Tiana Miller.
El frío rodea mis pies y brazos desnudos, alejados de la cálida manta que cubre mi cuerpo. Alejo los mechones que tapan parte de mi cara, y en un rápido movimiento encojo mi cuerpo en la postura fetal, formando un rollito con la manta.
El sueño vuelve a atacarme con fuerza, pero antes de caer en los brazos de Morfeo, los recuerdos golpean mi mente ferozmente. Suspiro, risueña, como una adolescente enamorada, reviviendo el intenso encuentro que tuve con Hades horas atrás.
Luchando con las inmensas ganas que tengo de no moverme ni un dedo para seguir rodeada del calor que mi cuerpo y la manta han creado, saco uno de mis brazos. Lo deslizo por toda la longitud del colchón llegando hasta el borde opuesto, y de un salto, me incorporo.
El lateral donde supuestamente había dormido Hades, se encuentra vacío y, bastante frío, por lo que hacía rato que nadie lo ocupaba. Intrigada, por saber de su paradero, dejo la manta arrugada en el pie del colchón y corro a por mí pijama, tapando mi desnudez.
— ¿Hades? — Susurro con la voz adormilada.
En la trayectoria hacia la cocina miro la hora en el reloj, marcando apenas un poco más de las nueve y media de la mañana. Toda esperanza de encontrarlo, se esfuma en cuanto entro a la cocina, la única habitación que me faltaba por mirar. Hades se ha marchado, dejándome sola, pero con la diferencia que esta vez, también se había llevado un pedacito de mí.
Frustrada por creer que lo vería al despertar, me preparo mi usual café. Abro el frigorífico con el objetivo de tomar la leche, pero vuelvo a cerrarlo, cuando me percato en un sobre negro, totalmente idéntico al que me dejó Hades hace unas semanas, pero con la diferencia de que no lleva el sello en rojo con la inicial de su nombre.
Quito el imán con el que se encuentra agarrado en la puerta del frigorífico, barro con la mirada toda la cocina, aún ilusa de esperar poder ver sus ojos verdes puestos en mí. Centro de nuevo mi atención en el sobre y levanto la solapa, sacando un folio doblado. Dejo el sobre en la encimera y desdoblo el papel, encontrando la misma caligrafía que en la primera que él me envió.
«Gracias por la información que pudiste recopilar, ha sido un placer poder conocerte, pero esta vida no es para ti.
Hasta siempre, Hades.»
Volteo el folio, esperando poder ver algo escrito donde dijese que es broma, y que nos volveremos a ver cuando vuelva, pero solo el color blanco impoluto es lo que obtengo. Arrugo el papel enfadada, furiosa por las elecciones que todo el mundo toma por mí.
Releo un par de veces sus palabras hasta que acabo rompiendo el papel en mil trocitos y los dejo caer al suelo. Viendo como cae lentamente el papel, pero también toda esperanza de conseguir cambiarlo de opinión, de volver a verlo y de volver a sentir esa adrenalina hacia lo ilegal. Caen también, los pedazos rotos de mi corazón, nuevamente sufriendo por amor.
Trago con fuerza, aguantando todo el tiempo posible las lágrimas. Intento hacerme la fuerte, ignorando el gran vacío que se ha quedado dentro de mí, pero sin duda, mi vulnerabilidad acaba ganando. Lloro, al principio, pequeñas lágrimas, pero al final, rompo totalmente cada coraza que he tratado de crearme, desde lo que pasó con Tyler. Las gotas saladas recorren mis mejillas, la respiración se me descompasa y los ojos inevitablemente se me cierra.
Mi cuerpo cae lentamente, dejando mi espalda contra el frigorífico. Encojo mis piernas y las abrazo, formando un ovillo, mientras lloro. Lloro por él, por todo el daño que me causo Tyler, por el pacto que hizo Marcus, vendiéndome, y también, comienzo a llorar por revivir el pasado, por recordar aquella trágica noche, a partir de la cuál, empezó mi fobia a los coches.
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Hades © ✓
Novela JuvenilTiana Miller tenía una vida perfecta, un trabajo perfecto y un novio perfe... Bueno mejor solo lo dejamos en novio. Ella nunca pensó que acabaría siendo aliada de la persona más buscada y peligrosa de todo el mundo. Él es Hades Moore. Tenía a todo...