3.4 la fiesta

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Albus Potter | La fiesta

Albus Potter | La fiesta

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1 de febrero de 2028:

Scorpius entró sin tan siquiera llamar a la puerta. Era una costumbre que había adquirido con el paso de los años. Cuando vivía en la Mansión Malfoy, siempre era muy cuidadoso cuando se trataba de entrar en habitaciones ajenas, ya que no le gustaría encontrar a su padre o a cualquiera de las demás personas que vivían en ella en una situación comprometedora. En cambio, al mudarse con Albus, había ido perdiendo esa costumbre de llamar a la puerta, ya que, al ser su novio, se tenían mucha más confianza.

El chico se encontraba tumbado en la cama, leyendo un libro. Al ver como el rubio entraba por la puerta, apartó la mirada de la página, se quitó las gafas de montura redonda y sonrió, enseñando todos sus dientes.

—¿Estás preparado? —preguntó el azabache.

El rubio soltó una suave risa y su novio se incorporó, acercándose hacia él. Al encontrarse en frente de Scorpius, Albus lo inspeccionó con la mirada y frunció el cejo. El Malfoy vestía un chándal de color azul eléctrico que le había regalado James Potter por Navidad, y no parecía dispuesto a cambiarse.

—Cariño, no irás así, ¿verdad?

Scorpius se encogió de hombros y se limitó a sonreír, consciente que el azabache no estaba contento con lo que presenciaba. Albus iba vestido con un traje de color negro  y una corbata verde esmeralda que combinaba con sus ojos. Sus zapatos, también negros, parecían ser los más caros del mercado. Se había peinado, e incluso el rubio pudo observar como llevaba los ojos y los labios pintados. Iba inmaculado, limpio y sofisticado, parecía acabado de salir de una película en blanco y negro, de esas que gustaban tanto a Draco Malfoy. Scorpius, al verlo, sintió vergüenza.

—Vas muy elegante —dijo el rubio, sonriendo con picaría—. Y estás muy, muy guapo.

Albus no se dejó engañar por los piropos de su novio y se cruzó de brazos, fulminando a Scorpius con la mirada. Ese día le había repetido más de cinco veces que la ocasión requería de buena vestimenta, que no podían llevar lo que quisieran. El rubio le había prometido cada una de esas veces que buscaría su mejor traje, que se arreglaría un poco. El azabache ya intuía que eso no iba a pasar, pero había decidido depositar sus esperanzas en él. Le costaba admitir que se había equivocado. Albus estaba enamorado de ese chico, sí, pero a veces le parecía agotador lidiar con él.

—Scorpius —susurró—. Ve a cambiarte, por favor.

El rubio suspiró y depositó un pequeño beso en los labios de su novio. Abrió la boca, quizás para decir algo, pero sus palabras fueron interrumpidas por tres golpes secos en la puerta. La pareja se giró hacia donde provenían, encontrándose con una pelirroja de ojos color avellana. Parecía que la chica sí que había prestado atención a las suplicas de su hermano, ya que llevaba un vestido rojo a juego con su pelo, que estaba recogido en un elegante moño.

Thank u, next | Scorpius MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora