Capítulo 3

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A la mañana siguiente Hugo abre los ojos sintiendo un peso sobre él.
Se trata de Eva, quién está completamente tumbada sobre él.
Sonríe casi inconscientemente y se estira, tratando de no molestar a la chica. Pero su sonrisa desaparece al observar el reloj y notar que se ha levantado tarde.

-Mierda. -Suelta levantándose sin ya importarle molestar a Eva.

Se pone su uniforme y coge un par de magdalenas del cajón de desayuno.

-Joder joder joder. -Entra al baño y rápidamente se lava la cara y peina el pelo.
-¿Qué pasa?

Eva camina hacia él frotándose los ojos y siendo seguida por Bella y Vega.

-Tengo prisa. -Responde borde sin querer y caminando deprisa por su lado hasta la puerta.
-Adios... -Comenta Eva bajo, algo triste.



Hugo llega a la comisaría casi veinte minutos tarde y echa sus papeles sobre el escritorio.

-Buenos días, Cobo. -Uno de sus compañeros le mira con una sonrisa pícara y Hugo rueda los ojos. -Estás de buen humor esta mañana. -Bromea provocando que Hugo le dé un codazo en el hombro y se siente frente al ordenador para comenzar con su trabajo del día, investigar el caso de la bomba. Pero en seguida es interrumpido por uno de los policías.

-Hugo. -Asoma la cabeza por la puerta y Hugo eleva la vista hacia él. -¿Puedo? -El rubio solo asiente y le hace un gesto de que se sitúe en la silla frente a él. -Bien. Gracias.
-Usted dirá... -Comenta Hugo cuando el silencio se hace presente, aunque cree saber por dónde va a ir la conversación.
-Me ha llegado la información de que la única que sobrevivió a la bomba del otro día está hospedada en tu casa. ¿Es así?

La posibilidad de mentir en los primero que se presenta en la mente de Hugo. Pero decide decir la verdad y acaba por asentir.

-Ajá. -Vuelve la vista al ordenador y teclea unas palabras en el buscador.
-Pues no puede estar más en tu casa, Hugo.
-¿Qué? ¿Y eso por qué? -Se pone en seguida a la defensiva y frunciendo el ceño. -Ella está perfectamente allí sin ser molestada.
-Ese no es el tema, Hugo. Esque al parecer es menor.

Los ojos de Hugo se abren ampliamente.
¿Eva? ¿Menor de edad? Eso es imposible.

-Eva no es menor de edad.
-Claro que lo es, Hugo. Tenemos un poco de información acerca de ella. Lamentablemente no mucha.

La cabeza de Hugo sigue dándole vueltas a que Eva sea menor de edad. Pero ni él mismo sabe porque le importa tanto. No debería importarle.

-¿Cuál es su edad?
-Eso no es asusto tuyo.
-Alec, no me toques las narices y dime la edad que tiene.

El policía suspira.

-Dieciseis, casi diecisiete. -Hugo amplía sus ojos y resopla. -Mañana mismo tienes que sacarle de tu casa, Hugo. O podrían denunciarte.
-¿Denunciarme? Alec...
-Ya te sabes las leyes, Hugo. Ningún menor puede permanecer en tu casa a no ser que sea consentido por sus padres o tutor legal y en este caso no ha habido consentimiento.
-Me cago en la puta, Alec. Eva no sabe nada de su vida, ¿cómo quieres que la saque de mi casa y la traiga a este lugar, que por cierto odia?
Esto es una mierda.
-Será una mierda pero es lo que hay, Hugo.

El rubio suspira y apaga el ordenador.

-Me voy a casa.
-Tu turno aún no ha acabado, Hu...

Pero antes de que pueda acabar la frase el chico cierra de un portazo la puerta y camina con decisión hasta su vehículo aparcado en la puerta de la comisaría, inmerso en sus pensamientos.

-¿Me odiará? No debería importarme, no es mi problema. ¿O sí? Hugo, ya vale, estás siendo un completo imbécil. -Piensa.

Y antes de lo que desearía, está aparcando en la puerta de su casa.

-Mierda. -Murmura al ver en el jardín a la chica jugar con sus pitbulls y sintiendo el pecho latirle con fuerza a medida que se acerca.
-Hola. -Eva le sonríe mientras es empujada hacia atrás por Vega.
-Hola... -El nerviosismo de Hugo es lo primero que nota Eva y Hugo se da un golpe mental por ello.
-¿Algo malo? -Pregunta echando a un lado a la pitbull.
-Bueno no es, la verdad.
-Vaya... -Susurra.
-¿Por qué no entramos y comemos algo? -Pregunta esperando poder cambiar de tema y estar en otra cosa por unas horas.

Ya se lo dirá por la tarde o por la noche. Si se lo dice ahora solo estropearía un buen ambiente durante lo que resta de día y eso sería innecesario. Totalmente innecesario...

-¿Qué vamos a comer?

Eva parece olvidarse del tema y eso alivia a Hugo, que rápidamente se acerca a la cocina para poder mantener opciones sobre comida en su mente.

-No sé. ¿Qué te gusta a parte de la pizza?
-Fideos chinos. -Responde al instante y llevándose las manos al estómago. -Es mi comida favorita.
-A mi también me encantan así que me parece una buena idea.

Eva aplaude y da vueltas por la cocina cotilleando todo mientras Hugo mira una receta sencilla de fideos chinos en su tablet.

-¿Qué te parece? -Le señala un plato en la pantalla y Eva solo asiente antes de juntos disponerse a prepararlo.


-Esto no es comestible. -Eva observa el resultado frente a ella. -No creo que tengan que tener ese color.
-No seas quejica y pruébalo, anda.
-Te digo que no es comestible.
-No me hagas meterte el tenedor en la boca, Eva.

La chica observa a Hugo sería por unos segundos y acaba por soltar una carcajada.

-Se te da mal amenazar.
-No es algo que haga todos los días.
-Esta bien, si te callas, lo probaré. Todo porque me dejes en paz.
-Trato.

Eva observa una última vez su plato y cierra los ojos cuando se lleva el tenedor a la boca.

-Dramatica... -Murmura Hugo.

Pero la chica deja el cubierto rápidamente en el plato y escupe la comida en una servilleta.

-¿Qué mierda es esta? -Pregunta poniendo cara de asco. -Me has intentando envenenar.

Hugo se ríe negando y la idea de que en ese momento, con su reacción, verdaderamente Eva le ha parecido una adolescente, aparece por su mente e intenta desecharla, pero no le es posible y vuelve a aparecer.

-Pediremos la comida de un restaurante. -Intenta sonar tranquilo y amistoso, aunque realmente no consigue serlo del todo.
-Mejor. Porque realmente esto no se lo comerían ni Vega ni Bella.

Esta vez la sonrisa del rubio es totalmente sincera.

-Está bien, no hace falta que sigas criticando mis dotes culinarias.
-Inexistentes.
-Idiota.

El chico camina hasta el teléfono y marca el tan conocido número del restaurante chino de al lado de su casa.

-En unos minutos nos traerán la comida.
-Vale. ¿Ahora hablaremos de lo que has querido evitar en el jardín?

Hugo abre ampliamente los ojos y evita mirar a Eva.
Mierda. Su plan de escaqueo no ha funcionado y Eva resulta ser más persistente de lo que esperaba.

-No es el momento. -Responde cortante y firme, haciendo que la castaña simplemente camine hasta la televisión y la encienda.

Está claro que él no quiere hablar de ello.

Eva y Hugo - Carpe diemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora