Capítulo 17

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-¿Qué haces? -Pregunta Eva al abrir los ojos y ver a Hugo sentado en el escritorio con el portátil encendido.
-No he ido esta mañana a trabajar y tengo que recuperar.
-Pero estás malo, Hugo. -Eva sonríe y se levanta para caminar hacia él. -Deberías estar en la cama.
Hugo también sonríe y separa un poco la silla del escritorio para que Eva pueda sentarse sobre su regazo.
-Volveremos a la cama en unos minutos. -Le acaricia la espalda y vuelve la vista a la pantalla del ordenador. -Es tu caso...
Eva asiente y también mira. Y ver una de las pistas le provoca una sensación extraña.
-¿Y qué sabes de él?
-Estas implicada, no creo que te sea agradable saber nada de él.
-Hugo, si he preguntado es porque quiere saberlo.
El rubio suelta un suspiro.
-Hubo varios asesinos, un tiroteo y la bomba solo fue puesta para asegurarse de que acababan con la vida de todos.
Eva asiente.
-¿Y de los qué murieron?
-Es lo que estoy intentando averiguar ahora.
La castaña se incorpora.
-Vuelvo a la cama, no tardes en unirte.
-Eva. -Hugo se da la vuelta para mirarla. -Van a volverle a poner fecha al caso de Dani. ¿Estás preparada?
-Sí. No te preocupes.
Hugo sonríe de lado y se gira para seguir investigando.
Lleva un rato cuando en los datos, aparece una ficha de uno de los fallecidos que no había visto y sus ojos se abren como platos al darse cuenta de quién se trata.
¿Que opinará Eva de eso?
Más tarde, Eva vuelve a abrir los ojos y se gira para mirar a Hugo, que tiene la vista clavada en el techo.
-¿Estás bien?
Él asiente sin mirarla.
-Mentir no es tu fuerte. Venga, va. ¿Qué te pasa?
Hugo finalmente se gira y la encara.
-Es del caso...
-¿Has descubierto algo más?
-Sí.
-Tienes que decírmelo.
-El problema esque no te va a gustar ni un pelo y no quiero verte mal.
-No estaré mal. Te lo prometo.
-No puedes prometerlo.
Eva suspira.
-No lo prometo, pero dímelo, por favor.
-Vale, aunque no quiera tienes derecho a saberlo... ¿Te parece si te lo cuento mientras cenamos?
-No creo que sea apropiado. Mejor dímelo ya y luego cenamos.
Hugo suspira.
-No sé si es mejor decírtelo o que lo veas...
-No le des vueltas, lo que creas más conveniente.
El rubio se levanta y coge el portátil para volver a la cama con él en las manos.
Suspira y cuando llega a la ficha gira el portátil hacia Eva para que lo vea.
La chica tarda unos segundos en asimilarlo hasta que finalmente se aparta del ordenador.
Hugo ni sabría definir exactamente lo que Eva está sintiendo.
-¿Estás... Bien? -Pregunta sin saber muy bien que decir.
-¿Tú estarías bien?
-Bueno... Yo...
-Es igual. Vamos a cenar, tengo hambre.
Hugo se sorprende. Esperaba cualquier otra reacción. Incluso estaba preparado para consolarla.
-Vamos.
Ni siquiera se viste. Coge las bragas y el sujetador y se los pone con prisa, después baja rápido a la primera planta, sin importarle si quiera si Hugo le sigue o no.
-¿Qué vamos a preparar? -Pregunta la castaña cuando siente al rubio a su lado.
-Lo que tú quieras.
-Algo sencillo, que no quiero que pase lo de la última vez.
Eva se ríe pero esta vez Hugo no se contagia. Sigue pensando en que su reacción no es normal.
-Bien. Dame un segundo, ahora vuelvo.
-Yo voy a empezar a cocinar.
-Vale.
Hugo se aleja y coge el teléfono del salón.
-¿Ángel? ¿Puedes pasarte luego? Tengo algo que contarte.
Se separa un poco el aparato de la oreja y escucha los sonidos de utensilios de cocina y los pasos de Eva de un lado a otro.
-Gracias. Si, después de cenar te llamo. Adiós.
Cuelga.

-Gracias, Ángel.
Hugo casi suspira de alivio al verle.
-Hola. -Saludo Eva desde el salón.
Ángel sonríe a ambos y Hugo directamente tira de él para subirle a la habitación.
-¿Qué pasa? -Ángel frunce el ceño.
El rubio coge el portátil y se lo pone delante de la cara con la página ya abierta.
Los ojos del policía se abren como platos.
-¿Co... cómo? ¿Pero ellos no son...?
-Si, Ángel. Son los padres de Eva.
-¿Ella lo sabe?
Hugo asiente.
-No ha tenido una reacción muy normal a decir verdad... Ni siquiera ha mostrado tristeza.
-Teniendo en cuenta que seguramente no se acuerde de ellos... No sé si es raro, Hugo.
-Ya, joder, Ángel. Pero aún así. No es normal que ni siquiera haya mostrado interés en ello.
-Tienes razón. Yo también he notado que está distinta.
-¿Quién está distinta?
Ambos se giran hacia la puerta desde donde Eva está mirándoles.
-Una compañera de trabajo. -Responde Hugo acercándose a ella. -¿Qué estás haciendo?
-Me aburría. ¿Y vosotros?
-Hablando de un caso que a ti no te concierne.
Hugo la echa fuera de la habitación con un suave empujón.
-No hace falta ser tan desagradable. En fin, yo voy a dar una vuelta.
-¿A estas horas? Ni de coña.
-Hugo, ya hablaremos mejor en otro momento, yo me voy ya que se está haciendo tarde.
-Está bien.
-Le acompaño.
-Eva, que no vas a ir a ninguna parte tan de noche.
La castaña rueda los ojos y les sigue hasta la puerta.
-Por cierto, Alec ha dicho que como hoy no has venido a trabajar mañana entras más pronto y sales más tarde.
-Vale, gracias, Ángel.
-Nada, enano. Hasta mañana, chicos.
En cuanto Ángel se va Hugo pone su atención en Eva.
-¿Qué coño te pasa a ti hoy?

Eva y Hugo - Carpe diemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora