6. Sospechas absurdas

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La situación era completamente distinta en aquél lugar donde se originó la profecía, el castillo de los Jokers, debido a la unión mágica de todos los reinos.

Las gemelas hablaban con el perruno oráculo, con la esperanza de conocer un poco más sobre lo que se aproximaba aunque no tenían permitido intervenir directamente con el destino, debía existir un modo de ayudar a la gente que ningún mal ocasionaba a sus semejantes.

Pero ese tipo de cosas no preocupaba mucho a uno de los aprendices que se dirigía a su maestra, siendo detenido por su hermano.

—Deberías pensar mejor lo que quieres hacer, no es momento para eso.

—No seas tan amargado, Freddy. Yo siempre sé lo que hago.

El de ojos azules no podía evitar la angustia, Fred era impulsivo e idiota pero no era mala persona y podía ser mucho más sensible de lo que la gente pudiera pensar, por eso su hermano solía cuidarlo aunque confundieran su preocupación con antipatía. Sin embargo, no podía evitar que el otro hiciera lo que quisiera, por lo que simplemente lo dejó ir a donde estaban sus maestras.

—Debemos lograr otra vez que todo permanezca como hasta ahora. —Comentó Puppet tomando sus manos con las de Mai y entrelazando los dedos.

—¡Claro! Nosotras ya trajimos la paz a los reinos una vez...

—Pero eso fue hace como 50 años, ustedes no pueden ser mayores que nosotros. —El aprendiz de magia negra entró, interrumpiendo de repente aquella interacción.

—La magia te ofrece muchas ventajas y comer panqueques especiales, también. —Completó la Joker de magia blanca. Las gemelas intercambiaron una mirada y, en un acuerdo tácito, Puppet salió de la habitación.

Fred, un tanto confundido por lo ocurrido, se acercó a su acompañante con una sonrisa coqueta pero ella lo frenó en seco.

—Imposible —Cerró Mai.

—Pero si aún no te he dicho nada.

—Eres mi discípulo, te conozco y la magia negra necesita la magia blanca para que exista un equilibrio. Las relaciones son parecidas, si no se complementa la magia podría ser desastroso. —Para el chico, nada de lo que decía la otra tenía sentido pero algo sí le había quedado claro...

—¿Simplemente me rechazas así? Ni siquiera lo vas a considerar.

—Nuestro momento no sería en esta vida. —Dicho esto, ella se fue en una nube de humo morado, dejando el fantasma de sus ojos sabios en la mente de Fred.

★★★

En otro lado, Eak moría de calor mientras los otros reían de su extraño sufrimiento. Si al menos hubiera sido enviado a Diamantes, tendría un ligero consuelo pero no era el caso en el reino de Corazones dónde todo le parecía tan... Cursi.

En estos tiempos de paz, la gente de cualquier reino se mostraba sonriente y tranquila pero había algo empalagoso en este lugar, comenzando con los reyes que, a pesar de ser elegidos por Marca, se mostraban enamorados, felices y satisfechos con su papel en la vida, algo que no podía decir del reino dónde él venía. Era casi tan incómodo como irreal para el As de Picas.

Para el de mirada aguileña, a él le había tocado lo peor del intercambio. Estaba lejos de sus conocidos, con la preocupación sobre lo que pasaría en su reino y en el sitio más pacífico y aburrido de todos, el menos probable que ocurriera algo malo... O eso creía el As de Picas hasta esa noche.

Como en muchas otras ocasiones, el insomnio se había apoderado de su cuerpo y él no se sentía cómodo encerrado en la habitación, por lo que se decidió a dar un paseo por el castillo que cada vez conocía mejor, al igual que el suyo, reconocía los ruidos y los silencios, tanto de los guardias como de los que no lo eran y, llámese instinto, presentimiento o destino pero algo le dijo a Eak que debía salir para encontrarse a Lily en la distancia, ella enviaba una carta a escondidas por la forma en la que envió al mensajero.

—No imaginé que la Jack de un reino tan pinche amoroso fuera tan culpable...

—Quiero que la carta le llegue temprano a Onnie, estoy preocupada por él. —La chica ni siquiera parecía sorprendida por la presencia y acusación del otro— La reina Bonnie estaría de acuerdo con que estuviera pendiente de él.

—¿Entonces ustedes dos están conspirando para hacer caer el reino?

—No seas absurdo, yo no ganaría nada traicionando los reinos.

A pesar de todo, los tonos de ambos eran bajos y casuales como si hablaran sobre lo tranquila que era la noche y no sobre lo sospechosa que lucía la chica de lentes. Los grillos cantaban con esa magia que inspiraba paz en medio de cualquier tempestad hasta que el chico decidió seguir con esa conversación porque, a pesar de todo, él no podía creer que fuera culpable... Aunque tampoco creía que le estuviera diciendo toda la verdad.

Ninguno se miraba de frente, preferían centrarse en las sombras de los árboles o el reflejo de la luna sobre las columnas, todo sonaba mejor que mirar a una persona de la que no se quería desconfiar pero inevitablemente se hacía.

—Confío mas en Tiburoncin que en ti. —Lily rió con suavidad al escuchar la mención del As de su reino para pronto ponerse seria.

—Creo que tú sabes más de lo que me dirías y, de igual manera, prefiero mantener el silencio... Quizá si nos callamos lo suficiente, la tragedia no nos escuche y pase de largo como un mal recuerdo.

Ambos se fueron sin despedir, como si en ningún momento hayan detenido sus respectivas ocupaciones para tener esta conversación, caminaron a sus respectivas habitaciones pero antes, la chica pasó frente a la habitación de los reyes, suspirando por pensar que el futuro no es piadoso ni siquiera con las buenas personas.

Para evitar la guerra (FNAFHS AU CARDS KINGDOM) GOLXY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora