Capítulo XXVI

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Capítulo XXVI - Kyokutan
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Takeda: ¿C-cómo?... Sayori, ¿te das cuenta de lo que me estás diciendo?

Sayori: Soy perfectamente consciente de lo que te estoy diciendo. Y puedo jurar por mi honor que no te miento. La veo constantemente... Y me habla. Pero hay un detalle, cuando estuve al límite de... Bueno, de suicidarme, escuchaba voces todos los días. Aunque no sé por qué he dicho "voces", porque siempre era la misma. Y... Se expresa igual que las alucinaciones de Monika. Me dice que tengo un asunto pendiente, que hay algo que no funciona, y que soy la única que puede solucionar ese problema. Pero Monika me habla de manera mucho más simbólica, no es tan directa como aquella voz. Y ese es el verdadero problema, que desconozco a qué se refiere. Si es lo que yo pienso, parece que quiere que acabe con mi vida; pero hay múltiples ocasiones en las que dudo de esa teoría. Parece que me habla de algo más espiritual, como si yo tuviera una información necesaria para... Para algo. Pero no entiendo qué información puedo tener yo para arreglar lo que se supone que debo arreglar, y no puedo dejar de darle vueltas a esa idea.

Takeda: Vamos a ver, ¿dejaste algo a medias hace tiempo? ¿Algo importante?

Sayori: Sí... Suicidarme. Pero como ya te he comentado, puede ser que no haga alusión a ello, sino a otro "asunto pendiente". Hay veces en las que parece que se refiere a que he dejado de lado algo en esta historia, para ayudaros a volver a la vida totalmente. Mas es un mensaje aparentemente subliminal, a veces incomprensible.

Takeda: Sayori, ya arreglaremos eso. Lo primero es volver al hotel, no te vamos a hacer nada. Y no puedes quedarte aquí, está lloviendo, estamos a 2°C, y no tienes más que una manta para resguardarte, podrías enfermar.

Sayori: No, Takeda, necesito reflexionar.

Cuando dijo aquello, me quedé un segundo en shock. Era previsible, pero no esperaba que respondiera tan directa, ella era mucho más... japonesa. Extendí mi mano abierta hacia ella, esperando que ella hiciera lo mismo, y volví a hablar.

Takeda: Sayori... Confía en mi, como yo siempre confié en ti. Aunque estuvieras en un estado anímico deplorable, te mantenías a mi lado. Siempre has cuidado de mi; deja que por una vez, yo cuide de ti.

No respondió. Sus ojos denotaban confusión, pero tras unos diez segundos, me devolvió la mirada y estiró su brazo para agarrarme de la mano, como yo esperaba que hiciera. Sonreí, y ella caminó tranquilamente hacia su rincón del puente. Recogió sus pertenencias, y volvió conmigo. Juntos, caminamos bajo el mismo paraguas hasta un lugar mejor donde resguardarnos de la intemperie. Desde el portal de un bloque de departamentos, llamamos a otro taxi para volver.

* * *

Los cinco mirábamos a Sayori, cubierta con una toalla caliente para secar su piel de la lluvia y con una taza de té humeante entre las palmas de sus delicadas manos. Monika era la más receptiva con ella, la consolaba y la abrazaba, mientras que Natsuki y Aiko se mantenían neutrales. Pero lo más extraño era ver a Yuri, alejada de Sayori, y mirándola con gran condescendencia. Era cuanto menos extraño; Yuri era la mejor amiga de Sayori, inseparables desde hacía tiempo. Y ahora la veía ahí, sentada en el borde de la cama, casi inexpresiva, salvo por sus ojos, que transmitían odio desmedido, pero de manera tan sutil que parecía sentir pena por Sayori. Y lo que me quemaba las entrañas es el desconocimiento, ¿por qué Yuri se comportaba de manera tan infantil? Era la persona más amable, madura y respetuosa que jamás conocí, era desconcertante, no parecía ella.

Doki Doki: Estoy Vivo [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora