Capítulo 13, Verdades de metal

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El shinigami se fue sin más tras haber terminado su trabajo, sin preocuparse ni lo más mínimo por Akimi y Snake que se quedaron unos instantes observando el cadáver, en silencio, quizás un día acabaría acostumbrándose a los muertos, habiendo matado ella misma a varias personas aún le era difícil... más con aquel tipo de ensañamiento. La policía no tardaría en aparecer así que debían irse en cuanto acabaran de investigar, aunque ya sabían quién era el asesino... Akimi aún tenía esos ojos grabados en la mente, no podía olvidarlos, ni queriendo, iban a salir del callejón, ambos en silencio, cuando entraron dos figuras conocidas.

-Parece que se nos han adelantado joven amo. -comentó divertida la figura más alta, revelando al instante que se trataba del conocido mayordomo, Sebastian, entonces, el otro debía de ser...

-Ciel. -dijo Akimi sin más mirando al chico.

-¿Oh? No espera encontrar a la desaparecida invitada aquí, y al fugado sirviente. -continuó Sebastian añadiendo lo último al ver a Snake que miró hacia otro lado, parecía estar avergonzado para asombro de Akimi, aunque bien podía ser una actuación.

Ciel simplemente se acercó molesto al cadáver, observando con estoicismo sus entrañas abiertas, realmente había visto mucho como para reaccionar así con su edad, Akimi no pudo evitar quedarse mirando lo que hacía, pensando si decirle lo que había visto en el cinematic record o no, probablemente Snake lo haría si ella no decía nada, miró hacia el domador de serpientes, Emily parecía estar intentando animarlo.

-El shinigami pelirrojo se pasó por aquí, lo último que vio el muerto... fueron unos ojos azules que ya he visto antes hoy. -explicó finalmente la chica.

-¿Quién? -preguntó levantándose y mirándola.

-Oliver Kirkland, o al menos fue como dijo que se llamaba. -respondió rápidamente, habían llegado tarde y les debía favores por lo que lo mejor era compartir lo que sabía, aunque no quisiera investigar junto a ellos.

-Entiendo, si necesitas un lugar de descanso, la casa de vacaciones de los Phantomhive no está lejos. -dijo haciéndole una seña a Sebastian para irse.

-Esta es la dirección. -explicó Sebastian dándole una papel con un mapa y una dirección escrita.

Tras guardarse el papel, Sebastian asintió pensativo, sonriendo finalmente y yendo tras su amo, al guardarlo sintió la lámina de metal en su bolsillo, podría no ser su mejor pista pero tendría que investigarla en algún momento... pero, ¿a quién iba a preguntarle? Se sacó la lámina de metal del bolsillo, captando la atención de Snake y su serpiente.

-¿Sabes de qué es esto? -preguntó al ver que miraba dicha pieza de metal.

-Un sello de una familia importante. -hizo su típica pausa tras imitar una voz femenina, aquello comenzaba a hacerse normal para Akimi, no estaba segura de si era bueno o malo. -dice Emily.

-A veces me gustaría escuchar lo que tú tienes que decir. -replicó para la sorpresa del chico y la suya propia, sonrojándose el primero levemente.

-Es posible que solo fueran los fabricantes. -siguió explicando imitando aún la voz de una mujer aunque un parecía un poco nervioso a diferencia de lo habitual. -dice Emily.

-Snake... una pregunta, y me gustaría que fueras sincero conmigo. -dijo mirándolo a los ojos.

El chico la miró interrogante, desviando la mirada de vez en cuando, la serpiente volvió a meterse bajo la bufanda para resguardarse del frío y dejando al domador sin su escudo social, solo ante la adversidad de la pregunta y la mirada de la chica.

-¿De verdad no has venido por orden de Ciel o Sebastian o cualquiera de los sirvientes de la casa? -preguntó sin apartar la mirada, si mentía lo sabría, y si lo hacía pensaba dejarlo atrás como fuera, no quería niñeras, nunca las había querido.

Ninjas y demonios en Londres (Kuroshitsuji fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora