Capítulo 15.

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Su día era por completo raro y sentía una opresión en el pecho como aquellos presentimientos que llegan de repente sin saber exactamente la razón de ellos y era realmente incómodo.

La primera señal de que era un pésimo día, era el hecho de que no había visto a Harry después de haber compartido algunos besos con él horas antes era como un presagio de mala fortuna, peor que el dejar caer un espejo.

Su mente daba mil vueltas cuando llegó a las canchas donde sería el entrenamiento y después de recibir indicaciones del entrenador, empezó a hacer un ligero calentamiento junto con los demás integrantes del equipo de futbol. Comenzó a contarlos con la mirada, pero algo andaba mal, uno de ellos no estaba y al parecer, su mejor amigo rubio tampoco se explicaba su ausencia ya que miraba una y otra vez a su alrededor como si lo estuviera buscando.

Al empezar a correr por aquel campo que ya no tenía el mismo efecto en él que cuando había empezado a jugar futbol ya que se había acostumbrado a su tamaño, miró como el castaño que faltaba llegaba corriendo y después de recibir un regaño del entrenador se había puesto a calentar de una forma rápida para alcanzar a los demás que si habían llegado a tiempo aquella tarde.

Liam parecía realmente enojado mientras calentaba o más bien preocupado y no pudo evitar pensar que seguramente él tampoco sabía dónde se encontraba el rizado ya que era uno de sus mejores amigos.

-          ¡diez vueltas más! – gritó el entrenador a todo pulmón.

Louis logró ver cómo Liam se integraba a todo el equipo para hacer esas diez vueltas y después de aquello intentó concentrarse completamente en su cuerpo que empezaba a sentir cansancio.

Soportaba demasiado, incluso más que eso, pero la verdad era que ese día no estaba tan entregado a lo que hacía como siempre, así que cuando el silbato del entrenador sonó anunciando el final del entrenamiento, respiró aliviado.

Caminó hacia una de las bancas sintiendo el cuerpo flojo, el corazón latiendo con fuerza y la garganta sedienta. Tomó una de las botellas para solucionar aunque fuera uno de sus problemas y cerró los ojos para empezar a tranquilizarse.

-          No me equivoqué – escuchó una voz que le hizo abrir los ojos de golpe – siempre le dije a Harry que no eras el indicado, pero tú, aprovechando su falta de visión llegaste a engañarlo y al final, lo lograste, rompiste su corazón de la forma más cruel.

Las palabras que Liam, que se encontraba frente a él, resonaron en su cabeza repetidamente intentando procesarlas y entenderlas, pero realmente le resultaba inútil ya que no entendía a qué rayos se refería.

-          ¿Perdón? – preguntó confundido.

-          Te escuchó – soltó con coraje reprimido – tú y Eleanor se han de haber divertido mucho. Te golpearía aquí y ahora, pero no soy como tú que vas golpeando gente como un animal porque te crees mejor que todos.

Un click sonó en la mente de Louis en aquel momento. Conocía demasiado bien a Harry y sabía lo inoportuno que lograba ser en ocasiones. Seguramente había escuchado la peor parte de aquella conversación que había tenido con Eleanor horas atrás.

La luz de tu mirada |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora