10. Entrenamiento

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Cuando la reunión finalmente terminó y los prisioneros fueron sentenciados al exilio, Freya presionó su rostro en el hombro de Aida hasta que el lugar se vació por completo. No podía arriesgarse a que la vean y desautorizar por completo las palabras del jefe de los hombres del Norte que, por lo que podía espiar por los orificios de su antigua capa, había permanecido en su gran silla, desarmado como un muñeco de trapo, con su cuchillo en mano y la mirada perdida.

Fue Aida quién le indicó con un movimiento de cabeza que se acerque a hablar con él.

Pero Freya no sabía qué decir.

No era lo suficientemente estúpida como para creer que Gustav había exiliado a su hermano para mantenerla a salvo ni mucho menos. Era completamente consciente de que sus motivos iban más allá de su persona y que seguramente tenían que ver con su legítimo derecho al poder y todas las ambiciones que tenía a las que su hermano continuaba oponiéndose.

Por supuesto, también estaba ese pequeño detalle de que sin Freya, muy posiblemente tampoco habría viaje al Oeste. La necesitaba. Y la necesitaba viva.

Antes de que pudiera abrir la boca, Freya se vió interceptada por Kára, quién sin decir una sola palabra tomó su mano y observó el Valknut.

-Desatas, desatas, desatas- Murmuró para sus adentros.

-¿De qué hablas?

-Desatas, niña, desatas- Como si no pudiera decirlo en voz alta, Kara observó a Gustav y luego a la gran puerta de entrada por la que acababan de llevarse a Sten- Desatas.

-Dices que...

Y sin decir una sola palabra más, la anciana se fue, dejándola con el brazo descubierto y uno de los tres triángulos borrados por completo.

Si bien el primer impulso de Freya fue ir corriendo a hablar con Aida, se recordó que había aún un muchacho desarmado en su gran silla, con un cuchillo en la mano y la mente de seguro repleta de pensamientos oscuros.

-Sé que no lo hiciste por mí, pero gracias- El muchacho alzó la mirada y observó a Freya. No emitió palabra alguna, solo tomó algo de su bolsillo y se lo entregó- ¿Qué es esto?

-Escucha- Ella hizo silencio pero no sus oídos no escucharon más que sonidos de tormenta.

-¿Qué debería escuchar?

-Truenos. Thor- Dijo Gustav sonriendo, pero al no obtener ningún tipo de reacción de Freya, continuó hablando-Supongo que es la señal que esperaba. Y esta es mi señal de paz.

Freya observó su mano, en la cual el jefe de los hombres del Norte había depositado un anillo de metal incrustado con varios símbolos antiguos que ella desconocía.

-El collar significa algo para tí. El anillo significa algo para mí.

-Gracias.

-Tanta cortesía repentina hará que me desmaye- Freya resopló y se colocó el anillo en el dedo índice- Mañana comenzamos con el entrenamiento.

-Prefiero que Aida se encargue de eso, muchas gracias.

-Aida no está en condiciones de entrenarte.

-Entonces esperaré a que se recupera- Un poco exasperado por la tozudez de la muchacha, Gustav resopló.

-Conozco a mi hermano, volverá. Preparado para hacerte trizas. Y necesito a mi niña de los Dioses lista para luchar.

-¿Tuya?- Él sonrió satisfecho antes de ponerse de pie y posar su mano en el hombro de la joven antes de hablar nuevamente.

-Creo que es un riesgo que vuelvan a su cabaña. Aida, las invito a que se queden aquí hasta que la situación sea más segura.

Warrior (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora