Cap 16. Juguemos un juego, Fernando.

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La mañana llegó como siempre, Fernando se removió entre las sábanas arrugando el rostro cuando su cabeza palpitó con fuerza. Llevó su mano hacia su frente, tocando el vendaje de gasa. De pronto todo lo ocurrido el día de ayer, lo golpeó en un súbito flashback. Abrió los ojos al instante, llevándose una sorpresa cuando se encontró en su habitación.

No entendía por qué recordaba a su tío y a don Luis hablándole el día de ayer. Ninguno de los dos estaba vivo. ¿Acaso había sido un sueño? Pues si así había sido, en serio estaba espantado ahora. Su plática con ellos se sintió tan real, que podía jurar los había visto en persona de nuevo. Fernando tragó seco, intentando que su cabeza no le jugase una mala broma.

Estiró su brazo por un vaso con agua sobre la mesita de noche a su lado. Notando al fin quién se hallaba recostada en su cama. Victoria dormía en una silla, sentada, pero su cabeza, y sus brazos reposaban a orillas del colchón. Fernando esbozó una media sonrisa, algo que sí recordaba, era que Victoria había salvado su vida. No podía estar más agradecido con el cielo de tenerla a su lado. Cuando terminó de beberse el agua, colocó el vaso con cuidado de regreso a su lugar. Sonrió con picardía cuando su mirada se dirigió a su bella durmiente.

Dedos acariciaban su brazo. Victoria se hallaba entre el letargo del sueño, todavía. Pero sentía que alguien pasaba repetidas y suaves caricias por su piel. Los rayos de sol que se colaban por la puerta de vidrio del balcón, estorbaban en su rostro. Y ni hablar de la incómoda silla de escritorio en el que se había quedado dormida.

De pronto alguien removió varios mechones de su rostro, provocando cosquillas en su rostro. Victoria arrugó su nariz, intentando desaparecer la picazón que apareció. Alguien rió por lo bajo debido a sus muecas frustradas, lo que la obligó abrir un ojo para saber quién irrumpía su sueño. Se llevó una sorpresa al ver que Fernando estaba despierto, apoyando contra el cabezal de su cama mientras la miraba dormitar.

–Buenos días, ángel. –la saludó, sonriente.

Definitivamente lucía mejor que ayer. Esos ojos ambarinos llenos de fulgor, estaban de vuelta. Todo él, lucía salido de una revista indecente para damas, su cabello castaño revuelto, y su torso desnudo le inferían un aire de ser la tentación en carne viva. Victoria no pudo evitar repasarlo con la mirada, pasando vergüenza cuando vio su rostro de nuevo y Fernando había estado atento a sus miradas.

–Hola... –susurró ella, bajando la mirada mientras se separaba de la cama–. ¿Qué hora es?

Estiró sus brazos, sintiendo los mil nudos que atormentaban su espalda. Hizo una mueca de desagrado cuando miró la incómoda silla en la que se hallaba sentada. Regresó la vista hacia Fernando, que no apartaba su fija mirada de ella.

–Son casi las seis de la mañana... –respondió pensativo, sin apartar sus recelosos ojos miel de ella–. No dormiste bien ¿O sí?

Su ceño fruncido denotaba preocupación. Victoria actuó rápido y negó con la cabeza, no quería que algo tan simple como pasar la noche en vela fuera agobiarlo.

–No fue así, esta silla puede ser cómoda...

Intentó esbozar su mejor sonrisa, mientras palmeaba el apoyabrazos de la dura silla. Fernando por su parte, no sabía si darle un premio por sus esfuerzos al mentir, o castigarla por atreverse a ocultarle la verdad. Cualquier decisión que tomase, apostaba que excitaría a Victoria. Ocultó su sagaz sonrisa cuando los juegos de poder regresaron como la nada a su cabeza, no estaba convaleciente para un poco de acción con su ángel.

–Mientes espantoso, ángel... –le aseguró divertido, tendiéndole la mano–. Ven aquí, y duerme conmigo, nena.

Sus palabras eran más que un sencillo ofrecimiento para compartir su cama. Victoria dudó de sus sanas intenciones, frunció el ceño, mirando con recelo de su mano estirada hacia su rostro. Atrapó a Fernando sonriendo con picardía, era obvio que ni siquiera haber estado tan cerca de la muerte, apagaba su lujuria. Ella no sabía si estar sorprendida o mortificada de la facilidad con que Fernando tornaba cada cosa en un asunto sexual.

Indestructible 1: Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora