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farmacología anti-demoníaca,su clase favorita desde antes de ser aceptada en La Orden De La Verdadera Cruz,aunque grande fue su sorpresa cuando no logró entrar a las clases de exorcista,pero fuera como fuera,ella tomaría esa clase.
En cuanto escuchó el inicio del almuerzo,cual resorte se puso de pié con rapidez,tomando sus cosas con apuró,sin darle tiempo a su compañero de banca de siquiera darse cuenta que se había ido. Corrió lo más rápido que pudo por casi todo el recinto,buscando al profesor más joven,el cual impartía la clase que tanto adoraba.
Aunque para la mirada de muchos ella huía de nueva cuenta de algún otro profesor,era alguien que se metía constantemente en problemas,siempre había un golpe nuevo en ella al no poder controlar sus impulsos cuando se le reta,la única razón por la que no se le había expulsado ya,era que a pesar de eso era una alumna extraordinaria en casi cualquier materia.
--¡Okumura-Sensei!
Su alegré voz resono por los oídos de los dos hermanos que se encontraban almorzando bajo la sombra de un arbol,sentados en el fresco pasto.
La reacción de los gemelos fue diferente para cada uno. Mientras Rin sintió emoción al verla correr a toda velocidad hacia ellos y se apuraba a sacar el obento que hacia para ella en espera de los halagos que siempre le soltaba. Yukio suspiró al ver un nuevo corte en su mejilla derecha,producto de una pelea que había tenido nada más iniciar la mañana,aunque el no lo sabía,lo suponía,al igual que creía que corría para proteger se de algún profesor que quieres reprimir la.
Yukio solía salvar la de esos regaños,diciendo que el se haría responsable de castigar la,aunque no hacia más que curar los golpes y luego darle un leve sermón,como solía hacer con su hermano.
--¡Buenas!.-saludo una vez se había sentado frente a ambos.-Hoy la clase la tiene después del almuerzo,¿cierto?.-los dos asintieron.
Un animado y ansioso Rin le tendió el obento que le había preparado nada más terminó de hablar,recibiendo un gran agradecimiento por parte de ella con alegría,la comida que preparaba el mayor alegraba a quien sea con su magnífico sabor.
Sin embargo no pudo abrir lo,cuando se dio cuenta el frío tacto de un algodón remojado en alcohol contra su mejilla la hizo soltar un quejido por el dolor y ardor.
--¡Traición!.-grito la fémina al sentir las manos de Rin sujetar la para evitar que saliera huyendo de allí para evitar el dolor de ser curada.
--¡Deja de retorcer te!.-ordenaron los dos al mismo tiempo ante la dificultad de tener la quieta.
