13. ¿VIVA O MUERTA?

649 103 51
                                    

Capítulo dedicado a la_v3rg4_de_Ares. Ella fue quien me pasó las fotos de como cree que se vería Lilith si fuera una persona, y sí, también me la imaginé de esa forma.♡ pdt: al final dejo más.

Martín Jones.

Y solamente faltaron esas palabras para que me hiciera perder el control. Odio que esta chica me desobedezca, que haya tomado valentía de un momento a otro enfrentándome, y lo peor, que se meta en cosas que no le incumbe. Es tan... tan... ¡No sé! No encuentro la palabra perfecta para describirla, a veces solo quisiera deshacerme de ella. Al fin y al cabo, sé que a Mónica no le interesa en lo más mínimo, pero no lo hago por mis obvias razones; ella es un tesoro, un objeto valioso la cual me da mucha fortuna.

Me arrodillo a un lado de ella al observar que no se mueve y mantiene sus ojos cerrados, irritado por todo lo que está pasando, comienzo a llamarla por su nombre, pero no me da respuesta alguna, me escandalizo cuando observo que a un lado de su cabeza hay un pequeño charco de sangre. ¡Mierda! No es primera vez que dejo a una persona inconsciente luego de tantos golpes, sé hasta donde llegar, pero creo que esta vez me he pasado. Pareciera que ella estuviera muerta. No se mueve y creo que ni respira.

Doy un largo suspiro tratando de calmarme y saco mi móvil del bolsillo del pantalón, busco entre mis contactos el nombre de Sebastián, mi doctor personal —que es lo más cercano que tengo de amigo— y le marco, esperando impaciente a que conteste.

—¡Mi amigo! —exclama con felicidad— ¡Hasta que te dignas a llamarme! Siempre he pensado que solo me buscas cuando me necesitas, ¿acaso están ocurriendo mila... —lo interrumpo.

—Sí te necesito, creo que esta vez es urgente. ¡La chica no se puede morir! Se ve muy grave.

—¿Y ahora qué hiciste?, desde que te conozco te vengo diciendo que busques ayuda, de verdad andas muy mal. Y siéndote sincero, creo que cada vez estás peor —suspira—, no me gusta lo que haces, de verdad que no. ¿Sabes qué puedes ir preso si te denuncian? Aunque sé que tienes a casi toda la policía comprada, pero recapacita amigo, lo que le haces a las pobres mujeres está mal, muy mal. ¿Acaso no tomas un minuto de tu vida para pensar en lo qué ellas sienten? ¿Todo el daño que les causan?

—Y allá vas otra vez con tus charlas psicológicas que no sirven de nada. Te he dicho que por más que quiera no puedo, simplemente no puedo cambiar mis pensamientos hacia las mujeres ni mucho menos arreglar lo que vengo haciendo durante años.

—Pero Martín...

—¡Sebastián! ¡Ya! Detente. No he tenido un buen día y te pido que me pongas atención a lo que te estoy diciendo. Sea lo que estés haciendo, suspéndelo y vente rápido a la casa que la chica está muy grave.

—¡Mierda, ya voy! No la toques, déjala donde sea que esté, no te atrevas Martín —le cuelgo antes que comience a hablar de más.

Observo a la chica desde la cabeza hasta los pies detenidamente, ¿estará viva? Oh vamos Martín, no la toques, si Sebastián te advirtió que no lo hicieras es porque sabe que con mover el cuerpo puedes dañar todo, respira profundo y simplemente aléjate.

Por mi mente pasa la navaja que tenía en su mano hace segundos, me acerco hasta donde dejó caerla y la tomo, observo cada parte de ésta atentamente sin perderme algún detalle; su filo, su color, es tan magnífica que lo que me llama más la atención es la decoración que tiene: los cuervos.

Un fuerte dolor de cabeza se hace presente volviéndome un poco débil, recuerdos borrosos comienzan a invadirme haciendo que me dé mareos sumamente horribles, es como si al ver esa navaja mi mente hubiera hecho clic a algo que pasó hace un tiempo, pero no logro recordar qué es. La primera vez que la vi en manos de Ariadna no me sorprendió, es como si anteriormente la hubiera visto, pero me jode no saber dónde fue.

MI MUÑECA DEL TERROR [Nueva edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora