X

139 21 7
                                    

–¿Te hizo daño?

–No– respondí ácidamente.

Daniel estudió nuestro rededor desde su lugar con desconfianza.

–¿Cómo...?– balbuceó antes de hablar claro –Los sarcófagos se movieron.

–Akie estuvo a punto de levantar a todos los muertos– afirmé, sumiéndome en pensamientos.

–¿Te dijo algo?

Frunciendo el ceño, volví en mí.

–Que le pertenecías, para variar– mi tono fue un reclamo –¿Cuándo me advertirás para lo que tengo que prepararme?

–¿A qué te refieres?

–Me hubiera gustado saber que tiene el poder de invocar un ejército zombie– me levanté.

–Nunca había conocido a un vampiro oscuro, ¿Cómo quieres que sepa lo que puede o no hacer?

–Más te valdría averiguarlo, ¿No te parece?

–¿Crees que no lo intento?– me reprochó, apoyando sus manos en sus piernas arrodilladas.

–No estoy dispuesta a vivir con esto. Y si esa mujer se atreve a acercarse a Adrián...

Suspiró preocupado, como si no hasta ahora no hubiera considerado éste último detalle.

–Reforzaré su seguridad.

–¿Cómo lo protegerás de quién puede atacar sin siquiera estar de cuerpo presente?– cuestioné por lo bajo, mofándome un poco de su resolución –De quién puede controlar incluso a los jodidos muertos.

–Tal vez no del todo.

–Disculpa, ¿No viste al cadáver de pie?

Señalé a Vanessa, pero en seguida me acerqué al cuerpo y le tiré del cabello, zarandeándola.

–Está muerta– me exalté –¿Qué no ves?

Llena de odio, le metí mis dedos en su boca para abrírsela hasta quebrarle la mandíbula, sus huesos crujieron.

–¡Muerta!

Con un puño, golpeé la media cabeza contra el piso, machacándola.

–¡Y Akie la hizo caminar!, ¡La hizo reír! ¡La hizo hablar!, ¡Poseyó sus restos!

Pegando cada vez más, mis manos se atiborraron de un puré que mezclaba cerebro y barro.

–Su poder no puede ser ilimitado– intentó permanecer relajado ante mi desahogo –O realmente los hubiera levantado a todos... Aunque de esto, ciertamente nunca había oído... Los vampiros del mundo oscuro necesitan almas además de sangre, por esto conservan las de aquellos que acaban de morir...– concentró su vista en el cuerpo decapitado de Vanessa antes de tomarla por el tobillo y arrastrarla un poco hacia él –Tal vez entró en ella porque devoró su alma, lo que sugiere que de alguna manera Akie nos seguía, tuvo que estar allí cuando la mataste...

–Ah, eso me tranquiliza, saber que puede estar entre nosotros sin que lo sepamos, quizás hasta nos haya acompañado al hotel.

–...O puede absorberlas desde la distancia– siguió en lo suyo –Si rastrea la causa de muerte, así descubrió que con ésta se acercaría... Pero.... ¿De entre todos los hombres y mujeres que hayan muerto en ése momento?, ¿En el planeta o de éste lado del mundo? Si sigue en Grecia.

–No sé cuál de las dos teorías es peor.

–Ni yo– me miró, serio –Pero es magia negra. Genuina y peligrosa.

Segado de Rosas  | Libro 6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora