1.5 no te quiero

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Alice Longbottom | no te quiero

Alice Longbottom | no te quiero

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23 de mayo de 2022

Scorpius estaba tumbado en la cama, con los ojos abiertos y mirando al techo, totalmente sumergido en sus pensamientos. Eran altas horas de la madrugada, pero no podía dormir. A su lado, Albus roncaba ruidosamente, seguramente disfrutando de la sensación de volar entre sueños. El rubio suspiró, restregándose los ojos. Tenía sueño, sí, pero algo lo mantenía despierto, el sentimiento de que no todo estaba bien. Con pereza, se levantó, intentando hacer el menor ruido para no despertar a sus compañeros.

—¿Scorpius?

Al oír la voz de su amigo se congeló. Lo miró por un momento, observó sus labios entreabiertos, sus ojos rojos a causa del cansancio. Su pelo azabache se encontraba revuelto, despeinado, y en el rostro tenía gotas de sudor.

—¿Dónde vas? —preguntó el chico, incorporándose para tener una mejor visión de su mejor amigo—. ¿Qué hora es? Debe ser muy tarde, y mañana tenemos examen.

—Duerme, Albus —le susurró Scorpius—. No te preocupes por mí, voy a tomar el aire.

El azabache inspiró profundamente y negó con la cabeza. Él era consciente de las escapadas nocturnas del rubio. Sabía que cuando algo le rondaba por la cabeza su insomnio se hacía más habitual, y que sí que debía de preocuparse. Aún recordaba la multitud de noches en las que lo había acompañado, dejándolo llorar en su hombro. Fue justo después de que muriera su madre, una época que tanto Albus como Scorpius nunca olvidarían. La oscuridad era la mejor forma de reconfortar a su rubio amigo, y Albus lo sabía mejor que nadie. Al igual que sabía que, en ciertas noches, no debía dejarlo solo.

—Te conozco, Scorpius —dijo, y el rubio apartó la mirada de sus ojos—. No puedes engañarme, soy tu mejor amigo. ¿Qué te pasa?

Scorpius suspiró.

—No lo sé. Muchos pensamientos se están acumulando en mi cabeza, y no me dejan descansar —reconoció el chico al fin, para después sentarse junto a su amigo, en la cama de este—. Creo que hay algo que no me deja dormir, pero no sé el qué. Algo no está en su sitio, ¿sabes? No entiendo qué es, no entiendo qué necesito hacer para deshacerme de este peso que siento en el estómago.

El azabache asintió y apoyó una mano en el hombro de su amigo, transmitiéndole todo su apoyo.

—Sé lo que se siente, amigo, pero tienes que dormir. No puedes escabullirte por la noche, sabes que no. Me preocupas, Scorpius. Te noto extraño, como si estuvieras aguantando el aire, esperando a que algo pase. Y no sé cómo ayudarte.

El rubio sonrió, contento por las palabras de su amigo. Él tampoco sabía qué tipo de ayuda necesitaba, tampoco sabía qué faltaba en su vida. Se levantó lentamente, sintiendo como si las piernas fueran a dejarlo caer. Albus lo miró desde su posición.

Thank u, next | Scorpius MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora