To ask for the moon | NamJin

Capítulo 04

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El entrenamiento termina y SeokJin está exhausto, los bersa no tienen piedad para alguien con una mala condición física como él, tiene que ponerse en forma, perdió todo un año sin hacer ejercicio.

Apenas y puede mantenerse en pie, además del ejercicio exhaustivo tuvo que dar todo de sí para alejarse de NamJoon y YoonGi, esos alfas hacían de todo para acercarse a él, por suerte es más veloz y pudo perderlos de vista en más de una ocasión, pero eso lo llevó al límite.

Necesita un baño, pero debe esperar a que todos lo hagan, después de todo es un omega y no ha tenido acción en mucho tiempo, y ver a un grupo de alfas bañándose no suena buena idea.

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Es el segundo día en la ciudad. El líder Vellond les ha dado una total bienvenida, pero ni los Kim ni los Nam se han alejado del campamento, SeokJin por su parte tiene sed de curiosidad y se toma la libertad de adentrarse en la ciudad, quiere conocer más acerca de los bersa.

Está cerca de la ciudad y el ambiente de ésta lo atrapa, se puede sentir la calidez y la humildad en las personas, no es que en la aldea Nam haya un ambiente hostil, es sólo... diferente.

—Buenas tardes —saluda al entrar a un establecimiento.

La dueña del local lo saluda igual, pero luce un poco incómoda. — ¿Busca algo en particular? —Habla tras el mostrador.

SeokJin niega cortés y vaga por el inusual local lleno de antigüedades, cada objeto es único y en más de una ocasión tiene deseos de adquirir uno, pero no tiene el dinero suficiente por lo que se decide por un libro.

La ciudad es pintoresca. Las personas son amables, pero reticentes. Los niños no disimulan y lo siguen de cerca, estos hablan y quiere pensar que son cosas buenas porque no les entiende el idioma.

SeokJin memoriza las calles. Le sonríe a las personas y éstas le contestan de vuelta.

— ¿Qué haces aquí? —Una alfa bersa le bloquea el paso. Tiene el rostro apacible, pero sus ojos expresan desconfianza.

—Soy Kim SeokJin, mucho gusto.

—No puedes visitar la ciudad.

—El líder Vellond...

—No porque mi padre les haya dado la bienvenida, significa que son bienvenidos.

SeokJin retrocede ante la amenaza implícita, pero no sé intimida, podrá ser valiente, pero no es estúpido. —Lo tendré en cuenta la próxima vez —debe irse, pero la alfa le impide el paso por segunda vez.

—No necesitamos la ayuda de nadie, podemos proteger a los nuestros.

¿Qué se supone que debe responder a eso? —Qué los astros te acompañen.

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La casa de la familia Dobrev es la cede de reunión de un trío de amigos que se conocen desde la infancia.

Connor —el dueño de la propiedad— juega con un balón en las manos. Cirith permanece acostada en la cama. Y Adele no deja de quejarse de los recién llegados.

— ¿Hasta cuándo planeas seguir quejándote? —Pregunta fastidiada, tiene un límite y Adele ya se sobrepasó.

—No entiendo en qué pensaba mi padre...

— ¡Ah! —Grita frustrada. Toma asiento en la cama ajena y le arroja una almohada a la alfa. —No entiendo por qué tanto alboroto, sólo vienen a ayudarnos, no se van a quedar.