Freya hizo todo lo posible por mantenerse despierta toda la noche, por charlar hasta que el sol aparezca en el horizonte como la noche anterior, quería y necesitaba intercambiar detalles del pasado y fascinarse con la vida de Aida y Erik, su nueva familia, su nueva y espectacular familia.
Pero el sueño acabó por tomarla y cuando amaneció, tanto su padre como su abuela se habían ido para conversar a solas, cosa que respetó, podía otorgarles un día, de seguro tenían muchas cosas de las que conversar y a demás, comprendía que por sobre todas las cosas debía entrenar pues si su vida personal avanzaba con rapidez, también lo hacían los planes de Sten.
Y con ese pensamiento en mente entrenó con más ganas que nunca.
- Soy mitad Vikinga, ¿Comprendes?- Dijo riendo arrojando un hacha- Una jodida Vikinga, debe ser por eso que se me da tan bien este asunto.
- Y la modestia, ¿Verdad?- A Gustav le encantaba esa nueva faceta de Freya, hasta ese día, había una parte de ella que sentía que aún no se entregaba por completo a la causa, una parte de ella que se escondía detrás de una coraza, quizás por miedo o quizás por inseguridad, no estaba del todo seguro. A los ojos del muchacho, ella había renacido. Por primera vez la veía realmente lista para lo que se avecinaba.
- Como si no te fascinaran mis nuevas raíces- Freya le dedicó al muchacho una mueca burlona antes de tomar su arma y volver a atentar contra el árbol- Aida, la mujer a la que más he admirado, la mítica guerrera Vikinga, es mi abuela, ¿Lo puedes creer?
- Si, niña de los Dioses, lo has repetido varias veces ya.
- Es que...comprende, hasta hace veinticuatro horas creía que mi familia era una mierda y de repente...-Sin poder expresar lo que sentía en palabras, Freya sencillamente optó por dar unos saltitos en el lugar- Nunca he sido tan feliz. Tengo a mi abuela, a mi padre, a tí...
- ¿A mí?
- ¿Creías que con todo esto de mis lazos familiares me olvidaría de mi novio?- Se hizo el silencio y Gustav alzó una ceja, ¿Sería que no se usaba el término novio en esa época?- Lo siento, quizás es un poco pronto para...
Pero él, encantado, saltó de su usual lugar en la roca y atrapó el cuerpo de Freya entre el árbol y su torso, sonriendo de lado, con malicia. A la muchacha con frecuencia se le escapaban de la boca ese tipo de comentarios, a veces su lengua corría más rápido que su cerebro y en gran parte era de las cosas que Gustav más valoraba de la joven, que siempre hablaba con la verdad.
- Pídeme que sea tu novio.
-Gustav...-Rogó ella entre risas- Lo haces sonar como algo estúpido.
- Ni estúpido ni mucho menos. Pídelo y es tuyo.
Afortunadamente para Gustav, ese día en particular, a Freya le daba lo mismo hacer el ridículo, le daba lo mismo lo que piensen de ella o si los estereotipos se rompían, por lo cual se arrodilló y tomó una mano del Vikingo. Lo quería, lo quería más de lo que había querido jamás a ningún hombre y le confiaría la vida si se lo pidiera. Por supuesto que quería que sea su novio.
-Bien, pero lo haremos como en mi época- La muchacha se aclaró la garganta- Gustav el Calmo...¿Me harias el enorme honor de ser mi novio por el tiempo que me queda en Morke?
Y él sonrió hasta que escuchó la última parte de la pregunta.
- ¿Qué? ¿Qué dije?
- ¿Durante el tiempo que te quede en Morke?- Freya tragó saliva, sin saber bien qué decir- Te quedarás en Morke hasta ser anciana, ese el tiempo que te queda en Morke.
Freya resopló y se escapó de los brazos del muchacho, antes de retomar su labor de arrojar hachas con los ánimos por el suelo. Últimamente a Gustav se le daba por traer a colación el asunto del tiempo que les quedaba juntos, como si Freya pudiera hacer algo al respecto, como si ella deseara volver a su época y no verlo nunca más.
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Warrior (Terminada)
RomantikFreya Dahl ha tenido que valerse siempre por sí misma, con un padre fallecido y una madre alchólica, nadie le enseñó jamas como hacer las cosas, empujándola a una vida de rencor y tristeza sin fin, no tiene amigos, no tiene novio, no tiene familia...