Capítulo XII

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Capítulo XII - Mitei
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Decidí intentar consolar a Natsuki primero. Me acerqué a la puerta del cuarto de Yuri y Sayori, donde Natsuki estaba. Yuri me dijo que ella le haría compañía y trataría de tranquilizarla. Llamé a la puerta suavemente, y escuché la voz de Yuri.

Yuri: ¡Pase!

Al entrar, me encontré en una horrible tesitura. Eligiera lo que eligiera, una de las dos iba a pensar que la odio o algo así. Al acercarme, vi a Yuri sentada al borde de la cama donde Natsuki se hallaba tumbada mirando hacia la pared. Me senté en la otra cama, y tras unos segundos de silencio, comencé a hablar.

Takeda: Lo siento, Natsuki... Fui un imbécil, y si no me puedes perdonar, te comprenderé...

Nos encontramos en otro silencio prolongado. Finalmente, Natsuki respondió entre sollozos.

Natsuki: Takeda... Lo que me duele no es que no fueras a mi funeral... Lo que me duele es que me lo ocultaras...

Takeda: Natsuki, no estaba en condiciones de ir a ninguna parte. E ir a tu funeral lo único que hubiera provocado es que me suicidara un par de días antes por la pena. Estar en tu entierro hubiera sido una imagen que jamás podría sacar de mi cabeza, ver tu cuerpo muerto por culpa de que no fui lo suficientemente rápido hubiera sido equivalente a que me clavaran una lanza oxidada por la espalda. Aunque no me hubiera suicidado, hubiera vivido una vida horrible. Aún a día de hoy, la imagen de tu cuerpo colgado del techo de tu habitación con tu manga favorito en el suelo, roto, es algo que retumba en mi mente, me hace no poder dormir, y cuando me duermo, me despierto constantemente por las pesadillas... Te suicidaste por mi culpa, y Sayori estuvo a punto. Pero ella tuvo suerte, porque llegué a tiempo; pero contigo no tuve esa fortuna, y no imaginas lo que me duele verte así...

Natsuki no respondió. Yuri posó su mano sobre la cintura de la pelirrosa, y aportó a mi explicación.

Yuri: Natsuki, hay cosas que tu no viviste. Sayori, Monika y yo visitamos a Takeda justo después de tu funeral, y la persona que nos encontramos no era Takeda. Era solo un cascarón vacío, un hombre sin sentimientos, sin color, con un tono de voz monótono, sentado en su cama durante horas mirando al escritorio de su dormitorio, donde estaba una copia de Parfait Girls. La miraba día y noche, porque era lo único que le quedaba de ti. El único atisbo de tu existencia en este mundo era la copia de un manga, y miles de personas tienen copias como esas. El único recuerdo que tenía Takeda era algo que muchos tienen. Era tan triste pensar en aquello, que no sé cómo aguantó tantos días sin... Bueno, sin irse.

Natsuki: Por favor... Dejadme sola...

Yuri y yo dejamos la habitación sin decir nada, solo íbamos a empeorar la situación. Espera.... ¿Qué ha sido esa sombra? No es de Yuri.

Yuri: Bueno, yo me voy a la sala de fumadores. Hasta mañana.

Takeda: Hasta mañana...

Cuando Yuri se fue, decidí seguir la sombra. Caminando a buen ritmo, llegué al fondo del corredor, y vi de nuevo la sombra cruzar una esquina. Aceleré mis pasos, y finalmente acabé llegando a una puerta entreabierta. Era obvio que, sea lo que sea, se había ido por allí. Al atravesarla, vi unas escaleras de emergencia. Escuchaba unos pasos subiéndolas, y yo los seguí. Era una escalera por pisos, como las de los bloques de departamentos. Al llegar al tope, vi otra puerta que daba al exterior. Al abrirla, vi que me había llevado al tejado del hotel, y miré a mi alrededor. No había casi nada, más que un caseto donde debían guarDan un generador o algo así; extractores de humo, ventilaciones,... Pero una silueta humana destacaba. Estaba de pie al borde del suelo, asomada al abismo. Desde lejos, con la tenue luz lunar, pude ver cómo las gotas de agua impactaban en sus hombros. Intenté hablar, pero con el ruido de la lluvia apenas se oía. De pronto, cayó un relámpago. Con la luz, pude saber quién era.

Doki Doki: Estoy Vivo [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora