En el reino de Picas hace mucho frío.
El clima no suele variar demasiado, a veces hace frío, otras llueve durante días con una calma que adormece a sus habitantes mientras reposan en la tranquilidad de su hogar... Aunque no es igual de halagador para aquellos que no tienen un hogar.
Para el hermoso y aventurero príncipe del lugar, esos días eran los mejores para dar un paseo clandestino por el solitario pueblo, aprovechando que nadie vería lo desastroso que era su cabello y podría disfrutar con comodidad de los lugares que normalmente no le permitirían visitar, a pesar de ser parte de su reino; sin embargo, Félix nunca imaginó que en una de esas excursiones se toparía con su más grande aliado y amigo.
Las calles puedes ser despiadadas incluso en un lugar donde reina la opulencia o, mejor dicho, debido a que la riqueza es tan notable, también lo es la pobreza.
Eak sobrevivía, eso no era ningún problema para él ni tenía las grandes ambiciones que cualquiera supondría, ya que era originario de Picas, sólo se conformaba con que lo dejasen en paz. Por supuesto, nunca imaginó que un día frío, mientras él estaba acurrucado en el rincón de un callejón, sería encontrado por unos brillantes ojos dorados que, confundidos, le ofrecieron la mano.
—¡Oh por Pía! ¿Qué haces aquí? Ven conmigo, hace mucho frío y humedad... Te llevaré al castillo. —Sólo hasta entonces, Eak notó que estaba frente al príncipe y este se encontraba sin escolta. Pensó en negarse y huir, no tenía porqué deberle nada a alguien de la Realeza pero la expresión preocupada del otro lo desarmó.
—Gracias... —Susurró algo arisco pero que igual le ganó una sonrisa encantada por parte del príncipe.
Muy a su pesar, el chico vagabundo se quedó en el castillo para curar heridas acumuladas y recuperar el peso que debería tener, antes no lo dejaría ir el de cabello rosa. Al menos ese capricho que el futuro gobernante tenía por él, lo llenó de calidez porque encontraba a alguien con determinación, ideas y carisma pero que estaba seguro que no sería la voz que guiara a su pueblo.
—Seguramente yo seré la Reina, no creo que el esposo que me escojan los Dioses me tome mucho en cuenta. —Era la constante declaración de Félix con un poco de amargura, sonando muy maduro y adulto a pesar de sólo ser un año mayor que el chico de mirada aguileña.
—Pues... A mí generalmente me vale... Pero yo te consideraré el Rey. —El mayor lo abrazaba y chillaba de emoción al escuchar esto.
Aunque eso no fue lo que más marcó a Eak, si no la visita de un chico de hernosos ojos y extraordinario cabello naranja que le habló sobre su sueño de, en un futuro, entrenar para poder lograr ser el As del reino de Diamantes, al que pertenecía.
—¿Por qué serías un As? Te obligarían a sacrificarte por otros. —Cuestionó el más bajo.
—¡Porque quiero proteger a la gente! —Respondió Towntrap sin dudar, regalando una enorme sonrisa que agitó el infantil corazón del chico de Picas. Entonces, por fin Eak deseó algo: ver siempre la sonrisa de aquél chico con melena de león.
Sólo tenía 10 años pero comprendía que su vida estaba cambiando y por fin veía el camino de su destino.
Félix le enseñó a vivir y Towntrap a tener una razón para mejorar... Por ellos dos tomaría las decisiones difíciles, las que no eran políticas pero sí las correctas, por muy crueles que parecieran en un inicio. Él podía ver un futuro mejor aunque el camino estuviera manchado de sangre. Esta sería la última vez, para que no ocurriese de nuevo.
Por eso tuvo que tragarse el dolor cuando su látigo se enredó en el cuello del As de Diamantes hasta que quedó inconsciente. Corrió para verificar que los daños no fueran demasiado graves y, después de resguardarlo en una habitación cercana, se dirigió en búsqueda del Rey Félix.
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Para evitar la guerra (FNAFHS AU CARDS KINGDOM) GOLXY
FanfictionLo más simple para una persona, puede ser la perdición para otra... O para todos los reinos. ¿Una profecía que advirtió o arruinó todo?