Capítulo 11

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La vida se ensancha a veces o más bien las personas, porque todos tenemos la oportunidad de elegir hacer las cosas. Esta vez nada está a su favor.

Ansiaba que nadie de su casa viera aún a Cherise. Todo se hizo lo contrario y sus nulos intentos porque fuera como deseó hacía solo unos minutos terminaron quedando en eso, simplemente nulos.

—¿Acaso me sigues, Celia?

La chica de cabello oscuro, ojos verdes, morena como su madre, le resta importancia a lo que dice, solo le presta su atención a la chica que está aferrada al brazo de su hermano.

—¿No nos vas a presentar? —inquiere con una bonita y perfecta sonrisa de dientes blancos que si Georgios no la conociera y supiera que su hermana menor suele ser, ¿Caprichosa e impertinente? Eso, creería que lo hace por tierna voluntad y no por más que curiosidad.

Colocando los ojos en blanco, entrelaza su mano con la de Cherise que solo hace devolverle el mismo escrutinio al que es sometida por Celia.

Georgios es alto y Celia también, solo ella es la Minions, que bonito, se siente un poco intimidada.

—Celia ella es Cherise mi futura novia y Cherise, ella es Celia, mi hermana —toma un breve respiro.

Celia con más efusividad de la que siempre carga, rodea los hombros de Cherise separándola un poco de su hermano.

—Mucho gusto —susurra la pelirroja un poco confundida y también sorprendida, puesto que cuando se dio cuenta de que los observaban, tomándolos por sorpresa la chica, observó como la morena de hermosos cabellos y ojos la vio extraña y quizás un poco molesta.

—Si eres la chica de mi hermano, deja de ser tímida por Dios —toca su bonito cabello —. Eres linda —sigue hablando —. Tu cabello brilla. Eres de dinero, lo que no entiendo, ¿Qué hace una chica como tú con mi hermano?

El ambiente se pone tenso, el aire se siente frío, Cherise borra la sonrisa cuando ve a Georgios agachar la cabeza.

Celia sabe lo que ha dicho, quizás su madre tenga razón, aunque no conozca a la chica y mucho menos sepa la procedencia de esta, ahora que se ha dado cuenta ella misma por sus ojos, solo hay que ver su auto o las Adidas originales que llevan sus pies, su buen y bondadoso hermano saldrá lastimado.

La gente de la alta sociedad allá, solo suelen juzgar si no tienes una pizca del dinero que los ricos tienen.

Georgios es demasiado bueno para el mundo de víboras en el que se mueve la chica por la cual se desvela y al mundo al cual ella aspira.

Ama mucho a sus hermanos y es realista, prefiere sufrir ella a que lo haga uno de ellos.

—Creo que eso no debe afectarnos —contraataca Cherise —, no si nos queremos.

Vuelve a la par de Georgios, apretando su mano tensa, dándole una caricia en el brazo para relajar su figura que luce más grande.

—¿Crees? —Ríe un poco irónica Celia —. ¿Tu familia sabe que sales con un chico pobre? Eres Cherise Michalakakis, ¿No? —prosigue Celia actuando de lo más normal.

Georgios se está conteniendo para no salir de ahí pronto, justo tiene Celia que avergonzarlo de esta manera, si ella la conoce, no quiere saber si más personas del barrio la ven, empezaran a llamarlo aprovechado y quizás más.

No es un secreto que se ha dedicado toda su vida a estudiar y nada más, su familia paga las cuentas. Odia eso, debió hacer las dos cosas a la vez, pasa cuando tienes una beca a tiempo completo, si quieres estudiar en la mejor universidad y tener dinero para tus materiales, debes cumplir las normas, mantener un alto índice académico, asistir sin faltas y todos los días.

Por siempre mi amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora