-Muchas gracias, Adabella-Me dice el oficial levantándose del sofá junto con su equipo.
Estaba realmente nerviosa, sobre todo teniendo en cuenta lo terrible que soy para fingir o mentir. Pensé que me volvería un revoltijo de cosas sin sentido. Pero todo salió más que bien.
Me bastó con decir que no recordaba nada, absolutamente nada y el oficial se limitó a darme algunas recomendaciones y me ofreció ponerme un guardia que me seguiría en caso de que quien me secuestró (aunque no había quedado claro si fue un secuestro o no) pudiera "atacar" de nuevo.
-Muchas gracias por venir, -Le sonrío-siento no serles útil.
Estrecha mi mano.
-No, perdóname a mí si en algún momento te sentiste presionada para hablar.
Niego con la cabeza y él sale por la puerta. Mi padre toca mi hombro.
-Papi, no creo que hubiera sido necesario.
-¿Que no es necesario dices?-Bufea-No podría dejar sin justicia a la personas responsable de una separación entre tú y yo.
Sonrío y lo abrazo.
-Te extrañé tanto, papi.
-Yo aún más-Suspira con tristeza. Me odio tanto por haberme metido en donde me metí y causarle tal angustia a mi papá con tanto bien que él le hace a mi vida.
-¡Vengan!-Ava se asoma por el comedor-Tia Paty hizo pasta.
Felicidad, mucha felicidad y paz dentro de una sola frase.
Nos sentamos en la mesa juntos, creando una atmósfera calurosa que pensé que jamás volvería a sentir. Sentía que en cualquier momento explotaría de felicidad.
Y eso que yo nunca valoraba este tipo de momentos antes, me iba a almorzar en mi cuarto para ver algún especial de películas americanas. No sabía lo valioso y especial que podía ser un momento en familia hasta que vi la posibilidad de no volver a tener uno.
Ava se sienta a mi lado y me abraza por los hombros. Había estado haciendo eso desde que llegué, como si tuviera miedo a que algún momento me iré de nuevo.
Todos comienzan a comer y a hablar de cosas triviales.
-La superstición de los griegos un día de estos me sacará de quicio-Suelta mi tía-. Hace poco una mujer casi me corre de su casa porque no fruncí los labios después de halagar su vestido. Y eso que lo hice por ser buena gente.
Me río.
-Tía, por eso uno no debe pasarse de los buenos días. La educación está sobrevalorada-Mi madre me da una mirada de reprimenda.
-La gente no valora un buen cumplido italiano-Dice mi madre.
-La gente no soporta a los italianos por gritones-Dice Ava y todos reímos.
-¡Que me quiten la ascendencia entonces!-Gritó mi tía, contradiciendose-Yo soy un remanso de paz.
Todos reímos de nuevo.
Ava se acerca a mi oído mientras todos siguen hablando y me murmura:
-¿Sabes a quién invitó tu mamá?
-¿A quién?-Tomo un poco de jugo.
-Asher.
Y escupí el jugo.
-¿Qué?-Le digo.
-¿Qué pasa, Bella?-Me pregunta mi madre riéndose del rostro de mi padre después que todo lo que escupí cayó en su plato.

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Inframundo
AcakAdabella, una chica ambiciosa, curiosa y parlanchina, siguió a un chico en una cruel y fría noche griega. Sin saber que la llevaría a su perdición, a un lugar que hasta ese momento ella creía que era un mito. Un viaje conmovedor de la transición del...