Thank u, next| ❝Scorpius Malfoy se ha enamorado cuatro veces. Alice Longbottom, la rubia de oro, Rose Granger, la chica en llamas, siempre sedienta por amor, Albus Potter, su mejor amigo, el chico de sus sueños y Lily Potter, su ángel pelirrojo. Des...
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22 de enero de 2023
—Me debes un producto de Sortilegios Weasley —dijo Albus, mirando con superioridad a su mejor amigo.
—No, has hecho trampa, seguro que has contratado a algún experto en adivinación para saber que Ravenclaw ganaría a Gryffindor en el partido.
—Eso no tiene sentido, Scorpius.
Los dos amigos caminaban por los pasillos de Hogwarts, sumergidos en una pequeña discusión que los tenía bastante ocupados. Días antes, Albus había jurado a Scorpius que Ravenclaw sería el vencedor del partido de quidditch que tendría lugar, y que Gryffindor perdería. Scorpius, pensando que su amigo azabache solo estaba resentido con James, su hermano y capitán del equipo de quidditch de Gryffindor, por haberle jugado otra de sus bromas, propuso que no, que los leones serían los vencedores. Después de haber debatido durante un rato, cada uno exponiendo sus pensamientos, ambos habían acordado que, quién fuera que ganara la apuesta, le debería un producto de Sortilegios Weasley al otro. Ahora, el rubio parecía estar indispuesto a cumplir su parte del trato.
—¡Scorpius! ¡Lo prometiste!
—Lo siento, Albus.
Estaban tan concentrados en su disputa, que a penas se percataron cuando una pelirroja se situó en medio de los dos y los rodeó con un brazo, atrayendo a los dos chicos hacia ella. Ese día llevaba el pelo sujetado en una trenza y el uniforme de Gryffindor más limpio de lo habitual. Sonreía con todos sus dientes, divertida.
—¿Qué pasa, chicos? —preguntó al percatarse de la tensión del ambiente.
Albus fulminó con la mirada a Scorpius y se cruzó de brazos. Parecía enfadado de verdad, pero el rubio sabía que solo estaba fingiendo. Era una forma bastante curiosa que tenía Albus para conseguir lo que quería. Normalmente le funcionaba, sobre todo con Rose y Lily, su hermana. Ellas solían ser las más débiles delante de los encantos del muchacho. Pero Scorpius no. Él conocía demasiado a su amigo como para caer en la trampa. Sí, lo había prometido, pero, ¿acaso Albus cumplía todas sus promesas?
—Scorpius no sabe perder —dijo Albus, frustrado.
—¡Eso es mentira!
Entre los dos, explicaron la situación a la pelirroja. Ella escuchó atentamente y sin decir nada, cuando acabaron, se limitó a soltar una carcajada. Los dos chicos la miraron con el cejo fruncido, bastante confundidos. Pero la chica solo se limitó a negar con la cabeza. "Infantiles" no pudo evitar pensar.
—Vamos, ¿de verdad? —Ambos chicos asintieron—. Pensaba que era algo más grave. Parecéis niños de cinco años.
—¡No es verdad! —exclamaron los dos a la vez.
Al darse cuenta de que sus palabras habían coincidido, se miraron un segundo a los ojos, en silencio, para luego empezar a reír. Rose se sumó a sus carcajadas, y los tres siguieron caminando, ganándose miradas de confusión del resto de alumnos que se encontraban en el pasadizo.
