Albus Potter | alcohol y peleas
13 de octubre de 2028Cuando el rubio abrió los ojos, la luz ya entraba por la ventana. Scorpius gruñó, llevaba años recordando a Albus que debía cerrar la ventana cada noche, pero él nunca lo hacía. Era otra de esas costumbres del azabache que tanto lo molestaban.
Se restregó los ojos con las manos, sintiendo como todo su cuerpo se despertaba. Luego, se llevó una mano a la cabeza, que le dolía demasiado sin motivo aparente. Parecía que la noche anterior había bebido, pero, ¿por qué? Solo se emborrachaba hasta tener resaca cuando había algún evento especial (pero ese no era el caso) o cuando algo no iba bien. Aunque Scorpius no conseguía recordar nada, se decantó por la segunda opción. Al bostezar pudo notar como su rostro estaba cubierto de lágrimas. ¿Se había quedado dormido mientras lloraba? Mierda, era mucho peor de lo que había pensado en un principio.
Se incorporó lentamente, con pereza, intentando despertar todos sus músculos. Observó su alrededor, y frunció el cejo al darse cuenta de varias cosas inusuales. Lo primero que pudo notar el rubio fue que no estaba en su cama. Siendo más específicos, no estaba ni en una cama. Era un sofá, su sofá, ese mismo que, años atrás, habían elegido tan cautelosamente con Albus. Era de un color rojo como la sangre, y a ambos los había cautivado desde el primer momento. Después de tantos años, ese color había perdido su esplendor, quedando un color rosa malgastado que no favorecía mucho la casa. ¿Por qué estaba durmiendo en el sofá?
Lo segundo que pudo notar, fue que aún iba vestido. Anoche no se había puesto el pijama. Su camiseta, de un color marrón oscuro, olía a alcohol y humo, un olor que Albus odiaba. El rubio arrugó la nariz. Con el paso de los años, también había aprendido a odiar esa extraña fragancia.
Intentando no hacer movimientos bruscos, buscó por la mesilla que se encontraba a su lado algo que pudiera calmarle el dolor. Palpó con la mano hasta que encontró una pequeña pastilla. Bingo. Agarró uno de los diez vasos que se encontraban acumulados en el suelo, el único que seguía conteniendo un líquido que fue incapaz de identificar, y se tragó la pastilla. No tuvo tiempo ni de fruncir el cejo al notar el amargo sabor de la bebida, ya que todos esos pensamientos que en un principio resaltaban por su ausencia, habían aparecido de repente, provocando que el rubio se tambalease y se llevará una mano a la cabeza. Gritos, peleas, llantos. Todo había ido mal. Todo.
—¿Ya estás despierto?
Aún estaba procesando todo lo que había pasado la noche anterior cuando una voz masculina que reconoció de inmediato se filtró por su oído. Esperó unos segundos antes de levantar la mirada, temiendo lo que podría ver al hacerlo. Porque esa vez las cosas se habían complicado, y ya no podía hacer nada para volver al pasado y arreglarlo. Cuando el tiempo se agotó, Scorpius dirigió la mirada hacia su novio.
Albus se encontraba apoyado en el marco de la puerta de su habitación, con los brazos cruzados sobre el pecho y una expresión seria en el rostro. Él sí que llevaba puesto el pijama, aunque las bolsaa bajo sus ojos mostraban que no había dormido bien. Además, se le veía pálido y cansado. Lo primero que pensó el Malfoy fue que necesitaba una buena ducha y tomar su típico café de las mañanas.
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Thank u, next | Scorpius Malfoy
FanfictionThank u, next| ❝Scorpius Malfoy se ha enamorado cuatro veces. Alice Longbottom, la rubia de oro, Rose Granger, la chica en llamas, siempre sedienta por amor, Albus Potter, su mejor amigo, el chico de sus sueños y Lily Potter, su ángel pelirrojo. Des...