Capítulo 33

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JENNA

Era sábado, como no teníamos nada que hacer, ya que la casa estaba limpia y teníamos mucha flojera, Anthon y yo decidimos quedarnos en cama, terminé un libro de psicología que me había prestado una compañera de trabajo, Anthon tenia su cabeza en mi estómago, mientras estaba con su teléfono, con mi mano disponible le acariciaba el cabello y Luis estaba tomando sol en el patio.

Anthon tenia un llavero con un tierno osito panda miniatura comiendo fideos que se había ganado en una feria a la que fuimos hace dos años atrás, yo lo llamo Peter, lo tomé de la mesa de noche y lo puse entre mis pechos, con mis dedos moví el muñequito como si estuviera haciendo un bailecito.

—¡Hola, soy Peter panda! ¡Sí!—Hice voz chillona.

Anthon alzó la cabeza y miró lo que hice.

—Hola Peter panda—Se acomodó, apoyándose en un brazo y me miró con picardía—, ¿Me dejas entrar a tu cueva?

Ese fue un doble debido.

Hice que el oso panda se escondiera debajo de mi camisa.

—¡No!—Chillé—, alejate feo humano.

Anthon se pone encima de mí, para hacerme cosquillas en el cuello con su boca y le da un par de mordiscos.

Ay deos.

—Anthon.

—¿Mhmm?

Él sabe que mi punto débil es el cuello.

—Peter panda, tapate los ojos, esto no es apto para inocentes—Dice Anthon.

Me puse encima de él riéndome, y él me da una mirada pervertida.

—No, hoy no—Le dije.

—¿Por qué?—Hace puchero.

—No hagas puchero—Le di un beso, él me da uno de regreso—, Luis pronto subirá, y tengo hambre.

—Puedes comerme—Sonríe, mostrando esa sonrisa con hoyuelos que sabe que me encanta.

—No, no te has bañado, fuchi—Arrugue la nariz.

Me levanté para salir corriendo hacia la cocina.

—¡Oh vamos!—Dice Anthon y me persiguió.

(...)

Tomé dos limones verdes de la cesta de frutas.

—Anthon—Llamé al pendejo de mi novio.

Él, estaba buscando algo en la nevera, dejó de hacerlo para verme.

—Mira—Puse los limones cerca de mis ojos—, mi sueño se cumplió, tengo ojos verdes... Ahora soy más sexy.

—¿Qué voy hacer contigo?—Pone una mano en su frente.

—Me amaaaasss—Chillé mientras me acercaba a él para abrazarlo, él se ríe y me abrazó de vuelta dejando un beso en mi cabeza.

Me separé para poner los limones en su lugar pero Anthon tomó los limones, los miró, parece que analizó el tamaño, luego me ve y los pone a la altura de mis pechos.

—Perfecto.

Puse cara de indignación.

—Te odio.

—Pero me encanta tus limones—Movió las cejas.

Tiró los limones detrás suyo y pone sus manos en mis pequeños pechos.

—Son suaves.

—Anthon...—Lo miré con advertencia.

—Y blandos.

No Apto Para Parejas Normales 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora