Gilbert Blythe sólo puede competir contra sí mismo

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Un día vi este comentario en Instagram y dije "necesito hacer una historia al respecto".
Imagínense a Timothée Chalamet como Roy. (Aclaración: No habrá mucha similitud con su forma de ser según el libro, puesto que recién voy leyendo el primero y bueno... F)

——

Anne dejó la carta con destino a Toronto, en la espera de que cada palabra llegara lo más pronto posible, y volvió al lado de su más reciente amigo ya fuera.

Royal Gardner, tan apuesto y encantador, no paraba de posar sus oscuros ojos en el rostro de (lamentablemente para él) su amiga en lo que ella iba a su encuentro realmente emocionada.

—¿A qué se debe tal alegría? —inquirió Roy con una hermosa sonrisa, extendiendo el brazo para que la pelirroja lo tomara. Así lo hizo, como ya les era costumbre sin ningún otro significado, y comenzaron a caminar sin un rumbo exacto.

—¿Sabes? Ni yo lo sé —rió al mirarlo, lo dijo con una voz tan soñadora que Roy comprendió la veracidad de sus palabras—. Creí que no ver a Gilbert este mes sería difícil, pero me ha escrito una carta tan maravillosa que sirve de consuelo cuando no estás conmigo.

Ciertamente, en el tiempo en que Anne no se encontraba sola su mente podía divagar en algo más que su lejano novio, pero por las noches, cuando todos dormían, el rostro del pelinegro dispersaba su sueño. Lo extrañaba demasiado y al final del día nada podía cambiar sus sentimientos.

—Oh... tu novio, ¿no? —comentó sin más, mirando al frente.

—Sí, así es —respondió con entusiasmo—. Es extraño escuchar esa palabra. "Novio". Ene-O-Ve Corta-I-O. Aún no lo creo. Hasta hace unos años pensaba que mi horrendo aspecto exterminaría a cualquier muchacho, ya sabes, el cabello rojo era lo peor. Pero Gilbert dice que le gusta... y creo que a mi también comienza a agradarme.

—Es realmente encantador —admitió Roy, obviando los detalles acerca de la opinión de su novio—. Te hace diferente, resaltas, y en el buen sentido. Además, tu mente y tu imaginación... —el pelinegro suspiró con una sonrisa— No lo sé, nunca había conocido a una mujer como tú.

Anne agradeció las palabras de su amigo, Roy era bastante bueno para hacerle cumplidos que no la incomodaran. Claro que nunca lo había visto con otros ojos. Incluso pensaba en presentárselo más a Diana o a Ruby.

—Eso es muy lindo de tu parte, Roy —le sonrió amigablemente, haciéndolo asentir.

—Entonces... las cosas con tu... Gilbert, ¿solucionaron sus problemas?

Días atrás Anne le había contado acerca de un desacuerdo que habían tenido por un orden de prioridades. Algo que no había sido la gran cosa puesto que el afecto posterior no había faltado.

—Sí, claro que sí. Él se sentía mal por no poder viajar este fin de semana —explicó la pelirroja—, ya sabes, tenía que quedarse a hacer sus cosas. ¿Y quien sería yo para prohibirle seguir su futuro? Suficiente con no haber aceptado La Sorbona... —lo ultimo sólo fue pensado en voz alta.

Roy se ahogó, haciendo asustar a Anne, que se había perdido en sus recuerdos un momento.

—¿¡La Sorbona!? —exclamó al recuperarse— ¿¡Rechazó ir a La Sorbona!?

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