Capítulo 22

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¿Novio? ¿A caso ha escuchado bien?

Entonces se supone que delante de él tiene al responsable por el cual Cherise lo rechaza todo el tiempo, ese es el pedazo de porquería que Bemus dijo.

Debería ser una broma, por más que vistiera ahora de ropa fina a leguas puede oler la pobreza.

—Te expresa mal de mí, cariño —ironiza iracundo —. Es mejor que dejes su mano.

La advertencia se puede palpar sólo con la presencia de Konstantino, su mirada de tigre peligrosa, la mandíbula apretada, así como su figura compungida de fuerza.

—Ella no es una marioneta para darle órdenes —contraataca Georgios molesto por el tono que usa con Cherise, le habla como si ella es de su propiedad.

Konstantino avanza con los pasos de un felino, azul contra azul, el mar negro en dos pares de ojos, uno la superficie, otro es el fondo de este.

Konstantino emplea lo que él conoce bien, intimidar a los demás.

—¿Sabes quién soy, basura? —inquiere rechinando los dientes al ejercer presión en los huesos y músculos de la cara.

Georgios da un paso al frente sin temerle en lo absoluto, ya está acostumbrado a que lo menosprecien, solo que eso no implica que deba intimidarse por alguien igual que él, todos son seres humanos, ninguno por encima de otro antes Dios y antes la ley cuando ésta actúa limpia sin dejarse intimidar.

—Un hombre, lo que está por aclararse, ¿No? —contesta con la frente en alto.

El silencio se prolonga cerniéndose sobre todos, dos hombres con ideales diferentes, con mentalidades distintas, un amor puro, otro que lo acerca cada vez más a la locura, una mujer.

Konstantino es solo por unos pocos centímetros más alto que Georgios, aprovecha la ventaja para seguir observándolo como un insecto, mientras Georgios le mantiene la guerra de miradas.

—Si no la sueltas ahora mismo, terminare de hacerte papilla —amenaza dando otro paso al frente con intimidación.

Aquiles que se había mantenido al margen de la situación, deja los cuadros contra el capo del auto, de inmediato a zancadas gigantescas llega hasta donde se desarrolla aquel duelo.

—Muy aprovechado —interfiere Aquiles —. Ni se te ocurra ponerle una mano encima, de lo contrario el que va a terminar echo papilla eres tú.

Se ha puesto en medio de los dos, Konstantino no le da mucha importancia a Aquiles, ignora cuán letal puede llegar a ser el chico.

—Salió tu nana a defenderte porque no puedes —se burla —, eres cobarde, lo imaginé.

Lo tienta para sacarlo de sus casillas, si lo logra tendrá el placer de molerlo más de lo que esta, de paso quizás pueda golpearse la cabeza, terminar con muerte cerebral.

Él tiene su sucia mano sobre la de Cherise, ella no la aparta, le permite que la toque.

—Demetriou, yo no te tengo miedo —Georgios es detenido por Cherise, Callia no hace nada, solo mira su perfecta pedicura, Brontë aún se mantiene en su despacho, Bemus está aterrado por la reacción de Konstantino, si de algo es conocido es por su furia incontrolable, no desea ver a su hermana llorar porque lastimen a su novio.

—¡Ya basta! —exclama Cherise empujando a Konstantino —. Deja de meterte en mi vida, maldición, vete al infierno a molestar, ahí encontrarás diversión, pero ya déjame en paz.

En contra de lo deseado, Konstantino retiene a Cherise del antebrazo, ella forcejea, Georgios tira de su cuerpo hacia él, Aquiles interviene separando la mano de Konstantino del brazo de pelirroja.

Por siempre mi amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora