11. El Lago Parte 1

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La siguiente semana transcurrió bastante deprisa. De lo único que se hablaba era del viaje a acampar como si llevaran todo el año esperando por ello y mira, que hasta yo acabé por emocionarme.

Finalmente llegó ese día.

La zona donde acamparíamos estaba a unas tres horas de distancia y para llegar la escuela había contratado varios autobuses de gran tamaño.

La idea para este fin de semana era la siguiente: nos llevarían a un área semi-boscosa segura dónde no corriéramos el riesgo de encontrarnos con ningún animal salvaje, al menos ninguno peligroso, y estaríamos ahí un total de tres días y dos noches. El primer día sería únicamente para preparar las tiendas de acampar y conocer un poco el lugar; en el segundo día sería cuando se realizarían las actividades aprobadas por el comité estudiantil y la junta de padres; y por último, el tercer día sería recogeríamos todas nuestras pertenencias para partir de regreso tan pronto diera el medio día.

Desconozco la cantidad de alumnos que irían en total, no todos podían permitirse el viaje. Ya sea porque sus padres no lo autorizaron o porque no les alcanzaba para pagar la cuota que pedía la escuela para esto. Como era de esperarse, el señor Cowell se ofreció a pagar por mí con la idea de que me divertiría y que podría pasarla bien junto con Amara y Ezequiel.

Además de los estudiantes, también iban algunos profesores y padres como chaperones para cuidar de nosotros y vigilar que ningún chico quisiera hacerse el listo junto con sus amigos. Ya saben, aquellos que llevan alcohol o se les ocurre la brillante idea de separarse a explorar por su cuenta.

Los autobuses partirán a las tres en punto de la tarde, quince minutos restantes a partir de ahora.

La mayoría de los alumnos ya habían cargado su respectivo equipo equipaje en los autobuses. Las tiendas y mantas para acampar las proporcionaría la escuela una vez llegáramos, por lo que cada uno sólo debía de cargar con algo de ropa, artículos de higiene personal y si acaso algunas golosinas para el tiempo en los autobuses.

Cargué mis cosas y subí al autobús.

Traté de localizar el mejor lugar para sentarme. No quería estar demasiado atrás, junto a los tipos que iban haciendo escándalo, pero tampoco quería sentarme demasiado adelante.

–¿Está ocupado? – escuché decir mientras me acomodaba.

–Creí que no vendrías

Se trataba de Charlie, quien me había dicho que no asistiría al viaje puesto que su madre no podía pagarlo.

–Logré conseguir el dinero. No te dije para que fuera una sorpresa

Me alegraba mucho tener a mi amigo para que me hiciera compañía estas tres horas, además de que así tendría un compañero para compartir la tienda de acampar. La regla era chicos con chicos y chicas con chicas.

Cómo si pudieran evitar así de fácil que las hormonas actuaran.

Nos acomodamos y sacamos algunas de las frituras que Charlie había traído.

–Hola Nick – escuché decir al chico de ojos verdes que acababa de subir al camión.

Me miró, sonrió y pasó de largo hasta la parte posterior del autobús. Yo solo lo saludé con la cabeza.

–¿Eres amigo de Paolo? – preguntó Charlie

–¿De quién?

–Paolo. El chico español – entonces ese era su nombre.

–De hecho es descendiente italiano, y sí, algo así

El autobús arrancó en cuanto todos habían subido.

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora