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CAPÍTULOTRES

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CAPÍTULO
TRES

Casi olvidaba lo rápido que pasaban los días dentro del internado, como si Altagracia tuviese un sistema alterno de espacio y tiempo a diferencia del resto del mundo. Los días son cortos, casi ni se sienten, y las noches son eternas, de manera que aquellas desafortunadas que sufren insomnio sienten que están al borde de perder la cordura gracias a la luna que permanece terca reinando el cielo oscuro, sin indicios de querer cederle el trono al sol. En Venecia sus insomnios se justificaban a estar de fiesta, pasar la noche entera bailando y riendo sin razón alguna. En Italia se vive mejor, se rigen por los placeres, por lo que sienten, Estados Unidos, en cambio, es más recatado. Ahora entiende porque sus padres no querían que regrese tan pronto, podía sentir manos alrededor de su cuello impidiendo la correcta entrada de aire a sus pulmones, se sentía asfixiada, pero a la vez sabía que estaba donde tenía que estar. O por lo menos eso se decía cada mañana frente al espejo, intentado convencerse a sí misma, recordando que ese era su hogar y que las personas que la rodeaban eran su familia. Aún que mentiria si dijera que no extraña comer spaghetti en las afueras de un restaurant tradicional mientras Lexi y Louis le enseñan los gestos típicos que los italianos hacían ante cualquier expresión.

La chica de piel bronceada estaba sentada a su lado en aquel instante, vestida por un vestido color amarillo neón que ajustaba su definida figura, y un maquillaje sobreviviente de la velada que ha pasado. Eran las 8 a.m., y gracias al insomnio que la atormento toda la noche pudo recibir el mensaje de Lexi diciéndole que pasaría a visitarla, supone que esta lista para seguir de largo antes de ir a la cama por ciertas sustancias que no la dejaban dormir.

- ¿Y qué se siente? - pregunta dando una pitada a su cigarro, acomodando su cabeza contra las colchonetas de yoga ubicadas en el armario de gimnasia donde estaban escondidas. Intrigada, buscando los ojos de la muchachita castaña que tanto ha extrañado en los últimos días.

- ¿El qué, Lexi? - devuelve algo cansada Millie, estirando su cuello hasta que su coronilla choca contra la fria pared en la que está apoyada. A diferencia de su amiga, no tenía sustentos que la mantengan arriba después de una noche sin dormir.

Se le habían acabado, y ese era otro de los grandes motivos de su malhumor.

- Estar de interna. -responde obvia elevando sus hombros y estirando sus pies para poder chocharlos con los de la chica sentada opuesta a ella, de manera que están de frente y sus piernas se esquivan mutuamente.- ¿Es como en Rebelde o es más bien un Zoe 101?

Millie ríe por la comparación, a su amiga le gustaba ver telenovelas, y la ha acompañado en ese gusto durante su escapada a Italia. Fue una buena pregunta, de hecho.

- Rebelde. -dice en una bostezo.- pero con un toque de Gossip Girl.

- Ya me lo imaginaba. Cuando entre quede shokeada por todo lo que tienen aquí, esto parece un puto hotel cinco estrellas. - algo divertida Lexi apunta la ventana que daba a uno de los patios, señalando la serie de piscinas que protagonizaban la vista de cualquiera.- Igual, aún siendo muy lujoso y todo sigue siendo una cárcel. Dar tu libertad por vivir en una burbuja de Disney católica me parece un mal trato.

Lucifer; fillieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora