Durante los siguientes días, Sarah se sentía como si hiciera las cosas de forma mecánica. El trabajo había perdido su atractivo.
Su antigua compañera de piso, Mia, le había recomendado undecorador para ayudarla con la habitación de los bebés, y estabaprogresando muy rápido. Tanto, que pensaban terminarla mucho antesde que nacieran los gemelos, cosa que Sarah agradecía.
Diane y Susan habían organizado una velada en Casbah para celebrar la llegada de los bebés, y aunque tenía ganas de ver a todoel mundo, no estaba de humor para fiestas.
Cuando oyó el claxon de un coche, salió seguida de Vitaly, que laayudó a entrar en el vehículo. Saludando con la mano a Lisa y Chloe,dos de sus mejores amigas, rehusó ir con ellas, y las jóvenes ledevolvieron el saludo con alegría y se alejaron.
Al llegar a la discoteca, que estaba cerrada para su fiesta privada,Sarah se sorprendió de la cantidad de gente que había. Con la mejorde sus sonrisas, entró y saludó a todos.
Sonreía afablemente y hablaba sobre temas triviales, pero no creía quepudiera acordarse de ninguna conversación. Se alegró de que tantagente le tomara fotos, y esperaba poder verlas después.
Dio un respingo al sentir una mano en su brazo, y se volvió para ver el
rostro preocupado de su tía Hannah.
-No has escuchado una palabra de lo que he dicho, ¿verdad,querida?- preguntó. Con una tímida sonrisa, Sarah negó con la
cabeza, y su tía le apretó la mano. -¿Por qué no vienes al rancho unpar de semanas? Creo que un cambio te vendrá bien. Tenemos varias
vacas a punto de dar a luz, además de la yegua favorita de tu padre.
-He estado pensando en ello, tía, y creo que es justo lo que necesito.
-Estupendo, querida. Sé que Vitaly no quiere que conduzcas, pero nonos vamos hasta el domingo. ¿Por qué no vienes con nosotros? Vitalypuede ir más adelante, y así regresáis juntos a San José cuando estéislistos.
-Es una excelente idea. Le voy a enviar un mensaje de texto.
-Tonterias. Es mejor que se lo digas en persona, no por teléfono.
Además, tienes una sala llena de gente que quiere hablar contigo. Asíque, sonríe y vamos a abrir los regalos.
Tras abrazar a su tía, Sarah sonrió a los invitados y se dispuso a pasarla siguiente hora abriendo regalos y profiriendo exclamaciones desorpresa.
Cuando llegó a casa por la tarde, se encontraba más animada, y Vitaly
e Ivan la ayudaron a descargar los regalos de los coches. Notó unamirada entre Lisa e Ivan, y se preguntó si había algo entre ellos. Sobre Vitaly la acompañó al interior de la casa, y ella se apoyó en él, que lacogió en volandas y la llevó hasta dentro. Al entrar en el salón, le
sorprendió ver la chimenea encendida. Tras depositarla en el sofá,Vitaly le quitó los zapatos y colocó sus pies en su regazo. Había unabandeja con bebidas y dulces, y él le pasó una taza de chocolate caliente, que ella bebió agradecida.
Cuando su esposo comenzó a masajearle los pies, casi dejó caer lataza. Con manos temblorosas, intentó posarla en la mesa, pero Vitaly lacogió rápidamente y la colocó por ella. Reclinádose hacia atrás, cerrólos ojos y suspiró, disfrutando del masaje.
-Oh. Que. Bien. Sienta. Esto- consiguió decir, sintiendo cómo sedesvanecía la presión de sus piernas. Aunque le habían advertido de
la hinchazón de los tobillos, no creía que pudiera pasar mientrasestaba sentada. -Tienes dedos mágicos- gimió, y Vitaly soltó unacarcajada.
-Esa respuesta suele darse cuando tengo las manos en otras partes detu cuerpo.
Abriendo los ojos para dedicarle una mirada seductora, dijo: -Sigue asíy no tendrás que poner las manos en otras partes.
Él levantó una ceja y se acomodó mejor antes de responder: -Reto aceptado-. Cogiendo el mando a distancia, puso música, y la sensual
voz de Billie Holiday inundó la estancia.
Volviendo a colocar sus pies en su regazo, le frotó los empeines y ellasuspiró. Tomó el pie derecho y comenzó a hacer movimientos circulares en la planta con el pulgar, y a acariciar la parte superior con la palma
de la mano. Cogiendo cada dedo de su pie entre el pulgar y el índice,los masajeó uno por uno, presionando con el pulgar a lo largo de la
parte posterior.
Desplazándose hacia abajo, continuó con los movimientos circulareshasta la base de los dedos, antes de aplicar presión con los pulgaresen un movimiento lateral que la hizo gemir.
-Se te da muy bien esto- murmuró, sintiendo cómo se relajaba aún más.
-No puedo creer que esté casada contigo- añadió, y él rió.
-Si no te conociera, diría que estás disfrutando demasiado.
Ella abrió los ojos. -¿Demasiado? En lo que respecta a masajes depies, no existe la palabra demasiado.
-Vaya, otro reto- bromeó él, y restregó los nudillos por la planta del pie.
Poniéndose más cómodo, Vitaly sujetó el pie con ambas manos y apretólos pulgares sobre su parte superior. Ala vez que ejercía presión,
trazaba movimientos circulares con los pulgares, observando el rostrode Sarah con atención, para ver cómo respondía.
Desplazándose hacia abajo, sonrió al comprobar que su respiración
se aceleraba.
Al llegar al talón, lo aferró con la mano y rotó el tobillo de derecha aizquierda, y Sarah gimió.
Deslizando las manos hacia arriba una vez más, juntó los dedos y le pasó los pulgares por la planta, moviendo las manos hacia adelante yhacia atrás mientras ella colocaba los brazos por detrás de la cabeza.
Tras depositar el pie en su regazo con delicadeza, tomó el izquierdo y
comenzó a repetir todo el proceso, y Sarah cambió la posición de sus
caderas, restregando las piernas una contra la otra.
Vitaly se arrodilló en el sofá. Tomó un pie en cada mano y continuómasajeándolos, restregando sus pulgares por los laterales,
asegurándose de cubrir tanta piel como fuera posible, con cadacaricia.
Al llegar a los tobillos, hizo unos pequeños movimientos circulares,ejerciendo presión a medida que subía por las piernas. Cuando llegóa la espinilla, volvió a bajar, y siguió masajeando arriba y abajo.
Para cuando llegó a la parte posterior de sus rodillas, Sarah ya estabajadeando.
Pronunciando su nombre con un gemido, abrió los ojos y observó a sumarido mirándola. La intensidad de su mirada hizo que se excitara aúnmás, y se mordió el labio en respuesta, disfrutando de cómo seoscurecían sus ojos.
Sus manos se deslizaron por debajo de su falda, y continuó trazandomovimientos circulares por la parte interior de sus muslos, a la vez queseguía masajeando sus piernas hacia arriba y hacia abajo.
-Puedo oler tu excitación, Sarah- le dijo, sorprendido de la intensidadcon la que respondía a sus caricias.
No pares- contestó ella.
Cuando sus dedos alcanzaron sus caderas, le rozó ligeramente las
ingles con los pulgares, y Sarah abrió las piernas. Pensó en quitarle
las bragas, pero la sensación de roce de la tela contra su piel,
aumentaba su excitación, y su cuerpo comenzó a temblar.
Deslizando las manos por debajo de la tela, continuó masajeando sus
caderas y rozándole las ingles.
Con un grito, Sarah arqueó la espalda y todo su cuerpo se estremeció.
Él siguió acariciando su piel suavemente hasta que la tensión de sucuerpo cedió y se derrumbó contra los cojines.
-Guau- comentó, mientras ella le miraba con ojos saciados. -¿Tambiénte pasa cuando te haces una pedicura?- bromeó.
-Ni hablar- respondió Sarah. -Nunca he tenido un final feliz. Alo mejorno dejo suficiente propina...- Riendo, se incorporó y besó a su marido. -
Ha sido increíble. Muchas gracias. Repite cuando quieras. Acualquierhora. En serio. Cuanto antes mejor.
Él lanzó una carcajada. -Te he entendido, esposa. Te gustan losmasajes de pies. Ymás con orgasmos.
-Síííííííííííííííííí.
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La Familia Del Millonario
AcakY henos aqui en la última parte de esta maravillosa saga...