontraba entre ellos, soltando de vez en vez maneras poco agradables de deshacerse de ella pues, en sus palabras, no era más que un mal augurio de los Dioses.

Por su parte, Freya decidió que el silencio sería su aliado hasta que se le indique lo contrario.

Pero Kara tenía otros planes. Con más brutalidad de la que la joven acostumbraba, la mujer se acercó a ella y como si no fuera más que un saco de huesos y tela, prácticamente la arrastró hacia el centro de atención.

Freya no recordó la última vez que se encontró a sí misma sin llorar. Todo le aterraba, hasta los niños que la observaban con curiosidad, y odiaba aquello pues nunca se había considerado una persona miedosa. Pero tampoco era estúpida, y sabía lo suficiente de história como para saber que las tribus Vikingas no eran ni piadosos ni benevolentes con los extraños.

Sabía que sus minutos estaban contados allí.

- Tiene el Valknut- Dijo Kara mostrando la marca de su mano- Nos han elegido.

- Es extraña- Dijo uno de los niños- Su ropa. Huele mal.

- Su nombre es Freya- Insistió Kara, ganándose los suspiros y gritos de asombro de más de una persona.

- Yo digo que le cortemos la mano- Dijo uno de los gigantes que se encontraban al fondo del tumulto- ¿Qué utilidad tiene el resto del cuerpo?

- ¿Sabes pelear?- Preguntó el niño.

Horrorizada por la pregunta, Freya negó con la cabeza.

-¿Carnear un animal?- La mera idea hizo que se le revuelvan las tripas.

- Estamos perdiendo el tiempo. Falta un mes para el invierno- Insistió el enorme hombre que cada vez se asemejaba más y más a un oso salvaje tomando un gran hacha de su cinturón- Viva no nos sirve ni como esclava.

A lo lejos, Tyr rió encogiendo sus hombros y lamiendo sus labios, maravillado con la idea.

Hasta que una voz, masculina y tranquila, hizo que se haga el silencio absoluto.

- Veamos lo que la forastera tiene para ofrecer- El muchacho tenía unos veinte años, su cabello era largo y rubio y su mueca, a diferencia de todas las demás, no parecía demostrar ser furiosa ni curiosa es más, parecía un poco fastidiado con la situación. Con un movimiento del mentón le indicó que hable.

- Yo...

- Esto es ridículo, los Dioses...

- Tyr, deja que hable.

Kara le dió un empujón para nada agradable y de repente treinta pares de ojos se clavaron en Freya.

-Mi nombre es Freya Dahl. Vivo en Morke- De un segundo a otro, la muchacha sintió como si la capacidad del habla estuviera abandonando el tembloroso cuerpo- Se cocinar, se cocer, sé planchar y...y..

-¿Planchar?- Preguntó el oso casi en un gruñido- Gustav, hermano, solo déjame...- El muchacho sólo necesitó levantar un dedo para que el gigante cierre la boca, y él, furioso, obedeció.

-Sé de história.

- ¿Qué tipo de história?

- Mundial, también se algo de geografía. ¡Y medicina!

-¿Qué es la geografía, Freya? Cuéntanos por favor- La muchacha pudo notar que Gustav se estaba burlando de ella, por su tono y por las risitas que sonaron por aquí y por allá en el salón. Pero estaba determinada a salir con vida de esa, por lo que siguió hablando.

-Sé del mundo, de los países, los terrenos y climas. Soy inteligente.

-Y modesta- La interrumpió Kara- Señor, por favor, creo que realmente esto puede ser una señal de los Dioses.

Gustav alzó nuevamente una mano y se hizo el silencio.

-¿Del mundo dices?- Freya asintió, aterrada- ¿Podrías hacerme un dibujo de lo que está más allá del Océano?

-Eso depende de dónde estemos.

Al otro extremo de la mesa, Tyr clavó su hacha en la dura madera, cansado de la situación.

-¿Ahora negociamos con brujas? Yo estoy con Sten. Muerte a la forastera.

-Amigo mío- Rió el muchacho de cabellos rubios arrancando el hacha de la desprolija mesa- Escuchemos lo que tiene para decir, si no nos interesa es tuya para hacer con ella lo que quieres, ¿Qué te parece?

El lánguido Vikingo clavó sus ojos maliciosos en Freya y ella enseguida comprendió que habían un sinfín de cosas peores que la muerte.

-Digamos que estás en Morke, ¿Podrías dibujarme un mapa?

- Si, podría- Se apresuró a contestar Freya- Pero...si me lo permiten...¿Qué año es?

En la sala se oyeron estruendosas carcajadas.

-Yo me ofrezco a cuidarla- Dijo una voz femenina haciéndose paso entre la gente- Si no hay problema con eso, una mano más en la granja me sería de gran ayuda.

De alguna manera, a Freya le hizo ilusión que una persona demuestre interés en cuidarla aunque claro, Kára también le había jurado protección antes de arrojarla a esta horrenda subasta.

-Estoy seguro de que cuidarás bien de ella Aida. Que no muera y que no huya.

-No será un problema.

-Si huye, es mía- Se apresuró a decir el enorme Vikingo que parecía un oso.

Demostrando estar mucho más ebrio de lo que Freya hubiera esperado, Gustav saltó como un felino hacia arriba de la mesa y caminó en su dirección, pateando copas llenas y vacías por igual, causando carcajadas estruendosas por todo el salón. Cuando se encontró frente a ella, se acuclilló, lo suficiente como para observar, pero no fue suficiente para él, era un hombre muy curioso.

Tomó el rostro de Freya entre las manos y lo giró hacia los costados.

-¿Qué son esos?

-Mis aretes.

-Dámelos.

Sin ningún problema, la muchacha se deshizo de las piezas de joya de fantasía que adornaban sus orejas. Eran dos argollas metálicas enchapadas en color dorado, le habían costado apenas un dólar. De seguro no las extrañaría.

Se encontró con los ojos de Gustav otra vez, que la analizaba curioso.

-¿Ves a esos dos?- Dijo señalando a Tyr y Sten. Freya asintió- No les agradas. Si intentas escapar o algo, felizmente te entregaré a ellos, ¿Está claro? Por supuesto, no sería mi primera opción, pero si me obligas...

-No escaparé- Se apresuró Freya a decir- Lo juro.

-Bien. Nos veremos muy pronto, niña de los Dioses- Y luego se dirigió directamente hacia la persona que se había ofrecido amablemente a cuidar de la temblorosa muchacha- Gracias, Aida.

La mujer le dedicó una reverencia antes de tomar a la muchacha por su mano marcada y, como si alguien la persiguiera, salir huyendo de la gran cabaña.

Buenas buenas, ya sé, Warrior desaparece cincó años y de repente tienen dos capítulos seguidos. Es mucho.

Pero, ¿Qué les pareció?

La idea es que Gustav sea el nuevo Skylar.

Sé que Skylar era Skylar pero la verdad es que no solo que el nombre nunca me gustó sino que, por lo que pude averiguar, no es para nada Vikingo jajajaja, como les dije, quiero que sea lo más cercano a la realidad posible.

En fin, ¿Les gustó? Espero que les haya gustado muchísimo!

Warrior (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora