7. TIC, TAC

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Capítulo dedicado a Yely_0810.♡


—Tengo que encontrar pistas que me lleven al paradero de Adeline, ella no se puede ir de un día al otro.

Hago un mohín caminando de un lado al otro tratando de controlarme y pensar, el agua no me sirvió para nada, solo logró tranquilizarme un poco, pero es la desaparición de alguien que ha sido vendida, la tenían como esclava sexual y en realidad es algo sumamente extraño.

—Calma Ariadna, me mareas. Créeme que sí puede, si se le presenta la oportunidad ¿Por qué no aprovechar?

—Por el simple hecho de que sé cosas que tú no. Anteriormente te dije que ella no escapaba por una razón, la cual, no sé.

—¿Dices? —frunzo el ceño y la miro enarcando una ceja—. ¿Qué?

—¿Qué sabes qué yo no sé? —rueda los ojos y suspira cansada.

Camina hasta la mesa de noche que está a un lado de mi cama y abre la primera gaveta, de ella, saca una navaja. Su cacha es negra brillante y el filo es plateado, en cada lado de la virola está pintado un cuervo. Nunca había visto algo tan hermoso. Ella sonríe por la expresión de mi cara y empieza a jugar con ella pasándola por sus dedos, manos y cuello, tarareando una canción la cual no logro descifrar o quizás, jamás la había escuchado.

Posa la navaja en sus labios mientras que yo la miro atónita, se queda pensando algo y luego sonríe con maldad.

—Pondré unas reglas —baja lentamente la navaja—. Primero que todo, no ser tan terca. Eso me irrita. Si yo te digo algo es porque así es. Dos, no confíes en nadie, ni en tu propia sombra porque verás Ariadna, en el más mínimo descuido te pueden joder. Tres, no caigas en encantos de cosas lindas, perfectas, porque puede ser trampa, maldad. Cuatro, si alguien llegase a verte cometiendo los actos en el momento de tu venganza, o sea, testigos, tendrás que matarlos también. No tener piedad, no hacer más preguntas sobre aquel mundo porque creo que ya sabes lo suficiente, ser leal con nosotros, de lo contrario... —pasa la navaja lentamente por su cuello de un extremo al otro—. Acabarán contigo. Por último, te ayudaré con la desaparición de Adeline, pero con la condición de que no dejes de último tu venganza, entre más días pasan ellos pueden hacerles daño a personas inocentes ¿Y tú no quieres eso, verdad Ariadna?

—No, no quiero que dañen la vida de inocentes.

—Bueno... esta navaja es tuya —me la entrega y yo la tomo en mis manos, como si de un trofeo se tratase.

—Además, no le tengo miedo a la muerte.

—¿No? ¿Por qué?

—Porque yo estoy muerta en vida, soy una rosa marchita en época de invierno. Cada lágrima que derramé fue un pétalo que cayó. Ahora solo me quedan las espinas para defenderme. Quizás algún día florezca, no lo sé, lo veo imposible.

—Mira bicho, no soy de demostrar cariño, pero lo que sí sé es que eres una guerrera por soportar tanto daño a tan corta edad. Usa tus espinas como armadura, vuelve tu rabia en potencia a defenderte, no te vuelvas a dejar pisotear de nadie y nunca más en tu vida bajes la cabeza, porque eso es lo que ellos quieren, ver el miedo que causan en ti y con eso alimentan su poder, por más que tengas pánico mira hacia delante y enfréntate a esas bestias.

—Eres sin duda la mejor Candy.

Ambas quedamos en silencio unos segundos, ella tiene toda la razón, es que cada palabra que ella dice la tiene.

MI MUÑECA DEL TERROR [Nueva edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora