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Jungkook

—Voy para allá.

Era jueves de mi segunda semana de vacaciones, Wooshik me había agarrado de corderillo cuando Eunbi le comentó sobre mi desaparecida de esos días en que fui con mis compañeros de paseo en áreas verdes, y tal fue su desesperación de él que después de cada citación con gente irreconocible, surgía otra salida y así desde que llegué dos días antes.

No tenía tiempo para nada, a penas el único que me mandaba mensaje era Jimin, diciéndome que repentinamente apareció una mujer que se hacía llamar Yuri, alguien en qué era parentesco con mi queridísima enamorada y que por cierto, no éramos de hablar tan seguido.

Momentos como este para descansar y en lo único que pensaba era en cómo expresar mis sentimientos hacia Eunjin, sin embargo tenía la mente muy ocupada en las palabras de Wooshik.

Aunque algo muy bueno que saldría de este, era el dinero con el que podría gastar comprando cosas innecesarias, pero que le harían muy feliz a ella.

Llamé varias veces a Eunjin con la intención de vernos, lastimosamente no contestaba.

Y cada vez que la veía, aquel jefe mío llamaba sin darme derecho a respirar por unos momentos y siempre tenía una excusa creíble para ella.

—Te tardaste mucho—decía Eunbi en cuánto llegaba a la estación—¿Vamos?

—¿La casa es cerca? Necesito pasar tiempo con mi novia.

—Aún no tienes las palabras ¿Verdad Jeon? Te voy avisando que debes ser muy explícito respecto a eso si quieres ganarte muy bien su corazón de ella.

—¡Solo dime si la casa es cerca!—exalté, asustando a mi compañera.

—No exactamente es un pedido, necesito que celebres conmigo, si Joohyuk no se hubiera ido a Busan, no te buscaría sinceramente.

—¿Y que vamos a celebrar?—pregunté para al último ser llevado a un lugar sin respuesta alguna.

—Todo te lo agradezco a ti—dijo para tomar de mis hombros—¿Puedes beber alcohol verdad?

—Lo hago desde que tengo quince años cuando aposté por la casa.

—Bien, vamos, necesitas relajarte.

Y entramos al bar.

Solo había risas, si no hubiera aceptado volver a esto de las apuestas, Eunbi no hubiera entrado a la universidad, tuve que acompañarla hasta que cayera en varias copas.

—Llévame a casa.—decía mientras se detectaba el olor a trago en su boca—no creo que noten la borrachera que me acabo de tirar.

La cargué por mi espalda, ya que a penas podía caminar, su frente estaba quemando como si se tratara de una tetera a punto de chillar.

En fin, había dejado a Eunbi en su casa sana y salva, ya era de noche y no tenía ninguna señal de vida de Eunjin.

Las calles cada vez acogían el frío para traspasar por nuestros cuerpos, eran las 7 de la noche y decidí ir a la casa de mi novia antes de que se haga las once de la noche.

Miss Right • JUNGKOOK, YOONGIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora