20. Funeral

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Gustav estaba muerto.

Y con él una parte del corazón de Freya, quien apenas había abierto la boca más que para comer o beber.

Su abuela y padre se encargaron del asesino, Sten, en cuanto el muchacho cerró los ojos para siempre, sin embargo, eso no logró mitigar la gran angustia que la consumía. Nada lograba hacerlo y comenzaba a comprender que nada lo haría jamás.

Estaba cansada de perder personas, y si bien sabía que perdería a Gustav de igual manera pues ella volvería a su época y él permanecería en la suya, Freya al menos contaba con saber que él alcanzaría a cumplir sus sueños, a cumplir su destino.

Ahora se iría y dejaría a Morke hecho un desastre pues desde la muerte del jefe, la princesa Yrsa fue coronada reina de Morke y su primer orden fue que ni Freya ni ningún miembro de su familia se aparezcan en el gran funeral de Gustav y de todos los demás caídos.

Al menos la batalla había cesado. Cuando Sten cayó rendido de rodillas y estando el pueblo de Morke tan furioso por la pérdida de su jefe, atacaron con la veracidad de lobos hambrientos haciendo que el ejército enemigo deba rendirse.

Aida, Freya y Erik debían estar felices, pero no era así.

A esa altura del partido y habiendo perdido todo, la tríada montó en sus caballos y enfiló hacia el puerto, donde un gran Drakkar cargaba el cuerpo de Gustav, junto con sacrificios de todo tipo y ofrendas para los Dioses.

Aida tomaba la mano de Freya mientras Erik acariciaba su cabello.

Si bien estaban escondidos al filo del bosque, alcanzaban a ver perfectamentemente al muchacho, vestido, limpio y cambiado, lejos de verse tan afectado por el impacto del hacha en el medio del pecho.

Y Freya lloraba, pero como no había dejado de llorar desde el día de la batalla, no lo notaba realmente.

-Mi niña, tienes una sola línea- Dijo Aida observando el Valknut. La muchacha solo asintió- ¿Por qué?

-Jamás empatas-Explicó Freya hablando por primera vez en horas- Tú me salvaste, yo traje a Erik, luego te salvé en batalla.

-¿Y qué línea sigue en pie?

-Gustav.

El sólo decir su nombre hizo que el reguero de lágrimas comience a brotar de sus ojos con más fuerza aún.

Los tambores sonaban y un grupo de mujeres cantaba una triste y melancólica canción que acompañaba perfectamente con la situación.

-Ahora mismo está con Odin en el gran salón- Dijo Erik sonriendo de oreja a oreja- Celebrando su llegada. No debes estar triste por él, es un lugar estupendo.

Y sin embargo, Freya solo deseaba que él esté allí a su lado, llamandola "niña de los Dioses" y haciéndola reír con sus invenciones y planes disparatados. Con su cabello rubio volando en el viento y besando sus nudillos como solía hacer siempre que se quedaba sin palabras.

-Tenía tantos planes aquí- Logró decir Freya con la voz entrecortada- Iba a recorrer el mundo.

-Es muy valiente de tu parte el haberle deseado un buen futuro, aunque no puedas ser parte de él- Aida siempre hablaba con sabiduría y elegía sus palabras con una precisión que Freya jamás había visto en otro ser humano.

-Él se merecía el mundo entero, no me importaba no estar en él. Solo quería que sea feliz...- Nuevamente las lágrimas la invadieron.

-Al menos murió siendo amado- Dijo Erik- No todos tienen esa suerte.

Freya asintió con la cabeza y dejó de respirar un momento cuando a lo lejos divisó como el Drakkar que cargaba el cuerpo de Gustav era arrastrado por la corriente del lago Oldevan.

Warrior (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora