011.

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Amelia.

Bien, en un segundo ya estábamos en el departamento, aunque no les mentiré con que estaba algo desilusionada, pensé que quizá Cinco me besaría, pero no sucedió...aunque bueno, teníamos tantas cosas en mente que quizá aún no era el momento. 

La primera imagen que vi del departamento fue ver a un Diego semidesnudo e inconsciente sobre el sofá, mientras su amiga lo estaba curando al parecer, era algo extraño a decir verdad pero agradecía que ayudara a nuestro hermano.

---Oh, no esta muerto.--- comentó Cinco para separarse de mi y caminar hacía la pequeña mesita a lado del sofá.

---¿Decepcionado?--- le pregunto Lila.

---¿De verte? Siempre.--- le aseguro el chico mientras tomaba algo de la mesita.

---Tanta hostilidad en un paquete tan pequeño.--- comentó con seriedad la morena.--- ¿Te cortaste afeitándote? Te enseñare a hacerlo como un hombre de verdad.

---Oh lo siento.--- comenté mientras me reía, obteniendo una mala mirada de Cinco y una sonrisa por parte de la chica.--- Pero tienes que admitir que sus comentarios fueron graciosos.

---Como sea.--- comentó Cinco mientras rodaba los ojos.--- Y no, nos encontramos con un viejo amigo de la familia.

---¿Dónde esta...Elliott?

Al voltear hacía mis espaldas, vi como el hombre estaba sobre una de las sillas que usaban los dentistas, ahora dormido pero aún atado a ella y amordazado.

---¿No lo desataste?--- le pregunté con molestia a la chica.

---¿Debía desatarlo?--- pregunto genuinamente confundida la chica.

---Increíble.--- solté en un murmuro mientras me acercaba a Elliott.

Pensaba desatarlo, aunque sorprendentemente se veía muy tranquilo dormido así, quizá no era del todo una buena idea desatarlo ahora, pero se molestaría más si se despierta y aún sigue así. Por lo que sin ya pensar tanto, y con la velocidad, lo desate en cuestión de segundos.

---Eso es increíble.--- escuche el murmuro de Lila a mis espaldas.

---Gracias.--- le respondí con una amplia sonrisa de suficiencia.

---Oh, al fin volvieron.--- escuche que comento un adormilado Elliott.

---¿Estás bien?

---Si, algo incomodo por dormir aquí.--- aseguro señalando la silla mientras se paraba de esta.--- Pero fuera de eso todo bien, decidí dormir al ver que la chica no me desataría y no me haría daño.

---Menos mal.--- le sonreí levemente.

---Bien, tomaré un cereal porque muero de hambre.--- aseguró el mayor mientras se estiraba y se encaminaba a la cocina.

---¿Hay alguna habitación donde podamos dejar a Diego?--- escuche que pregunto Lila, mientras se paraba de aquel sofá.--- Es decir, no creo que quieran tenerlo aquí semidesnudo...

---Por supuesto que no.--- la interrumpí rápidamente.--- Hay una habitación vacía por allá, solo...ponle algo antes de que lo levantes. Estaré en mi habitación.

Me encamine a paso lento hacía mi habitación, mientras veía como Lila buscaba nuevamente la ropa de mi hermano, bien, claramente esa era una escena que no quería ver por el momento. Quizá sería buen momento para descansar un poco. Dejé unos aretes que tenía sobre mi tocador, pero aún así sentía una presencia detrás mío, no necesitaba ser una genio para saber de quién se trataba.

[2] El principio del fin | Número 5; The Umbrella Academy 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora