11. LA EXCURSIÓN

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Día de la excursión.

Son las 5 de la mañana. Tengo que estar antes de 6 en la escuela para poder ir a la excursión, si llego después de esa hora el transporte me deja y no quiero que eso pase. Mis ojos aún están cerrados, me cuesta mucho abrirlos y todo a causa de que anoche llegamos super tarde de esa supuesta fiesta toda anormal. Hasta hicieron un pacto todo muy raro el cual, me hizo estremecer un poco y tuve que alejarme.

Bostezo. Abro el grifo y... maldita agua fría. Como que cada vez que me voy a duchar la calefacción deja de funcionar o quién sabe ué. Termino de bañarme y salgo.

—El agua fría es buena, quita la flojera —habla Candy. Ya entiendo todo. Pongo mala cara y repito sus palabras en burlas.

Termino de cambiarme y tomo mi mochila donde tengo todo lo necesario para la excursión, me coloco un abrigo y salgo de la casa siguiendo la rutina diaria hacia el camino del colegio. Pasar algunas mansiones como la de Martín, el sendero del bosque con mucho cuidado, pero ahora sin miedo porque voy con Candy, otras casas más y, por último, el colegio.

—Buenos días —digo. Los alumnos que allí se encuentran me miran, algunos responden como hay otros que solo me ignoran.

Estamos todos en el parqueadero que hay afuera de la escuela, ya que no nos dejan entrar por la investigación del crimen.

—Pensé que no ibas a venir, tal vez te daba miedo después de todo lo que ha pasado —susurra Akira pasando por detrás de mí, volteo a verla y sonríe marchándose.

Quiero ir detrás de ella, preguntarle si tiene que ver algo con la nota que encontré en mi bolso, pero la profesora nos llama indicándonos que subamos al autobús. Me siento en el centro de los asientos y a mi lado, una chica del otro curso. La profesora llama a lista apuntando a los que asistieron, luego el autobús arranca.

El camino no es tan largo, pero sí lo necesario para tomar un autobús ya que es al otro lado del bosque. Pasamos muchos árboles de distintos tamaños, algunos frondosos como hay otros que no. Durante el camino pienso muchas cosas, una de esas es en lo mucho que ha cambiado mi vida, lo tanto que me duele lo que me hizo Martín, porque nada de eso se supera, solo aprendes a vivir con eso. Algunos con traumas y débiles, otros con odio y venganza, así como yo. Candy ha sido mi soporte, no me ha dejado caer y agradezco eso.

El autobús se estaciona bajo un gran y frondoso árbol, hacemos una fila y vamos bajando uno por uno.

—A ver chicos, aquí nos vamos a hospedar durante dos días, hoy y mañana. Espero que disfruten lo máximo en este espacio tan recreativo y especial —habla la directora— necesito que un grupo me ayude a armar las tiendas de acampar y el otro, va con la profesora a buscar ramas para la fogata.

Dejo el morral con los demás sacando a Candy y camino hasta la profesora dando a entender que me uniré a su grupo, quiero y necesito explorar un rato el bosque. Akira al observarme camina también hacia la profesora. Ruedo los ojos. Que antojosa.

Algunos amigos de Akira se le unen, especialmente el grupo de las mujeres y, los dos chicos que comienzan con A. Uno de ellos, Álex, me queda viendo fijamente durante unos segundos y luego, aparta la vista. Frunzo mi ceño, dudosa ante aquello.

Emprendemos camino. Un ambiente tranquilo se hace presente, siento un poco de tranquilidad al respirar aire libre en el bosque, el canto de las aves y el sonido de una cascada cerca.

—Miren chicos, por allá en esa cascada se encuentra un río, allí hay botes para pasear. Lo haremos si podemos durante la tarde, de lo contrario sería mañana temprano —me acerco un poco para observarla mejor. Su agua es clara, no está contaminada ya que claramente puedo ver al final las rocas y unos que otros peces nadar. La corriente es tranquila.

MI MUÑECA DEL TERROR [Nueva edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora