7. Viajar al Oeste

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A esa altura del partido, Gustav colgaba su cuerpo por completo de una de las vigas de madera de la cabaña, balanceando su peso de un lado al otro y haciendo preguntas sin cesar sin esperar que Freya las conteste.

- Lo que intentas decirme- Repitió Gustav por quinta vez- Es que hay tierras al Oeste.

Freya abrió la boca para hablar pero la interrumpió. Nuevamente.

- Si yo tomara un bote y zarpara hacia el Oeste, llegaría a un puerto, no a una muerte segura en el océano- A la quinta vez que el hombre habló por encima de ella, Freya optó por sencillamente cerrar la boca y dejarlo regocijarse con las buenas noticias. Sabía lo suficiente de historia como para haber escuchado de las invasiones Vikingas a Inglaterra, y como no le aparecía causar algún desajuste en la línea temporal, bien podría decirle a Gustav todo lo que necesitaba saber- Hay tierras, una tal Inglaterra.

Frenético con las buenas noticias, el jefe de Morke saltó al suelo y observó al mapa.

- Sería una viaje largo pero en cuestión de días llegaríamos.

-¿Llegaríamos?

-Solo necesitamos una buena barca- Dijo para sus adentros rascando su mentón- Y espacio para el oro.

-¿A qué te refieres con llegaríamos?- Gustav clavó su mirada en la confundida muchacha y habló como si lo que dijo a continuación fuera lo más obvio del mundo.

-No puedo hacer semejante viaje sin nuestra enviada de los Dioses, ¿Cierto?- Sólo le faltaba despeinar el cabello de Freya como un perro que ha obedecido, pensó ella. Pero había allí un pequeño problema.

- Yo no viajo en bote.

- No te lo estoy preguntando.

Freya soltó el aire. 

Desafortunadamente para Gustav. Freya se había pasado la vida entera llevando la contra a su progenitora y a medida que iba pasando el tiempo y comprendía más y más de su importancia para el jefe de los Vikingos, más se atrevía a expresar sus objeciones en voz alta.

-Tendrás que llevarme a la fuerza.

-¿Creés que eso me supone un problema?- Sin decir una sola palabra más, el enorme Gustaf arremetió contra la muchacha y en lo que pareció ser un esfuerzo casi nulo, la alzó en el aire y sobre su hombro derecho- Pesas lo mismo que un niño y no sabes pelear. Dime niña sagrada, ¿Por qué debería escucharte?

-¡Bájame! ¡Ahora!

-¡Habla! Dame un buen motivo para hacerte caso.

-Los...los Dioses- Dijo Freya sin pensar.

Y eso pareció bastar para que el bárbaro la deje sobre sus pies.

-¿Qué con los Dioses?

-No creo que les agrade que...

-Déjame detenerte ahí mismo- Gustav resopló y revoleó los ojos antes de seguir hablando, como si el encuentro comenzara a fastidiarlo- Los viajes al Oeste han estado en mis planes desde hace años, solo eran rumores y cuentos hasta ahora. Pero apareces tú, en mi pueblo, con ese cerebro y esa bocaza, apareces frente a mí- Dijo eso último presionando su dedo en la sien de una Freya que, comprendiendo el rumbo de la verborragia del muchacho comenzaba a sentir cada vez más y más pequeña y estúpida- Así que no vengas a hablarme de los Dioses cuando es claro que te han puesto en mi camino para esto.

-Pero...

-Y te llevaré al Oeste, niña del Valknut, aunque tenga que hacerlo a rastras y amordazada. Es más, me parece una idea aún mejor.

Freya no tenía palabras y sin embargo abrió la boca.

Afortunadamente para Gustav, que no tenía ni intenciones ni ganas de seguir con aquella conversación, fue interrumpido por la presencia de su hermano, quien arrastraba a dos tipos flacuchos por el cuello, temblando y suplicando.

Al ver a Freya, Sten gruñó.

-¿Ocupado?

-Al contrario, Freya se estaba yendo.

Y sin cruzar más palabras con la dupla, la muchacha observó sus dibujos con anhelo y se encontró nuevamente con Aida, quién la esperaba firme en la puerta de la cabaña, pese a que ya estaba atardeciendo.

Freya abandonó el lugar dando fuertes pasos y la mujer sencillamente rió.

Camino hacia la lejana cabaña, las palabras de la sacerdotisa se repitieron una y otra vez en su mente.

Inundada de preguntas y desesperada por palabras amigables, Freya esperó hasta encontrarse nuevamente en su nuevo hogar para volver a hablar.

-¿Qué creés que quiso decir Kára con eso de "Atas y desatas...jamás empatas"?

- ¿Qué crees tú?

- Por favor, no más acertijos- Encendiendo un pequeño pero eficaz fuego pues la noche comenzaba a caer sobre sus cabezas, Aida soltó una risa- Al menos Gustav no me degolló.

- No es su estilo- Dijo Aida sacudiendo sus manos en su largo vestido- No le gusta derramar sangre así porque sí. Es tremendamente calculador.

-A diferencia de su hermano- Recuerdos del desagradable monstruo invadieron la mente de ambas muchachas- Quiere navegar al Oeste.

- Eso escuché.

-Y quiere llevarme- Aida alzó una ceja y Freya, con la voz quebrada, continuó hablando- Sigo esperando el despertar de esta pesadilla. No puedo creer que esto me esté ocurriendo a mí.

La mujer se sentó en el suelo, justo a los pies de su invitada, y pensó bien sus palabras antes de hablar pues quería que su mensaje sea claro .

-Freya, mírame.

- ¿Qué?

-Debes ser más fuerte. Para sobrevivir aquí debes ser más fuerte. Lloriquear y quejarte no te llevará lejos, no es nuestra manera de resolver las cosas.

 - ¿Y qué hacen?

- Aquí luchamos. Lucha niña. Grita. Sé una de nosotros- Freya pensó en aquello unos segundos antes de que sus ojos se llenen de lágrimas otra vez.

- Lo siento, es que...son muchas cosas y...

-Lo sé, pero debes seguir. ¿Creés que a Sten le importan tus sentimientos? ¿Que Tyr se detendrá al verte llorar? Aquí luchamos o nos quedamos en el camino.

- No solía ser así, en casa luchaba constantemente, no con armas pero sí en otros sentidos.

- Pues trae a esa Freya luchadora. Esa es la Freya que el Valknut eligió y esa es la Freya que Morke necesita.



Yo sé que ustedes no y entiendo el por qué pero por Dios cómo lo amo a Gustav no puedo más jajajaj. Y a Aida <3

Y poco a poco a nuestra Freya que se irá convirtiendo en lo que se tiene que convertir.

¿Les gustó el capítulo?

¿Por qué creén que Freya no anda en bote?


Warrior (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora